sábado, enero 31, 2015

Divagaciones de un amanecer de enero...

Y de repente llego la aurora con sus pisadas tiernas de lluvia. Yo regresaba de la madrugada con una capa que me envolvía de sueños. Y hacía frío. Y no había estrellas que me dijeran lo tarde que ya era. Pero desperté bajo la sonata de un piano que toda la noche andaba.  Y el olvido se edifico en el engendrar una nueva jornada.  Una jornada donde el invierno acecha en cada acera plomiza. Me eleve bajo el peso del despertar. Un café entre mis labios. Un aislamiento donde el ensueño me iba haciendo vertical para la búsqueda del horizonte. Un horizonte de bruma y sequedad de imágenes. Y pasan las horas. Y me gusta ese café que vierte la esencia de la danza como auge de la alegría cuando el tic-tac se emancipa de mi yo. Venga para arriba, ascendamos sobre los arco iris de la conciencia, seamos pinzones azules de vuelo bajo por las cascadas emocionantes de una nueva ruta. Y de repente llego la aurora ceniza. Yo estaba ensimismada en un balcón donde las palomas iban a posarse. Y hacía frío. Y otra vez el nutrir de mis pasos de habitación en habitación. Pero desperté con la luz de un enero cansada de retornar a las espadas de la humedad. 

viernes, enero 30, 2015

La huida...

Ya han sonado las campanas. La medianoche se mece en manos de la bruma. Unos pasos. Un grito en la enrarecida oscuridad. Rostros que se resquebrajan. Un cierto quemor que nos lleva al abismo. Sí, culpable. Yo, desde aquí, desde esta órbita donde las aves pacen te declaro culpable. La duda que viene. El viento que comienza sus andaduras. Un cuerpo. Un cuerpo semidesnudo en medio de la nada. Y otra vez unos pasos. El vago recuerdo. La caída. Una lucha.
Y girar y girar
Por los desordenes de una atmósfera
Que engarrota al viejo árbol de la libertad.
Desnuda bajo las inclemencias de raíces
Que te amarran al desánimo.
Herida por el roce mortal
De un cuerpo en su último suspiro.
Y girar y girar
En la añeja cárcel del tirano
Con sus dientes de alfileres
Como sombra que seduce.
La noche se aleja. Se entremezcla entre sangre y sudor. Cuerpo que desfallece. Cuerpo que cae un plano infinito de gemidos. Cuerpo que se estremece. Despertar. Sí, despertar de la pesadilla como ala rajada, rota, en el señuelo de la bestia. Rostro degradado. Rostro sumiso a un llanto. Rostro invisible al aroma de las flores. Rostro quebrado.  Y volvemos a empezar. Sí, sumisos a un nuevo camino donde el daño es huida.



miércoles, enero 28, 2015

En silencio...

En silencio,
Cometas danzan al aire.
Libres.
Con la esperanza de ser aves de papel
Bajo el oro de la bóveda celeste.
Tú quizás puedas alcanzarlas,
Ser parte de ellas
En la esperanza de tus alas
Que se mueven en tus sentidos.
Tú quizás puedas lograr
La metamorfosis de tu rostro de roca
Y emitir una sonrisa que azoque la paz.
En silencio,
Guardamos los precipicios
Y miramos con ojos de espejos
La lejana orilla donde las caracolas cantan
A la vida.
Libres.
Con el rumiar de cirios
Sobre la ola muerta,
Sobre el árbol calmo
En la ventura de la armonía
Que se engendra, que se agranda
A ras de nuestra sombra.



domingo, enero 25, 2015

Azul...

Azul,
Todo es azul
Cuando las palmeras
Se yerguen a lo largo
De los sendas de antaño.
Segrega el espacio
De una casa desolada
Que gravita en el silencio de los años.
Azul
Todo es azul
La tierra cálida
Por el prender de los naranjas y rojos
De una bola infinita en la bóveda.
La bajada a los sueños
Concurriendo en un ayer calmo, fértil
No. No pasa el tiempo
En la armonía de los dioses
En el equilibrio humanidad naturaleza
En este plano de la distancia.




sábado, enero 24, 2015

la duda....

