viernes, diciembre 31, 2021

CALLADO

 







Callado. Su cuerpo se arruga en la luz de la tarde, una tarde de invierno donde el viento insta en ser pesadez. Sus huesos se atrofian, la rigidez conversa con la nada. De su mirada espejos rotos donde su abrazo se pierde. Una mirada triste, la pequeñez de los sentidos, la dejadez. Despierto sus ojos claros tropiezan con mis ojos, le saludo como cualquier existencia de este mundo extraño. Ahora, se va, nos deja en una jaula donde el grito es mareas revoltosas de la agonía, del abandono. Callado. Su cuerpo se despide de la insonoridad de las jornadas. Su camino burbujea el encuentro más allá de este pozo donde el todo se transforma en la nada. La montaña está frente mis ojos, mis ojos secos, mis ojos cansados, mis ojos dolidos. Callada. Estoy callada, la luna amarilla se aferra a la calima, a la anchura del calor. Es invierno, un invierno donde buceamos a través de los astros de la madrugada. Callada. Estoy callada y mi razón es una escalera subiendo donde el firmamento me entregue algo de belleza. Y es que falta la belleza cuando paseo en el vals de la distancia. Callado. Su cuerpo evaporado emerge en lo cotidiano de una tarde y se va.  

martes, diciembre 28, 2021

DESPERTARES




 

Te sientas frente ante a la ventana, las persianas blancas están corridas. Tus ojos hacen un bosquejo de un ayer casi desmemoriado. Te encuentras en un campo abierto donde los montes rugen a tu canto aislado. No quieres regresar y regresas cuando el despertar enciende a los mirlos con su voz. Y tu voz se apaga, no quieres hablar de todo aquello y ya es hora de que seas cadenas rotas de un pasado infernal. El agobio, el acoso, la desdicha, los abusos, tu soledad, tu silencio, la muerte de tu entereza para luego resurgir de entre las mareas violentas hasta la luz del sol de hoy. Dices que vas a pasear o eso entiendo, bulles en la pena. Una pena que se contrae a medida que las estaciones fraguan su marcha. Me aproximo a ti, por la espalda y no me ves. No sientes en esa atmósfera hermética mi mano sobre tus hombros cansados.

 

Canto al llanto. Canto a la despedida. No entiendes que los amaneceres son hijos de una marea de fondo que me apresa con su pesadez, con su desgarro más allá de mi memoria. Todo pasa. Todo cambia. fríamente miro el atrás. Caracolas lanzando gemidos. Gaviotas danzando en una rutina aburrida. Se que estás detrás. Apoyas tu mano sobre mis hombros y te equivocas en su ánimo. Estoy aquí, dándote la espalda, sentada en una silla frente la ventana. Somos cuenco donde los navíos naufragados se agarran…se agarran fuertemente en el mañana. La memoria siempre regresará pero ellos no ¡no¡uhm…hay quien nace en el embeleso de las maravillas de sus días, hay quien nace en la experiencia aterradora tras su pisada y hay  quien nace ni en lo uno ni en lo otro. Pero, todo cambia. Estoy lejos…muy lejos…del ayer.

 

Estamos en diciembre, en un invierno primaveral, te noto distanciada. Las ojeras de tus manos me dirigen en senderos de desgana, aunque digas lo contrario. Siempre mirar de frente, siempre continuar, aunque las tormentas sean latigazos que te mortifiquen. Cuando cierres la ventana, vuelve a mí. Aquí estoy esperando que tu manía de afrontar lo inevitable te permita ser mirada de mi mirada. Y la herida, queda, deambulas desorientada. En las nubes plomizas del despecho. Tu rostro árido, tus ojos sin lágrimas lo descifran.

 

Fuera la venganza.

Fuera el bochornoso ayer.

Fuera todos, si, todos.

Fuera la tierra que me vio morir.

Fuera las manos olvidadas.

