lunes, mayo 30, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD. (NARRATIVA)14

 

14

Y el aislamiento comienza, serpentea por mi cintura hasta llegar a mis sienes. Me aíslo cuando la noche retoza con el brío de una luna voluminosa, que se expande a lo largo de las horas. Y como digo soy frío. Aunque en ciertas veces no me conozca y el impulso de sus labios alumbren mi cuello inagotablemente como cascada que no cesa. Y es que a veces nos enamoramos y también a veces lo dejamos aunque el amor no sea vencido solo, por causas ajenas en nuestro transito en la verdadera caricia. Cierro la ventana, corro cortinas y me siento en el sillón, un halito de la rosa negra que agrieta mi pared me viene ahora que no deja que la fugaz fragancia del nocturno no dejo que entre. Ahora, la hallo, con sus ojos observando cada movimiento en la conversación de los cuerpos, de la tibieza del aliento, de los besos. Un túnel del tiempo me atrae y como succionada me inyecta en su entereza. Todo es luminosidad, un brinco de aves nocturnas revoloteando en mi silencio. La danza del querer se agita y escala hasta mi vientre, un impulso arrebatado hace que mi pulso se acelere y la observo. Observo su andar con mis labios cosidos. Intento hablar y no puedo. Intento abrazarla y no puedo. Intento dialogar con sus manos y no puedo. Desoigo cada pedazo de cielo cuando nosotras nos miramos por primera vez. Y me convenzo de que ese amor no ha acabado, ni tan quisiera ha empezado. Enciendo una lamparilla que posa en la pequeña mesa al lado del sillón y me entrego a unos poemas, unos acabados, otros no. Intento escribir algo y no puedo, el agotamiento de quererla me censura cualquier detalle sobre una hoja en blanco. Me levanto. Voy a la cocina y enciendo la luz del pasillo. La rosa negra que agrieta la pared parece mustia, una melancolía insólita que no logro comprender. En esta ruta de nuestro tiempo nos complicamos y buscamos la complicidad en un cavilar insensato. Me quiere. No me quiere. Me quiere. No me quiere. Termino bebiendo un vaso de agua del grifo de la cocina. Quieta, apoyada en el fregadero mojo mi cara. La luna entra por la ventana con su halo blanco bañando toda la cocina. Y me siento agraciada. Por unos momentos que serán inmortales para mí, la pienso, la acojo, la beso. Una historia que no tiene cabida en lo cotidiano en el sollozar de mis manos. Y mis manos lloran. Y mis manos tiemblan. Y mis manos envejecen. Y mis manos se cansan. Y mis manos se envuelve en brumas inhospitables. Y mis manos quieren cantar y no pueden. Y cierro los ojos. Y cierro la emoción. Y cierro mis sentidos. Y cierro la cortina de la cocina. Y la luna también calla. Y la luna también me abandona. Y la luna también me aísla. Y la luna también huye. Y todo se vuelve gélido. Y la fetidez de la ausencia viene. Viene por ese túnel imantándome...CONTINUARÁ

 

sábado, mayo 28, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 13

 

13

Oscurece. Ha oscurecido en este final de mes de mayo donde las constelaciones cabalgan en la inmensidad de esta galaxia. Somos parte del hoy, del ayer y de un mañana que rumia herida. Parece que la calma entra en esta isla donde un faro perpetuo brota la lucidez de la bahía. Una luna espléndida se apodera de mis ojos, de mis sentidos, de cada arteria que recorre mi cuerpo. Y todavía pensamos que somos únicos, un raciocinio que nos desdobla, que nos hace impertinentes en la desembocadura de este mundo desquiciado. Y ahora que contemplo la luna viajo por otros mundos, otros lugares donde la existencia es manantial de progreso. Figuro, imagino esas vidas maravillosas en paralelo con nuestra decadencia, nuestro dolor. El espacio es lento, es materia que se desintegra, que se integra, que se expande, que se contrae en su belleza. Porque su sonido es bello, silencio. Oscurece, somos polvos de estrellas y a ello estamos destinados. Una pizca de masa oscura en medio de la nada. La rosa negra calla, su olor se apacigua mientras duerme en la noche. No siento su dolor, su pena, esa queja del ayer. Yo miro la luna, vigilo su semblante estático, yermo, fabuloso, perfecto desde aquí, desde el planeta tierra. Y si fuéramos hijos de otros lares, de otras tierras, múltiples mundos saboreando desde un punto de vista distinto este universo. Y si nuestros dioses fueran ausentes existencias que nos han dejado en nuestro desorden, en nuestra condena. Las religiones se confunden y se entregan a un mismo ideal. Cada uno la interpreta como si fuera la única sin embargo, son constancia de que son similares, que son iguales pero en distintas dimensiones. Oscurece ¡Ah, la luna¡ Redonda , hermética nos mira y una atracción encantadora me rastrea, me tira y emerjo donde las pisadas se hacen mudas. Miro mis manos y un fluido plateado se refleja en ellas y un flujo me inventa como otra manera de ver las cosas.  Mis manos, me las acaricio una con otra y vago donde lo frío de una primavera toma fijeza. Estoy fría. Soy fría. La rosa negra de la pared calla...CONTINUARÁ

 

jueves, mayo 26, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 12

 