Venga, vamos la aurora ha brotado entre las brumas del sudor frío. Las pesadillas te han arrebato el solaz de los sueños serenos. Ahora te elevas y anclas tu mirada al paisaje que frente a ti se avista. El frío es aun presente. De la mano coges tus pisadas que se aferran a una orilla que se las quiere llevar. Playa vacía. Una lluvia que viene. Gaviotas plateadas que alzan su vuelo y en calma cierran sus ojos.  Te alejas por la infinita arena hasta ser vertiente del agotamiento.  A veces pienso que te hallas encerrada en las esferas de la dejadez, de esa soledad que oxida a las almas que algún día quisieron una oportunidad. Te veo danzar en la blancura de la espuma como mujer traída por la melancolía. Dejas caer tu cuerpo sobre el océano y un adiós se perpetúa en tus labios.

Xx: Adiós, digo. A los soles que hoy me acompañan en esta ventura de mis huellas dejadas en la tersa playa. No sé. Estoy cansada. Un cansancio preñado de arco iris que sobrevuelan mi reconditez. La luz se apaga y mis párpados consumidos por la pesadez no siente ganas de abrirse a este mundo, a esta rutina.
Voz1:
Que dices mujer. Las arboledas primaverales vendrán y prenderán en ti el empuje infinito para que te eleves en medio de la niebla plomiza.
Voz2;
Que dices mujer. Los susurros del viento se aglomerarán y serán se grito que tu ansias y ahora no eres capaz.
Voz3:
Que dices mujer.  Flores y más flores para ese mantel de jarrón vacío soplarán cuando tus ojos dejen de llorar.
Xx:
 No. No tengo ganas de vivir. Siempre me merodea la desdicha. Una sombra negra me acosa. Tanto…Que ni ganas de respirar poseo. Me cuesta…Me cuesta ser vertical cada jornada donde los mensajes son pozos oscuros de la nada.
Voz1:
 No mujer. La nada no. Eso es lo que tu crees. Luchar y luchar hasta embarcarte por el paraíso de los astros que te darán la fortuna de tu ser.
Voz2:
No mujer. Inspira y espira. Qué bello es. Ver ese sol que nutre nuestra energía hasta ser drago de la vida.
Voz3:
No mujer. Vertical como un velero que tras la tempestad vuelve a surgir de la nada.
Xx:
Oh. Dudo. Dudo. Si continuar o ser hermana de esos náufragos. El cosquilleo del oleaje me induce a ser parte de ella.  De alguna manera tendré que olvidar y olvidar. Hacerme amante del aire que viene a mí y volar bajo las aguas de un arroyo que me de aliento. Si luchar con cada acera rota, respirar e inspirar con cada crepúsculo con el silbido de la naturaleza, ser vertical con cada muerte que viene a visitar.


martes, enero 20, 2015

Te desvaneces...

Te desvaneces.
El dilema de las miradas
A ras del suelo mojado.
Vienes.
Te vas.
Y el tiempo trepa
Por las arboledas de la nostalgia.
En vertical somos paloma muerta.
En horizontal el hábito de un cigarro
Que muerde el humo.
Vienes.
Te vas.
Farolas que nos conduce
A la danza de las mariposas nocturnas.
Aceras que derraman huellas anónimas
Y otra vez, te desvaneces…



lunes, enero 19, 2015

Divagaciones de un enero...

Es temprano, sí ya lo sé. Aun esa gran bola de amarillos y naranjas no se distingue en el cielo solo las últimas estrellas de la madrugada. Me apetecía madrugar. Contemplar ese firmamento oscuro con sus colgantes brillantes y saborear del fresquillo que entra por la ventana. Anda, anda no me digas que duerma. No quiero. Deseo ser estática sombra que se mece con las hogueras de la noche. Tan silenciosas. Tan quietas. Tú sigue ahí. Envuelto en esos sueños que te harán germinar la fortaleza para la jornada que viene. Me gusta verte así. Dormido, gravitando en la quietud de la madrugada. Yo me voy a tomar un café ¿Te apetece? Ya sé que no. Que ahí envuelto en tu edredón corres por un sueño bello. Qué bien sabe un café a estas horas. Todo oscuro aún. Meditando que será de mí mañana. Sueño despierta. Elaboro un recital de alas de mariposas que vienen y que van a mi memoria. Ser positivo es lo mejor. Sentir esa energía que te hace crecer hasta las vertientes del nuevo día. El sigue en la cama. Mejor. Me gusta este aislamiento que me da estas horas donde la luna ya no está, donde el sol todavía falta por venir. Ahora que es invierno más. Abrigarme de las sacudidas metálicas del frío. Una melodía suena en la radio. Suave, tierna. Me siento a gusto. Y este sentir se expande por las llanuras que llaman al verdor de sus cuerpos. Después, lo cotidiano. Me ata. Me hace estremecer en este mundo bestial. Prisas, prisas. Yo pausada. Si al final vamos a acabar en mismo lugar.  Un lugar donde las raíces de cipreses tocan nuestras manos, nuestros pies para regar de conciencia esta orbe.  Pues no. No tengo prisa. Así en la calma de la madrugada con algún que otro pajarillo dando la tonada me quedo. 