Fuera todos. La luz del amanecer me magnetiza, corre un flujo de aire y luz que me equilibra. No estoy triste, los años perdidos en vagas gentes, en la indiferencia de la vida ya pasaron. Tu detrás de mí. Apoyas tu mano sobre mis hombres y me siento crecer. Mis sentidos vuelan vertiginosamente en un tremor en vertical con el aroma de tu cercana. Porque eres cercana. Porque eres mi yo. Porque eres mis besos. Porque eres mis abrazos y me abrazas. Me gusta que me abraces, que todas las mañanas de arrimes a mi razón y me anudes al rodar y rodar de la jornada.

Y canto a las hogueras de la memoria

Y canto a tus ojos perdurables

Y canto como los pájaros en pleno invierno

Y canto al adiós de las heridas del corazón

Y canto al regreso de tus manos.

 

Estás aquí, con tu invierno particular. Sabes que te quiero. Sabes que tu llanto pronuncia una ida, una vuelta…una vuelta conmigo. Estás aquí y es invierno. Tengo la cafetera esperándote…y te espera. Juntas, una frente a otra, nos beberemos el olor de lo intenso, de lo intenso de nuestro amor. Un amor bello. Ya el sol trae su alma creciente, un sol que raja todo y anuncia lluvias. La isla de enfrente se divisa y ello quiere decir que vendrá lluvia. Danzaremos bajo ella ¿qué te parece? Empaparnos como cuando éramos jóvenes. Sí, jóvenes. Ese espíritu que nos entrega a la sonoridad de los días. Estás aquí, un invierno, la despedida…

 

 

sábado, diciembre 25, 2021

DIVAGACIONES DE UN 25 DE DICIEMBRE

 






Y el crepúsculo viene, Viene con sus penas, viene con la conversación de los pájaros, viene con el vientre roto ante la memoria perdida. Los pasos se vuelven lentos, son las siete de la mañana y la conformidad del universo se entrega a mis ojos. Mis ojos inconclusos, mis ojos resignados, mis ojos buscándote. Y el crepúsculo viene, me encierro en la habitación bajo la visión de una lámpara de decaída. Me empujo donde las olas rompen y la mar de fondo dice que tal vez mañana.  Tal vez nos encontremos, tu y yo…yo y tú. …y ese abrazo con el afecto de los labios se expandan en cielos de cometas de colores. Hoy, en este instante donde mi aliento se vuelve rígido, te espero. Siempre te he esperado, aunque no lo sepas, aunque ignores mis sueños. Y el crepúsculo viene, estoy en la isla. Una isla donde la primavera da tonadas de cierta tristeza cuando el abandona sacudo nuestras manos, nuestros pasos desorientados. Y, sin embargo, te espero. Aquí, con una soga aferrada a mis palabras de amor. Y el crepúsculo viene, unos se van, otros se quedan en un diminuto instante de tiempo.  Y te escribo, con el dolor de almas ancladas en la profundidad de fosas anónimas. Y te escribo, con el desconcierto de una luna que me mima, que me extiende todo su fulgor sobre mis hombros, cansados. Y el crepúsculo viene,  viene con sus logros, viene con sus amenazas, viene con la dicha de una nueva jornada donde los corazones se rinden al descanso.

jueves, diciembre 23, 2021

DIVAGACIONES DE UN 23 DE DICIEMBRE

 


Silencio, él está en silencio. La isla se desborda en la enfermedad. La isla se desborda en la nada. Y el en silencio. En su cama agota los últimos requisitos de esta vida, esta vida consumida por la celeridad de cada instante. El tiempo no se detiene…tic-tac.. tic-tac. La leve luz de la tarde lo baña de malvas y azules y el está en silencio. Se deja ir por el cansancio de su destino, un destino sombra de un invierno calmo. Los cristales clavados en la frente muestran el agotamiento, la sensación de la dejadez. Silencio, él está en silencio. Miramos el mañana sin darnos cuenta de que todo en las raíces de esta tierra es un momento temporal para ser hijos de fosas. La fuerza es huida y los ojos se desvían donde el sol no despierta. Silencio. El está en silencio. Me cubro de un velo donde los sentidos se hacen sordos y el quejido de la nada viene. Silencio. El está en silencio. Y vuelo en la necedad de tanto y tanto abandono, campos de cipreses ondeando en su murmullo. Nos iremos, donde las ciudades son jardines de colores, donde los cantos son perpetuos, donde el descanso luce cenizas en la oquedad de la muerte. Silencio. El está en silencio. Se va donde la existencia no tiene cabida, donde los arroyos fluyes por los riscos de un universo sibilino. Silencio, él está en silencio…

martes, diciembre 21, 2021

DIVAGACIONES DE UNA MADRUGADA DE DICIEMBRE

 