12

Hambre. Tengo hambre. Ahora, que entre en mi casa con esa rosa negra desmembrando la pared. Tomo fijeza en ella y crece por horas, por minutos. Lenta, pero crece. Hambre. Tengo hambre , estoy en la cocina. Miro la nevera, un bote de leche y nada más. Me cubro de una cierta tristeza. Me compadezco de mi misma. Desde que perdí mi empleo, he tenido que ahorrar y ahorrar hasta en lo más impensable. Un bote de leche y cereales comeré acompañado de un huevo frito. Es lo único que no puede faltar. Hambre. Hay hambre bajo este techo donde se columpia los ecos de un ayer, de un ayer ajeno a mi pero que me condena a recuperarlos, a recordarlos a través de esa rosa negra que agrieta la pared. Hambre, tomo el bote de lecho como si fuera una fuerza edificante, nutritiva y bebo de él. Tus miserias que no la sepan de nadie, me llega la voz de un pasado. Guárdalas bien guardadas debajo de tu almohada, donde nadie las descubra. Estate entera, con la mirada al frente, siempre para delante…siempre. Hambre. Mi estomago se hace añicos, se condena a la sobriedad de la dieta, a las ganas de comer cualquier otra cosa. Pero no. Hambre... con la mirada al frente, siempre para adelante. Me consuelo en que siempre habrá alguien peor que yo en esta isla. Si , en esta isla y saludo la vida. Vivo en una isla, una isla que también posee sus mortificaciones, sus miserias escondidas no se dónde. El orgullo se apodera de ella y no es clara y no es concisa, se hace siniestra con ella misma. Una neblina venda sus ojos, un tul negro donde no se ve más allá de su sombra. El olor de la rosa negra de la pared se hace eco, se hace imperante, se incrusta en mi olfato y visiono el allá, el más allá de su sentido. De pronto cierro los ojos y nebulosas, estrellas, galaxias y en fin el universo se hace hueco en mi oscuridad. Quiere decirme algo, son ellos, los que se han ido cuando esto no más que era escombro de una vieja construcción de principios de siglo veinte. El horror penetra en vientre, en mis latidos y mis parpados quieren abrirse, pero su eclipse es total. Se engendra una especie de viaje, donde el espacio es el medio por el que se transporta después de sus existencias aquí, en el aeropuerto de lo que decimos vida. No, no son muertos, son almas cohibidas, abatidas por la desazón, por el condena del olvido. Olvidamos, retozamos en nuestro yo, en nuestro ahora, en nuestro ya. Sin embargo, ahí ese ayer, qué negritud se cierne sobre esos seres no despedidos, anónimos de su errar y errar en este mundo. Apuro el almuerzo con mis ojos cerrados. Cierro la nevera y una ventolera interfiere en mis cavilaciones. Es un mediodía que danza con la tarde, todo lento se presta al despertar de la siesta. Una siesta con la que charlamos, con la que desconectamos de las horas anteriores. Un estallido de otras ganas de andar cuando el sol comienza su declinación...CONTINUARÁ

martes, mayo 24, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 11

 

11

El tráfico se acumula en la carretera, es hora de descansar, de almorzar. Yo aun no tengo apetito con esta brisa que viene y va con sus ráfagas inquebrantables. Mis brazos se posan en la barandilla de la avenida y observo el retozar de las olas que vienen y van con su espuma blanca. La marea está alta, hay mar de fondo. Un mar que se lleva todo lo que en la orilla hay. Todavía existen el canto natural del océano. Es lo más próximo que tengo en esta urbe, detrás de mí, gente circulando con la mirada perdida en sus razones, en sus pensamientos. Me siento donde el mar es el todo para tomarme un café a mi modo de contemplación. Cuerpos mojados a la servidumbre de un sol primaveral. Vienen , van…van, vienen. Yo aquí, ahora, con el silencio de mis manos, de mis piernas. Sorbo el café y me vinculo a sus últimos días. No sé porqué un ayer acude a mi a estas horas, cuando ya no estoy en ese campo donde los muertos son reflejo del mañana. El olor a cipreses y rosas me viene en su mezcla heterogénea con este mar de algas y caracolas. Distingo cada uno de los olores y me balanceo en el ultimo aliento. Un sudor enhebra mi espalda, un sudor de un todavía rumorea la rosa negra que agrieta mi pared. Fijo mis sensaciones a esta libertad que ahora poseo. Fijo mis sensaciones a la actitud irracional de un planeta que se fragmenta, que se rompe en cachitos de penurias, de guerras inagotable en el concurrir de los siglos. Siempre hay algo aguijoneando la paz Y me pregunto el por qué…el porqué de estas incoherencias, de estos despistes de la humanidad. Termino este café y me introduzco en lo insensato, en el delirio de grandeza que puede llevarnos al caos. Nos acoplamos a lo maligno como si ello fuera nuestro futuro, pero, erramos. Somos seres inseguros en un vaso de agua, en un océano extenso que nos ahoga, que nos deprime. Y ahora que encuentro la sencillez, mis ojos paralizados en esta grandiosa belleza susurrando su movimiento, continuo, cronometrado en el curso de las horas, de los instantes que hemos de vivir. No más, esta tierra donde estática soy dejada por la brisa marina en absoluta reflexión ante lo bello. Todavía, estamos a tiempo que nuestros caminos se crucen, se acaricien y seamos hijos de la paz. Pago y me levanto. Sigo el paseo adoquinado de la playa, me divido entre cada secuencia que dejo atrás y en la imagen de sus vidas, de lo cotidiano hasta llegar a ese edificio donde vivo. Subo las escaleras, solo el aroma de las comidas tintinea en ellas. Abro la puerta y un fuerte olor a rosa negra invade toda mi sustancia...CONTINUARÁ