sábado, enero 17, 2015

Ahí...

Ahí, en esa rama donde se posan las mareas remotas de los sueños. Ese es el sentido que alas plateadas bañadas en aguas de rosa se dirigen.  Navegar por los vientos que refrescan mi rostro en el cuenco de sus manos. Albergar el reverder de un amor que faros despistados se llevaron no hace tiempo. Ahí, en esa esquina donde doblan las almas blancas, azules cuando se aventuran a ser verticales. Allí me dirijo. Sigo tras ellos con el vals de las hojas invernales haciendo un hueco a nuestros deseos. Ahí…Sí, ahí donde estas tu van mis pasos. 

jueves, enero 15, 2015

la decisión...

Brotó entre arbustos cuando un cielo se cubría de nubes pesadas, de nubes brutas, de nubes de agua que pronto estallarían  en un chubasco. Ella se la puso en su pecho. Cansada, extasiada la miró con ternura. Hija de mi vientre. Hija de la naturaleza. Su cuerpecito no era que más una masa ensangrentada que quería mamar del pecho de su madre. Solas, en medio de un boscaje de mirada fría, de tacto húmedo. Ella lo decidió así. Parir en aquel lugar que le daba vida, estaba agradecida a él. Sí, el reino natural como manantial de su dolor por unos instantes. Sola, que más necesitaba. “ Hija mía, aquí estás en la sombra de este monte que me ha visto crecer. Es lo de más valor que poseo. Venir aquí y respirar. Sentir…Sentir su frescura intacta en los años que corren. Aquí no hay prisas. Solo la musicalidad de los arroyuelos que me calman, que me besan. Solo la caricia de la brisa que me llena, que me aman”, dijo a su hija.  Un cuervo se aproximó observando con extrañeza aquella estampa. De su bruta voz salió una especie de sonrisa. “Vienes aquí. Das a conocer esta tierra sembrada de bellezas a tu hija. Qué bueno. Si todos fueran como tú. Amar el aire que respiras. Amar las raíces que se engendran bajo tu cuerpo. Amar esas hojas secas que caen sobre tu piel. Y vivir”. El cuervo se marcha tras sus palabras, se aleja silencioso no quiere despertar la criatura. Y llueve y llueve por unos instantes. Después en un hueco entre las cimas de los árboles el majestuoso sol. “ Aquí estoy. Os daré calor. Esa calidez tras la lluvia. Agradecido estoy que me mires. Sí, me miras como si yo fuera la luz que os da vida. Solo soy una pequeña fogata para ustedes. “, dijo el sol. Y el sol sonreía y ella lo miraba. Se levanto. “Ya es hora de irnos bajo un techo. Nos echaran en falta. Bueno a mi…De ti no saben nada.”, dijo la madre. Un coro de lobos se aproximó y las mirabas en ese andar pausado. Ella con sus piernas ensangrentadas. Ella con su vestido sucio y meciendo a la niña. “ Todo es perfecto en estas tierras.  Ya os vais. Adiós queridas, no os olvidéis de nosotros”, aulló uno de ellos.  Cuando llegaron al pueblo las antorchas ya estaban izadas. Bajo su techo la madre lloraba y lloraba de rodillas frente a una foto con muchos santos. Al verla aparecer su rostro se  espantó. Con las horas asimilaron la decisión de ella. Aquella noche, la luna lucia su traje blanco más puro. 

miércoles, enero 14, 2015

Nubes vacías...