Norte, la luna. Despacito consumo el tiempo, un tiempo arrebatado por la memoria. Las cicatrices supuran el aliento del adiós. Me levanto, la madrugada dice algo de mis manos, de mis ojos, de mis piernas. Avanzo donde el norte señala a la luna. Estoy aquí, en una isla donde la sonoridad del oleaje se hace esperar. Las farolas son chispas de soledades, de llantos de algún vagabundo de la noche. Yo, impertinente te pienso. Yo, capaz, aniquilo todo mal que vuela al ritmo de tu espalda. Danzo con cierta presura donde los pájaros de la luna me entregan la verticalidad de mi despertar. Sueño donde el norte es luna blanca con…si, con y no hay más. Me encierro en esta habitación, mi rostro de roca calla, mi rostro erosionado abraza un espejo y me veo. Un reflejo donde mi rostro distraído aun es capaz de latir al pulso de la vida. Norte, la luna. Me inmiscuyo en la desolación de la existencia, de este mundo enraizado al tormento. Y llamo a lo incierto de mi entereza. Me levanto y te hago mía, así, con la pesadez de mis pensamientos. Y te miro, aunque tu no me encuentres. Norte, la luna. Las batallas son duras de exterminar, la enfermedad cruje y somos hijos de la miseria.

sábado, diciembre 18, 2021

SUS OJOS....

 


 Sus ojos, desembocan donde el ocaso de sus pasos lo hace ahuyentarse de la alegría. Su llanto, riadas donde la nada anuda su garganta. Y es que deseo estar en casa, dice ella. La molicie de sus piernas, de su cuerpo quebrado la ahonda a la pena, a un anhelo convirtiéndola en hija de las lágrimas. Por la ventana se perfila una montaña, una montaña ajena a sus piernas, a sus deseos y se desmorona en la precariedad de su ánimo. Me mira, la miro y la conversación se hace añicos cuando sus sueños se pierden en su oscuridad, en esas sombras que lo saborean en cada instante de su recóndito grito ¡Uhm¡su hijo, nombra a su hijo. Su hijo y ella en la orilla de una playa recogiendo el beso de las olas. Estática, me sustento en una luz que ella ha perdido.  Y es que deseo estar en casa, dice ella. Las dificultades de la existencia pueden ser tan crítica, tan grave que nos alimentados de pensamientos sombríos. Por la ventana se perfila un cielo puro, limpio donde la luna llena acaricia la oquedad del olvido. Y ella se ha olvidado, se ha olvidado de vivir, de una vida que no quiere. La falta de amor impera en sus sentidos. La falta de su hijo, porque nombra a su hijo ahogándola en puñales de dolor. Por la ventana se perfila una tarde que se ha ido y una noche que ha venido. Una noche donde la pesadumbre se amontona en barcos de papel. Una noche de luna llena donde sucumbe al tremor de del llanto. Me voy con mis espaldas condicionadas al peso de la existencia, con la lumbre de mi caída bajo las hojas de otoño.

viernes, diciembre 17, 2021

UN SOL

 


Un sol

Una ruta

Barcos encallados

La desnudez del aliento

Un invierno.

El crepúsculo de las alas

Vienes

Voy

Pájaros enraizados en su canto

Y el lento despertar de mis ojos

martes, diciembre 14, 2021

LA LUNA...

 


La luna está ahí

Yo, aquí.

Con la pisada firme

Con la garganta desplomada

Ante la ceguera de mis manos.