 

sábado, mayo 21, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 10

 

10

Agoto mis ganas frente a esa lápida de mármol negro. Un tributo de espectros me sacude, me saludan, me dan ciertas lástimas. Se han ido todos, pero cierto renacer se enquista en mi pecho, en mi vientre y un temblor se enraíza en saber que están bien. Todo luce como debe ser, bien. Mi mano se despega de esa lápida de mármol negro e intuyo que detrás de mi hay algo, algo inmaterial, algo extraño que me declina en unos momentos seguir donde estoy. Contemplo mi pasado como un barco naufrago en aguas espesas, fangosas, engorrosas donde mi yo no responde a lo que es el hoy, este presente desfilando en el paso de las horas frente a esta fosa de lápida de mármol negro.  Y me despido, una despedida grata, una despedida con un gesto de cariño por aquellos que viajan en otra dimensión. Una dimensión que desconozco y mi interés por ella se fabrica en la vibrante energía pacífica que siento aquí. El cielo sigue despejado, un cielo de un azul evocador, entregado a los que vivimos en este rinconcito del universo. Lo nítido del más allá se borra de mi mente cuando salgo de este lugar. Las puertas se cierran a mi paso. Es mediodía. La estación de los idos, de los muertos se queda detrás de mí. Su viaje atraviesa ese mármol negro donde esta sus nombres y se mostrarán como signo de un polvo estelar más allá de nuestra capacidad de entendimiento. No logro comprender, pero el eco del universo me los trae, me abriga en esta jornada primaveral. Yo le digo adiós al hueco que los vi por última vez. Yo digo hola a esta atmósfera que nos rodea y me dice que están bien y me guardo esa idea donde nadie pueda hacer lubricaciones sobre mi estado mental. La guardo con una llave de sentimientos que revolcándose en mi entereza y sigo, sigo la ruta que me lleva de nuevo bajo mi techo. Suspiro. Y este suspiro me advierte de mi mañana, un mañana igual que ellos en el profundo cosmos. Dejo atrás las flores cortadas para los muertos, un coche fúnebre es caravana de alguien que se va, de alguien que viene. Una mujer apresurada compra un ramo de muertos, crisantemos ha optado. Yo los odio, si se enerva en mi una oscura energía de necedad cuando veo estás flores de la despedida de esta tierra, de esta tierra donde seremos no más que polvo de gusanos. Me quedo con secuencia de imágenes de lo que fue, de lo que significa en el rumor de sus espíritus. Una brisa se levanta, lenta y con la pausa de un viento abocado a la pesadez de estas horas…CONTINUARÁ

jueves, mayo 19, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 9

 

9

Todo lo que sea limpieza hace bien. Una purificación exacta de lo que produce revolturas en tu estómago. Desintegrarse y quedarse en un puente donde te meces de manera solitaria son batallas que hay que afrontar. Nacer de nuevo con el brío de un jardín de flores nuevas debemos adoptar. Todo ha de acabar como nosotros con la muerte. La muerte de gente que nos produce una aglomeración de atropellos y caídas en la existencia. Hay que decir adiós sin más. Sin retorno solo, adiós.  Arrancar todo aquello estúpido en una luz apagada. Hay que encender sendas donde nuestro corazón, donde nuestra razón habite en el bien, en lo estable, en lo verdadero, en lo natural. Fingir que estamos contentos ¿eso es verdad? Eso es antinatural, una cruz que debemos cargar y cansa. Cansa demasiado enraizándonos en el desdén, en la desdicha, en la pobreza de nuestros sentidos. Me acerco al pasillo de esta casa que habito, la rosa negra que agrieta la pared. Parece que ha aumentado. Una duda se cierne tras de mí. Salgo de casa voy al cementerio. Un cementerio en la periferia de esta ciudad, en el horizonte diviso el océano. Un océano donde el canto de las ballenas se hace penoso, triste. Voy caminando, no hay prisas. Las prisas son para urgencias mientras tomo la tranquilidad en mis pisadas. Y es que el día está bonito, una maravilla que me rindo a su perfección. Todo a de ser fluido, dejar correr el agua en su ritmo, dejar correr las noches, los días en su curso. Un embarazo hasta que el nacimiento es preciso en ese instante. Llego al cementerio, entre semanas solitario, aferrado a la sonoridad de los pájaros que pacen en él. Entro y mis cavilaciones me empujan, me atraen a la tumba de mis antepasados. No llevo flores, ellas que crezcan en su naturaleza, en la tierra. Mis manos vacías se conforman con esta visita solo mi espíritu, solo mi amor, solo unos recuerdos. Frente a una lápida de mármol negro me deposito, leo los nombres de aquellos antes de mi  y una pizca de cariño brota en mi ojos.  Se está bien aquí, hay calma, un olor a cipreses y rosales variopintos invadiéndome. Una mezcla de sosiego y equilibrio que me busca, que me encuentra. Sin saber porqué estoy aquí, estática, miro y miro la tumba. Mi niñez recorre cada vertebra de mi columna y se hace ligera, garabatos en los surcos de lo natural, de lo impredecible en aquellos años. La inocencia se posa sobre mis hombros y soy viaje donde la niñez es miseria, donde la niñez no existe, donde la niñez es decapitada por opresores, por vándalos, por la necesitar de asesinar y asesinar aquello que en el mañana sostendrá este planeta. Verdes valles. Verdes prados. Verdes barrancos. Verdes cumbres. Verdes niños. Todo verde como la esperanza. Todo en la sincronización de nuestro mañana en las espaldas de ellos. Y qué hemos hecho. Hemos pagado con nuestras derrotas, con nuestras convulsiones, con nuestras obsesiones su mañana…su mañana. Y una lágrima rastrera se hace hueco en mis mejillas. Y una lágrima ingrata me agita, me hace contemplar el dolor…y más dolor. .Caigo donde estoy, en el cementerio. Sí, es necesario limpieza. Una limpieza de nuestra alma, de nuestras manos sucias ante los inocentes. Paso la mano por cada letra de los nombres escritos en la lápida, en la lápida de mármol negro…CONTINUARÁ