Nubes vacías
El gris florece tras la lluvia.
Unos pasos.
Una esquina.
Mariposas marchitas
Que terminan su vuelo.
La tarde
Galopa sobre la tierra húmeda,
Se estremece ante unos labios
Rozados por la caricia
Infértil del silencio.
Caracolas,
Ecos de un faro
A la deriva de los sueños, de los deseos.
Alzamos nuestras manos
Y el cuerpo ausente
Se mueve grávido

Bajo la espuma de un volcán. 

lunes, enero 12, 2015

Las cruces...

Llegó a la cima más alta. Nubarrones iban desfilando junto a un frío afilado. Estática elevo los brazos hacia el camino que conducía al pueblo. No más que veían cruces y más cruces. Cruces ardiendo ante cada ser ido. La muerte era presencia. Una lluvia fina comenzó a caer pero ella seguía allí implorando no se a que Dios que parase. No más gente bajo tierra. Una caravana paso junto a ella. Iban todos de negros, con la cabeza gacha y su andar de frente cargando otro ataúd, un ataúd blanco, pequeño. Ella los observaba. No más gritaba. Nadie miraba. Todos sumisos al minúsculo cuerpo que iba dentro para ser comido por gusanos. La lluvia cesó. Las nubes por un viento fugaz se esparcieron y en el cielo se podía ver algunas estrellas. Ya era la noche. Otra hoguera. Otra cruz más cerca a ella. Se estremeció. Decían las leyendas que ha medida una cruz se aproximaba a ti te llegaría la hora. Como detenerlo. Seguía suplicando. Preguntando el por qué de tanta muerte, tanta pena en su pueblo. No había respuestas. Ya quedaban pocos. Austeros, desconfiados, ancianos se cerraban de puertas adentro y no olían la atmósfera hasta otra desgracia. La luna nos lo visitaba ¿ Por qué motivo? Huir o no huir, pensaba. Perderse de esa aldea donde el llanto y el dolor es memoria incesante.  Se cansó de lamentar, de suplicar…Se cobijo en una gruta no muy lejos del pueblo, no quería regresar.  Allí descubrió que sus paredes manaban un color rojizo. Perpleja se dio cuenta que era la sangre de los fallecidos. La tierra estaba succionando la vida a los de allí. Salió corriendo y los pocos que quedaban a sus gritos en la noche escucharon. Fueron con ella hasta esa gruta e hicieron el descubrimiento. Enseguida comenzaron a derrumbarla. Cada pedazo que caía de ella sonaba a huesos rotos y la luna…Oh la luna, fue naciendo de nuevo….

sábado, enero 10, 2015

Así...

Así
Nace el burbujeante saludo
A una nueva jornada
Que ampara mis ojos despiertos
A través de los túneles iluminados
De cierto paralelismo con tu mirada.
Así
Nos congregamos en las mesas
De manteles blancos y lavandas
Para respirar del frescor de una mañana
Empeñada en ser horizonte de mareas
Que nos anuncia el amar.
Así
He despertado de la noche lejana
Coincidente con la llamada de los pájaros
Que vienen con su jaleo de la brisa tierra adentro.



viernes, enero 09, 2015

Pasos...

Pasos. Huellas que se dejan atrás. Una borrasca en horizontal que posa sobre el crujir de las ramas sin hojas. Una mirada. Un rostro que se pierde en la niebla. Un ave que gime. Pétalos que revolotean bajo sus pies. Marchitos. Carcomidos por la descendencia yerma de sus manos. De espalda. Dos cuerpos. Desnudos, desnutridos de todo ensueño.
XX:
Hola. Que tal. Otra vez aquí.
YY:
Sí.
XX:
Nuestras espaldas se solapan en la venía del temporal. Sin embargo la niebla no me deja ver tus ojos, tus vivencias ¿Qué han sido de ellas?
YY:
Nuestras espaldas se rozan y un sudor de lágrimas las recorre. Mis vivencias. Que cortas han sido…No sé. No recuerdo.
XX:
No recordar. Yo tampoco ahora que estoy adosa a tu espalda. Solo el resonar de nubarrones monótonos siento en mis venas.
Los dos cuerpos en vertical. El fango entierra sus pies. No caminan. Un halo oscuro les cubre sus cabezas. Sienten temor a esta oscuridad de sus mañanas. No se separan. Quizás ambos cuando la borrasca halla pasado puedan ser vertientes de un arco iris. Juntos. En la mezcla de sus dos almas, de sus corazones. Mientras el temporal. Un temporal que edifica la unión de los dos como fortaleza que no se ha de pasar.


miércoles, enero 07, 2015

Cuando...