La luna está ahí

Yo, aquí

Con la noche cansada

Con las estrellas silbando

A las playas vacías.

La luna está ahí

Yo, aquí

Un gato murmura

La calma de mis ojos,

De mis ojos cerrados.

La luna está ahí

Yo, aquí

Y me pienso

Y te pienso

Y me converso

Y te converso

La luna está ahí

Yo, aquí

La callada manera de mi memoria,

La callada manera de mis pasos,

La callada manera de mis heridas.

La luna está ahí

Yo , aquí

Rompe el fuego

Rompe el yo

Y no más te pienso

Y no más te converso…

Cuando me llamas,

Cuando me buscas

Y no me encuentras.

La luna está ahí

Yo, aquí.

lunes, diciembre 13, 2021

ELLA CANTA...

 Ella canta. Y la muchacha la escucha. Una chica de harapos, colgando ante el oleaje de fondo, apresurándose mientras cometas en el aroma de un otoño lucen gastadas. Ella canta. Y la muchacha la escucha. Se viran entorno a hogueras que les dan calor en una fría noche y el faro no calla. La bahía está ahí con su temblor particular, con su deseo particular, con su bienvenida particular. Ella canta. Y la muchacha la escucha. Tras el telón gris una lágrima se vuelve callada y solo conversa con el espejo frente a ella. Ella canta. Y la muchacha la escucha. Una sala donde el eco de su rostro se desdibuja bajo la lluvia que le espera en calles vacías. Pero ella canta y la muchacha la escucha y la lluvia para y una luna se hace dialogar con los sonidos de la nada. Todos se han ido y ella canta y la muchacha la escucha. Una cierta emoción amigable la condena a la pena, a una sombra donde su garganta incansable y eviterna seduce a esa muchacha, esa muchacha que la escucha. Todo se evanece en medio de un teatro de butacas vacías y ella canta y la muchacha escucha.

sábado, diciembre 11, 2021

Y todo...

 

Y todo puede ser. Puede ser que la luna entre nubes cenizas despierte el aliento y sus ojos blancos me mire. Puede ser que me enamora en el instante preciso de las estaciones. Y puede ser que te llame con los vientos que vienen cuando te encuentre. Y todo puede ser, resbalo en la noche y la oscuridad de un otoño me hace emigrar donde los arboles son sonoridad de sus ramas…de sus ramas cobijo de pájaros. Puede ser que te piense, que converse con tus manos. Y todo puede ser. El cansancio moja mi espalda. La música se arranca de mis raíces y me embarco en un vuelo sin destino, sin puerto donde mecer mis dudas. Y puede ser que te busque y que no te encuentre. Y puede ser que te halle en el regazo de la belleza, del imperfecto ronroneo de las olas.  Y todo puede ser. Ahora, en estos momentos, un cuarto me amarra, me hace pensar sobre el absoluto absurdo de mis ganas, mis ganas de conocerte. Algo suena a lo lejos, un suspiro o tal vez un llanto. Y todo puede ser. Mis ojos se cierran mientras intento decirte algo, mientras enhebro la dejadez de mis deseos.

miércoles, diciembre 08, 2021

DIVAGACIONES DE UNA MADRUGADA DE NOVIEMBRE

 



Una lluvia sutil. La monotonía de las horas. Pisadas. El desvanecimiento de la tarde. Paredes de blanco y la venganza de la vejez, de la dejadez, de la enfermedad. Sin embargo, el, Amadeur se levanta. Camina hacia el patio donde el ocaso de la jornada le brinda un jardín de su sueño. Un sueño que ronda la calma. Todo está en calma. Todo toma su tiempo, mientras una lluvia sutil cae en la monotonía de las horas. Se siente bien. Se siente ganador en la lucha contra la grotesca huida. Ahora, aquí, silbando a las flores del otoño. Es vertical, sostenido por sus piernas se siente libre y en sus ojos el brío del descanso, de la danza con una tierra que le atiende, que lo abrazo. Amadeur se siente por un momento retraído, su memoria viaja hasta aquel lugar donde una bruma infernal corta sus alas.  Ahora las ha encontrado y aunque herido, dolido inspira y espira el aliento de la supervivencia, de esta vida que a veces, de vez en cuando martiriza, zanja la libertad. Hola Amadeur, te veo bien, paso por tu habitación y sentado levantas tu mirada y sonríes. Una lluvia sutil. La monotonía de las horas. El trabajo ya ha terminado y me despido. La noche está limpia en mi silencio, en mi soledad por calles de antaño donde la historia gira. Y Amdeur duerme ¿qué soñará? Llego a la parada, el frío cala mi cuerpo, la fragilidad de mi entereza y me despido.