martes, mayo 17, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD (NARRATIVA) 8

 

8

Y se hace un huevo al ruido, a la voz del panadero. Pan…pan, chilla por todo el edificio escaleras abajo. Desconecto del silencio y voy hacia la puerta de la entrada de la casa. Le dejo una nota antes que toque. Una nota con mi letra moldeada en cursiva, con mi letra perfectamente entendible para él. Cierro la puerta, no me acuerdo lo que estaba haciendo, el silencio anterior me absorbió de tal manera que al mirar mi cara en el espejo de la entrada soy esencia de la sed. Tengo sed. Soy caída de mis huellas ¿dónde estarán? Perdidas en la intemperie de los sentidos. Bebo agua y más agua. Y la sed no cesa. Recorro la casa, veo la rosa negra que ha brotado en la pared, pero una llamada por teléfono me detiene del embeleso. Lo cojo y cuelgo. Pero suena de nuevo. Una voz grave se escucha en el fondo, la reconozco. Conozco ese deje, esa sensación de pesadez en sus primeras palabras. Unas palabras que me saben a un ayer, un ayer que se difumina entre el error y la sensación de los sentimientos. Primero, lo que me viene, es alegría, es como si necesitara que me llamase en estos momentos de soledad y aislamiento. Segundo, lo que me viene, es una desgana, una composición fúnebre de lo que fue nuestro amor, nuestra amistad. Me paro, y en mi mente con la celeridad de unos fotogramas diviso el diluvio de cada experiencia vivida, de cada alegría, de cada lágrima derramada en la reconditez de mis sentidos. Me paro, y mi mente se cierne a la tentación de un regreso y una pausa de lo que fue y ahora no lo es. Saludo con la andadura del pasado por cristales rajados. Nos hemos hecho mayor, la madurez impregna en su voz, en la tonalidad que dice las cosas pero un resquicio temporal de esos años, de esos meses, de esas semanas, de esos días con soles o sin ellos, con lunas o sin ellas me dice apártate. Y huyo donde mi intimidad se acuesta conmigo, donde mi interior vocifera aléjate. Quiero despedirme, quiero dejar claro que todo es cambio en el transcurso de la vida, que ya no somos los de antes. Y comprendo, que no entiende, que una sombra maldita la hace atravesarse en mis caminos. Callo por unos minutos y dejo hablar en su soliloquio detrás de la línea. Esa línea que me entra ganas de cortar como desprendimiento de jornadas gélidas, sombrías. Me aferro a su voz que sigue y sigue con el convencimiento de mi vulnerabilidad. Pero no, no soy vulnerable, no soy tangible a su trato. Y espero a que termine. He realizado un trato con mi vida, nunca más. Nunca más seré ese quejido rondando la nada, el vacío. Nunca más seré mujer rota por el mismo tropiezo. Cuelgo, rozo mis pensamientos, me hallo en armonía. Una paz que desata mi amargura y la bate. Cae por un acantilado donde el oleaje se hace virulento y me entrego. Me hace bien…CONTINURÁ

 

 

domingo, mayo 15, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA)7

 