Cuando el nocturno se libra de los astros observados viene el crepúsculo anunciando nuevas vivencias. Vivencias que se disipan a medida que somos arrastrados por el oleaje hacia un plano infinito de nuestros deseos. Se escucha el voraz zumbido del viento, un viento que viene y que va y nos hace columpiar en la sombra de una lluvia de soles que nos dará el necesario empujo para continuar. Estoy aquí. Estamos aquí…En un estado que se asemeja a la dualidad de nuestra esencia. Una esencia pacífica, conocedora de cada rincón del universo. Queremos alcanzar una nube, tocarla, vivir en su atmósfera viajera a través de estas ínsulas.  Nos quedamos estáticos cuando en un acantilado eclipsamos nuestros ojos de vertientes añorantes. Y giramos y giramos entorno al filo  de su abismo. Un abismo que se presenta bajo un telón de flores que nos harán despertar.  

lunes, enero 05, 2015

Ábrete...

Ábrete con las ventanas que insuflan el aroma del invierno ciego. El viento y la calima viene con sus latidos fugaces hasta translucir nuestro cuerpo. Cuerpo que cae. Cuerpo que transparente refleja la oscuridad de sus ojos. Alas rajadas al son de un ocaso que anuncia la dejadez, el estar cansado. Te abres y te dejas llevar por cierta melodía. Siempre la misma que hace que tu vientre se estremezca, que hace que tus manos impulsivas acaricien los cirios del universo. Y la plenitud llega. Llega de callada manera.  Que más…Que decir solo las palabras del silencio son cima  que soplan en tu paso al norte, al norte…

sábado, enero 03, 2015

Secuencias....

Secuencias que se incrustan en el lado opuesto a tu pasión. Llamas que impiden el arte del despertar sobre los ecos calmos de unas nubes azules. Huyes en el recóndito desván de los deshechos, no te atraen. Fulminas con tu largo sueño todo aquello que se reserva a lo malvado y con tus ojos cansados, apagados mitigas algún aliento de esperanza. Has madrugado aunque querías seguir durmiendo. Siempre lo mismo. La llamada de los pájaros que posan en las arboledas te ha elevado hasta llevarte al sol. Lo miras. Como animal que contagia las ganas de vivir, de extirpar todo aquello que te cansa. Ahora, subes a un rincón donde la alegre tonada te hace revivir aquellas huellas pacíficas. Tu equilibrio se suma a una huída. Huyes bajo las aguas de lo maravilloso, de lo estupendo que es abrir y cerrar puertas aquello que deseas y no. Caravanas de emociones que se expanden y contrae a medida del discurrir de la vida. Aquí estás lamiendo el viento, este viento que azota sin cesar. Te entregas a él y con el brío de tu alma eriges tus pasos. 

jueves, enero 01, 2015

Un mundo que gira y gira...

Un mundo que gira y gira
Las hogueras prendidas por unas manos,
Nuestras manos.
Su belleza derramada
En cristales rotos,
Su perfección desnutrida
Por huracanadas mordeduras
En su existencia.
Su valor desgastado
En las mentes perversas
Que talan y talan
Que queman y queman
Que pudren y pudren
Cada bosque, cada desierto, cada océano.
Sí, a el
Cuya vida nos da,
Cuya atmósfera intoxicada
Debemos respirar.
Amémoslo con el brío de los nacientes
Que dan aliento a este aire y luz.
No dejemos que se vaya
Con batallas absurdas,
Con la sed que amputa las vidas,
Con el hambre que cierra puertas
A cada ser vivo que lo habita.
Un mundo que gira y gira
En su canto lastimero a la naturaleza  
Que nos da sombra
Ante el disparo inconsciente
De nuestros impulso.
De alguna manera
Todo tendrá acabar
Cuando la muerte
Sea nuestro mañana.