7

Silencio. Entro en casa. Huele al café de antes. Vuelo a una rosa negra que ha agrietado la pared levemente. Embelesada la miro y mis ojos se desenvuelven en las ánimas del pasado. Algún dolor se incrusto en este edificio, alguna pena vaga en sus pilares, en su compostura, en su verticalidad. De pronto un grito. Silencio. Un grito y silencio. Silencio y un grito que suena como una voz grave de las entrañas de este piso. Ahí, donde ha brotado una rosa negra. Presiento que me piden algo. Y ese algo ¿qué es? Cierro los ojos y una muerte barrunta mis carnes, mis piernas. Una muerte injusta, una muerte innecesaria. Mis sentidos se pierden la búsqueda de la verdad y no la haya. Ojos clavados en una rosa negra, una rosa negra sin espinas. Cantos fúnebres sobrevuelan mi mente pero no logro alcanzar el por qué. La acaricio, es tersa y la vez quemante, doliente. Quito mi mano sobre ella en un sobresalto y mi mente discurre en imágenes confusas, oscurecidas en su verdad. Algo paso hace año…muchos años. Silencio, un tremor sacude mis piernas, mis manos. Intento tocarla de nuevo, un sudor agudo discurre por mi frente, por mi espalda. El sudor del sufrimiento. Tiemblo. Silencio. Un grito sórdido explosiona en mis sienes. Se cae un pétalo de la rosa negra cuando mis dedos la toca, la siente y es como si una vida se hubiese ido, indefenso, en el martirio. Y siento como si algo me intentará asfixiar. Corro a trompicones hasta la cocina, bebo agua. El sudor de la frente, el sudor de la espalda se va. Y con los ojos escarchados de impotencia miro el agua que corre por el grifo de la cocina. Es como la fuente monótona, sereno, continuo. Cierro el grifo, me estrego los ojos y voy otra vez donde la rosa negra agrieta la pared. El pétalo caído ha desaparecido, es lo primero que me fijo y después la miro a ella como si me estuviera hechizando y la veo entera. Sí, entera como si fuera intocable, como si su secreto fuera prohibida frontera que se ha de cruzar ¿ Y qué es lo prohibido y lo permitido? Siempre que exista el respeto, la honestidad, lo verdadero, lo natural mientras no se daña a nadie debe ser lo permitido. Y lo prohibido, el porqué de esta prohibición, algo que no debemos saber, algo que se esconde de forma tórrida bajo las brumas de la oscuridad sea bueno o malo. Silencio. Un grito y toco sutilmente la rosa negra y no logro entender de la yema de mi dedo mana una gota de sangre, mana la verdad. Una verdad confusa o que han querido llevarla a la confusión. Escucho el grito agudo en mis sienes, me tambaleo y me distancio en busca de una silla. Me siento frente al espejo de mi habitación. Mi piel figura pálida, envejecida, decaída por poco tiempo solo, el transcurso en la observación de la rosa negra que agrieta la pared del pasillo. Silencio….CONTINUARÁ

 

 

sábado, mayo 14, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA)6

 

6

La lluvia, la lluvia parte final de una escena para embriagarnos con otra quizás, más esplendida, quizás más acogedora. El sol, el sol despliega sus alas doradas en el cielo y toma posición como protagonista de las horas venideras. Cierro el libro y con la vitalidad de esos rayos solares me asomo a la ventana. Y todo cambia, como la vida. Y todo se transforma con otra perspectiva. Me gusta ese reino donde la luz siembra optimismo, una gustosa gana de salir y ser inyectada por sus alfileres tibios. Nos quitamos la mascara y lucimos nuestros, nuestras manos. La madre tierra nos infla de ganas de dar un paseo, por ejemplo. Nos auxilia en ciertos momentos como yo en esta soledad sonora. Mis pisadas retumban por estas paredes, estas paredes de donde nacen flores y quedan a oscuras almas desconocida. La verdad que el edificio es viejo. Qué habrá pasado dentro de él o qué hubo pasado en este pedazo de terreno que se edificó. Voces de muertos se elevan en sus pilares, supongo. Voces que quedan perpetuamente ancladas en cada fragmento de este edificio.  Y sus almas vienen, vienen con el quejido de un aviso. Me visto. Miro la flor que ha brotado la pared, una flor negra. Una flor donde el luto por el dolor me achica, me altera, me desmoraliza en el sentido de la duda. Salgo de la casa, bajo escaleras y ya en la calle todo se mueve en la dirección de la vida. Camino y camino, llego hasta un parque próximo, por las horas tempranas que son aun no hay nadie. Me gusta su callar. Me gusta cuando su sendero de tierra abatida esta aislado. En un banco sentada escucho el murmullo de una fuente, la miro. Miro el movimiento ondulado de su caída repetitiva. Una cierta confianza se adueña de mí. Una cierta tranquilidad se abrocha en mi pecho.  Y esta fuente para mi es un jardín encantado, un jardín donde mis ojos lucen su monótona melodía. Es tan perfecto su afán de continuar que me estimula, me hace caer en la admiración de algo tan simple, una fuente. Y beber de ella, aunque esté prohibido. Y beber de ella hasta la saciedad. Y las horas son fugaces, son un cierto estornudo que ronda la huida, la calma. Me levanto, el sol se eleva más y más hasta llegar a su punto más alto. Ya empiezan a escucharse pisadas de la jornada y yo me voy. Me voy devorando cada nota de esa fuente. Se queda en mi…CONTINUARÁ

 

 

jueves, mayo 12, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 5

 

5

Tic-tac el callar lleva a una explosión de relámpagos y truenos. Y llueve y el clima se refresca algo. Una acechante calima huye y da paso a calles mojadas, a perros huidos, a gatos asustados. Me desenvuelvo por los pasillos blancos bajo este techo, los espíritus dan sus señales. Los espíritus se remueven en sombras que me visitan y yo hablo con ellos. Los visiono como se visiona lo cotidiano. No se de quien se trata, pero logro entender su lenguaje, el lenguaje secreto del universo. Me comunico sin decir palabra, un dialogo que se muestra exacto, encadenado al paso de los días. Tic-tac, un pequeño agujero en la pared. Me aproximo, intento averiguar de que se trata. Pero mis ojos cansados no averiguan el misterio. Las almas se remueven en su densidad como la llovizna que cae. El cielo gris, el cielo apagado. Mi rostro gris, mi rostro apagado. Ellos quieren transmitirme algo, algo sereno. Y me arrimo donde la pared tiene el agujero. Tic-tac me refugio donde la nada es oscuridad que salva. Para de llover. El agujero desaparece y una especie de flor brota de su miniatura. No entiendo o si entiendo. Sea lo que sea hay que llegar al entendimiento, todo tiene su explicación, una razón que nos hace vagar más allá de este ambiente, de este globo terráqueo donde nos hallamos viviendo sin vivir. Los espíritus danzan y danzan, se aglutinan, se mezclan homogéneamente y desaparecen a través de la flor que ha brotado en la pared. La naturaleza toma su rumbo, la naturaleza se torna caprichosa y exigente y quiere lucir su hermosura. Una flor en una pared blanca como obra de arte en la perpetuidad de los años. Arrancarla o no, ese es el problema. La dejaré en su curso, aunque la pared se agriete. Tic-tac los momentos pasa, se aíslan, son viento que se apodera de mí y el sillón del salón caigo, frente a mí, un reloj, unas rosas disecadas, unas siemprevivas eviternamente con su exactitud, con sus flores. Y tic-tac, por instantes de me olvido de la flor nacida en la pared, por momentos me olvido que soy parte de este mundo, por momentos mis manos ojean un libro , un libro monótono, donde la poesía tropieza con mis sentidos y emerjo, en este sillón, frente a un reloj. Al azar escojo una página a ver que me dice, a ver que cuenta como si fuera el hechizo de sus palabras…

Y te quise tanto

Donde la luna es mecida por un árbol sin ramas

Y te quise tanto

Dolientes olas se rajan en mi pecho

Y te quise tanto

En exitus vuelo

Así dice…y te quise tanto...se me revuelve el estómago y en la cima del vacío me remuevo. Amores confusos. Amores indescifrables. Amores de musas lloviendo en el tic-tac del viejo reloj de la pared. Llueve de nuevo…CONTINURÁ

 

martes, mayo 10, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIAD (NARRATIVA) 4

 

4

Miro por la ventana, una ventana donde la calima se incrusta con su sabor a tierra, a la madre tierra. Y es que es así, la atmosfera se vuelve rara y nos manosea con esta tierra que llueve. La visión se hace borrosa, el horizonte se presta a un quejido infinito. No se ve nada, el embrujo del polvo sahariano nos muestra lo pequeños que somos. Somos un mundo diminuto en la inmensidad de agujeros negros de viejos planetas. La muerte de galaxias en el misterio del universo. Miro por la ventana, una vecina pasea a su perro o su perro pasea a la vecina, según se mire. La barbarie es descanso. Descanso ahora con mi cuerpo desnudo, con mi cuerpo aun húmedo, aunque el calor yazca potente en mi rostro. En mi rostro imbuido en la monotonía de los días. La mujer que pasea su perro desaparece y un silencio descomunal por unos momentos resalta en esta ciudad. Todo es callado y no me gusta a estas horas. Después vendrá un tiempo traidor, un tiempo deslucido por violencia. Ahora, se está alimentando para después vomitar. Pero mientras tanto , la calma, una calma que persevera la ausencia de lo brusco. La vecina con su perro vuelve a pasar ante este tiempo bochornoso. La humedad de mis carnes por instantes se mezcla con el sudor. Otra vez sudando. Hace mucho calor, las temperaturas son altas. Un aire tibio se cruza en mis ojos y no me deja aliento. Miro por la ventana, no sé a que espero, a la señora con su perro, algún que otro vecino con otro perro y así sucesivamente. Fijo mi vista en el jardín del edificio, cuidado, demasiado cuidado. Rosas, esterilizas, setos gravitan en su pequeñez, pero bello a la vez. No hace falta ser perfecto. No hace falta ser exagerado, lo insignificante también puede traer belleza, también puede traer la perfección de ese momento. Ese momento en que mis ojos visualizan el jardín. Ese momento en que mi casa huele a ese jardín. Ese momento en que me detengo y saboreo ese jardín como un gran deleite  para el alma. La calle se queda sola únicamente, farolas y aceras que nos llevan, que nos traen, que nos guían en el rumbo de los días. Me aparto de la ventana, me lío una toalla y de nuevo voy a refrescar este cuerpo, que suda. Más y más sudor. Un sudor que se abandona al agotamiento, a la relajación.  Soy yo, vida presente de esta atmósfera por la que nos dejamos llevar. Soy yo , conquistada por repetitivas escenas a lo largo de las horas , de los minutos, de los segundos. Es así cuando la soledad nos aplaude, sola con mis manías y no manías. Mientras la cafetera bulle de nuevo…

 CONTINUARÁ

lunes, mayo 09, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD( NARRATIVA) 3

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El espejo. Mi cuerpo desnudo. Mi cuerpo mojado. La primavera. Su reflejo ausenta mis años, las estaciones donde he sido cazada por el vivir. Estoy aquí ahora. El espejo. Un cuerpo con vientre abultado luce en la sensatez, en los años que andamos cautivos por las experiencias buenas o no. Ahora, aquí quieta, esbozo el abandono de todo mal, me quedo conmigo frente a este espejo. Alguna sirena de emergencias se escucha, allá, aquí, donde la ciudad toma su orden, su dejadez, su caos. Frente a el imagino esos pueblos donde lo insensato, donde el martirio, donde la agonía se presta al ahogamiento de esta sociedad. Hay guerras. Todavía existen las guerras. Hay epidemias. Todavía existen epidemias. Hay hambre. Todavía existe el hambre. Hay torturas. Todavía existen torturas. Todo se pierde, todo desciende donde las llamas de la maldad, de la venganza, de la mentira, de la ignorancia desluce, quema este siglo veintiuno. No hemos avanzado, un retroceso nos lleva al absurdo, a la trivialidad de nuestras acciones que perjudican, que amenazan, que asesinan a este mundo. La gravedad es verdadera. La gravedad es evidente. La gravedad nos hace participe de este delirio. El espejo. Miro y observo cada miembro que es mío, solo eso, mi cuerpo, mi cuerpo desnudo. Lo demás sobra. Así nacimos en este mundo. Un mundo llamado tierra. Las sirenas ya no suenan solo la polución de una ciudad que deriva todos sus pasos al mar. En cierto grado no tengo excusa, no tengo perdón. Podría, yo que se, salir a la calle y gritar, con mi única voz. La voz del terror. La voz de la herida. La voz de la muerta. Deteneos ya. Parad. Parad. Todo es estúpido. Y a veces siento ganas de apuntar con una lengua afilada de veneno sobre aquellos que quebranta la vida ¡Oh la vida¡ ¡ Oh la inocencia¡ No. No nada que hacer con la catastrófica bestia de las armas, con la razón carcomida por el odio. Un odio que se transforma en firmeza en cada una de las acciones malevolentes. Temblor. Tiemblo , el tiempo pasa, el tiempo me arrastra como espesa niebla que calla y en silencio se esconde, se disculpa sin perdón de no hacer nada. Y entonces donde está la palabra, la palabra paz. El espejo. Estoy serena y tiemblo…CONTINUARÁ

domingo, mayo 08, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD (NARRATIVA) 2

 

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El amanecer se extiende, se demuestra con la intensidad de una primavera aun algo apagada. Los rumbos de la tierra se erigen en los vastos pasillos de la desconfianza, una verdadera desorientación que nos ciega nos hace sordos a los corazones entregados a la vida. Y todo son flores, margaritas, lavandas, jazmines, una reverberación exagerada del esplendor de la isla, siempre primavera. Entro en mi caso y cierro la puerta con la cautela de un ruido inexistente. Las paredes, blancas, se escurren en sombras de la bienvenida del nuevo día. El sudor me envuelve en ciertas ganas de beber agua. Y bebo agua mientras la cafetera da brincos de ánimo en esta nueva jornada. Y el amanecer se extiende entre mis ojos con el remoto canto de los pájaros, con el remoto aleteo de las mariposas. Y la música hace su aparecer en la escena de este día más bien gris, unas nubes pesadas se acuestan y ensombrece un sol que no logro distinguir. Bebo agua, hasta la saciedad, hasta que mi conciencia despierte en el sabor del océano en el horizonte, un océano plomizo, estrangulado por esos nubarrones densos, grotescos. La verdad es que empobrece la belleza de la luz, de la luz del sol cuando quiere entrar y no le dejan. Un eclipse que en las horas venideras se irá y dejará el esplendor de cuerpos bajo su tibieza. Tomo una taza de café con la hermoso de su sabor, con la emotiva concentración de los sentidos. Y dejo el agua correr y correr mientras me ducho. Agua que bebe de mi sudor, de mi existencia en este mundo liado a las batallas perdidas. Y pienso en ese verdear de los árboles, del despertar de esas flores. Mariposas y pájaros posándose en lo cotidiano de las horas, de los días. Y eso es bello. Y eso es perfecto. Agua que bebe de mi sudor y la dejo correr, por el sumidero una parte de mi se va mar. Un sudor donde la ramificación de los sentidos se estrecha con esa masa de agua salada en el sonido de sus caracolas y el oleaje. No me da ganas de salir de la ducha, agua que bebe de mi sudor, agua que me desquita de todo el mal que navega en mí. Sin más me enfrío, un frío que se interioriza en mis venas. Cierro el grifo. Fijo mi mirada hasta que la ultima gota de agua baja por el sumidero, como la última gota de sudor se marcha donde las olas rompen y beben de mi…CONTINUARÁ

sábado, mayo 07, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD ( NARRATIVA) 1

 


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Despierto ante la luz aun apagada del amanecer. Los sueños me aquietan en la cama hasta que logro encontrarlos. La noche ha sido fresco. Sin pijama me dirijo a la cocina, un café se remueve en mi garganta, en mi estómago, en mis sensaciones, en mi sed, en mi quietud, en mis sentidos. Despiertos cada pisada de esta casa en el más absoluto silencio, mi gata maúlla, se encuentra jugando con su rabo. Un garabato se esboza en mi rostro, en mi rostro somnoliento, en mi rostro de estrellas que aun visibles en el firmamento, en mi rostro de ojos absorbidos por la nada de cada habitación, por la callada manera de sus paredes. Vuelvo a mi cuarto, como de costumbre me pongo mis playeras para salir a correr, a caminar , a liberarme de la pesadumbre que se acuesta en mis espaldas. Mis pisadas son pesadas, mi sueño es imperdonable. Me pongo los cascos, el pañuelo y observo el tic-tac de un reloj de pared, de un reloj con telarañas, de un reloj que dice del tiempo, de las horas, de los minutos, de lo efímero que es cada instante presente prestado al pensamiento. Me estiro de manera que otro café fluye por mis venas con el ánimo de mis pisadas. Cierro cuidadosamente la puerta, quiero estar bien con los vecinos. La música grita en el ritmo de un cuerpo que se mueve con la lentitud del despertar sus músculos, sus articulaciones. Zancada a zancada me voy alimentando de una carretera de varios kilómetros, la oscuridad aun presente solo, el faro de algún coche transitando, solo el ruido de mi respiración y la música a medida que avanzo. Cada vez con más celeridad, lentamente, cada vez con más firmeza. No hay nadie corriendo a esas horas, una rata veloz sale de alguna alcantarilla, con sus saltitos pequeños, ágiles desaparece. El sudor comienza a apretar mis sentidos, me agrando, soy gigante que pisa fuerte y vertical al son de la tonada que escucho. Y zas, una pisada…y zas, otra pisada…y zas, otra pisada. Y así sucesivamente a medida que los kilómetros se apoderan de mí, de mi cuerpo dejado al son de la oscuridad del cielo, de las farolas, de algún pájaro madrugador, de algún coche inesperado. Y soy poder. Y soy contenido grito a medida que mi fuerte aumente, soy fuerte, mi mente es fuerte, es ella…es ella la que reproduce cada carrera en la soledad de un amanecer venidero, es ella la que se apodera de mis piernas y las hace avanzar. A la vez mi razón se yerta sobre mis pensamientos y pienso, un quehacer, un recuerdo, una idea, unas ganas y al final llego al edificio de donde he salido. La oscuridad se escapa y una claridad comienza a verdear , a florear los jardines que lo rodea…CONTINUARÁ

jueves, mayo 05, 2022

SU TÍA SE LO HABÍA DICHO...

 

Su tía se lo había dicho, no vayas allí. Ella sin caso alguno subió a la colina más altas entre las siete que avistaba sus ojos amarillos, sus ojos morados. Un viento feroz se entrometió en su pelo, alborozándolo en un baile arrítmico, un revuelo que le vendaba la visión desde esa altura. No vayas allí, las palabras de su tía se escabullían en cada latido estallado en su pecho. La noche vino y el viento continuaba remando con celeridad y violentamente.  Luego vino la calma. Desde donde estaba ella avisto una fogata en forma de cruz y figuras negras en movimiento, en un grito que no daba crédito a su temor.  Era noche sin luna, era noche de silencio, era noche de estrellas dispersadas en un cosmos irreconocible. No vayas allí, se repetía constantemente en la fugacidad de la noche, en la fugacidad de su aislamiento ante el terco frío de una noche de primavera.  Y las figuras con el viento callado seguían en su danza, porque era una danza, al escuchar el sonido de flautas, chácaras y tambores allí, donde una cruz y figuras negras se movían. De un instante a otro vino el viento, se ordenaron los astros y su pelo se enredó con sus ojos, con sus ojos amarillos y morados. Amaneció y todo fue callar, y todo desapareció. Con lo tosco de su pisada se dirigió aquella colina, aquella colina. No había rastro de la hoguera, de que hubiera gentes la noche pasada allí. Solo encontró un colgante. Se agacho y lo cogió entonces sus manos se fueron transformando en llamaradas de una vida perdida, de una vida ofuscada por cada recuerdo ingrato de su recorrido. No vayas allí. Las palabras de su tía retorcían su corazón a medida que su memoria la estrangulaba, la ahoga en un pozo de su pasado. No vayas allí…no vayas allí. Soltó el colgante como si el demonio se tratara, como si una fuerza maligna quisiera absorber en el precipicio de la nada. Su tía se lo había dicho, no vayas allí. Cayó al suelo y no despertó hasta que la caída de la tarde fue cazada por la noche. De su rostro lágrimas rojas se derramaban, ya no sabía si por su error o por su descuido. Si, se había descuidado. El colgante no estaba, solo una cruz en su soledad.  No llegaba entender, no quería comprender y como alma llevada por el diablo descendió la colina. No vayas allí, las palabras de su tía burbujeaban con el marchitar de las flores de la primavera. Llego a su casa. Se miro al espejo, había envejecido solo le quedaba sus ojos amarillos, sus ojos morados y el rumor interminable, no vayas allí. Ven, ven sobrina mía escucho en un instante. Su tía muerta le hablaba. Ven, ven…donde la tierra de cipreses se arrima a los nichos donde los hombres descansan, mueren en el adiós. Ven, ven…no vayas allí.

miércoles, mayo 04, 2022

ABRAZADA

 


Abrazada a las olas. Olas que venían, olas que iban. El sol con su imperio filigranas dorados se retorcían a su espalda y las algas se liaban a sus piernas cuando ella cantaba al océano. El mar la llamaba y no sabía el por qué. El porqué de conversaciones con ese arrugado manto azul. Y ella se abrazaba más y más a las olas. No había nadie en la orilla solo, el rumorear de gaviotas, pardelas, palomas en busca de alimento. Su visión se torno grande como esas olas que venían, como esas olas que iban. Mensajes envueltos en sal, en caracolas, en estrellas marinas para la terquedad de seguir abrazada a las olas. Comprendió que la unificación de los pueblos era la música. Esa que los hace danzar desnudo en la medianoche cuando la luna despierta. Esa música que abrazados a las olas los lucia con movimientos rítmicos con la tonalidad de las notas. Y daba que estuvieran afinadas o desafinadas. Solo, el diálogo de los cuerpos bailando, cantando al son de las olas que venían, de las olas que iban. Abrazada a las olas, la noche llegaba como sumidero del ruido, de la explosiva carga de las espaldas, de los sentidos. Olas que venían, olas que iban. Y la danza de los mundos, de las fronteras yermas en el canto absoluto de las constelaciones. Y el océano como orquesta principal tomaba la batuta y ella, abrazada a las olas, inspiraba, espiraba….espiraba, inspiraba el sabor del instinto más añejo de la especie humana, la danza, el canto.