lunes, diciembre 06, 2021

NUBES

 

Nubes. Se describe la llovizna como algo peculiar, como algo afín de año en año en este original otoño. Islas, una cadena nos ata a ser raíces de esta tierra, una soga barre las ganas de ser hijas del viento. Nos estancamos, nos precipitamos en la orilla de una playa vacía donde las olas rumorean al infinito horizonte. Donde las olas nos entregan a sueños tristes, donde las olas hacen círculos de nuestras huellas. Nubes. Lo gélido se adueña de nuestros espíritus, libres, nos entregamos a una visión donde un halo de un mañana mejor nos persigue incansable. Nubes, el ahora, el aquí, somos hijas de arena envueltas a la servidumbre de nuestros deseos. De esos deseos trinando frente un espejo que nos muele, que nos hiere. No, no me mires,  Nos decimos y en el transcurso de las horas cabalgamos donde la luz de un faro amanece en nuestro ánimo. Hijas de las estrellas, esperamos. Nubes. Una silueta se arrima a mis pisadas estáticas, verticales y somos eco de la plenitud de los corazones que se rozan, que se acarician al ritmo de la llovizna. Nos montamos sobre yeguas de algas y avanzamos donde los soles nos miran. Nubes ¿Cómo se mece la tarde en su soledad¡Uhm, nos dirigimos donde los ojos opacos no saben de nuestro deseo, de nuestro amor y nos levantamos, invocamos nuestro encuentro y nos decimos hola, que tal . Nubes y la luz nos endereza en navíos sin ruta, en la orientación de nuestros alientos. Nubes.

jueves, diciembre 02, 2021

LA TARDE

 

La tarde, huellas dejadas en la espalda de los océanos para aquellos que buscan sus sueños. Amadeur viene,  viene con su albornoz rojo como resto de un naufragio. Amadeur ya se encuentra bien después de que las cuerdas de una barca lo astillasen hasta la cercanía de la nada, de la muerte. Amdeur pasa ante mí, sonriente, con su lenguaje particular. Amedeur no me entiende, yo no lo entiendo solo con el idioma de los ojos, con el idioma de una alegría de estar aquí, ahora, con sus piernas dando un paseo. Amedeur se dirige al patio, al patio de una casa que acoge bajo su techo protector. Y amadeur sonríe, por unos instantes mira el atardecer con su mirada estática en ese cielo limpio, en esa tarde fría de otoño. Amadeur no sabe que lo observo, que me detengo en cada movimiento de sus pisadas. Amadeur corta una flor amarilla nacida en un pedazo de tierra o en un pedazo de belleza, según como se mire. Amadeur la huele y quieto con sus ojos de alegría, suspira. Amdeur se siente feliz, se siente abrazado con su albornoz rojo.  Y para mi todo es perfecto, la hermosura de una flor amarilla, la hermosura de la alegría de Amadeur.


miércoles, diciembre 01, 2021

LUNA MENGUANTE










 

Luna menguante

El desorden de la urbe

Mirlos danzando al otoño

Una rama rota en las pisadas

El aliento de tu cuello

La caricia de tu rostro

El silencio.

Madrugada

Y los mirlos danzando al otoño

El desoír de mi canto

Una marea quieta

El repetitivo fatigar de la existencia

Tus ojos huidos

Tus manos invisibles

La herida de las tumbas

El silencio

Luna menguante

Y los mirlos danzando al otoño

El sueño ahogado

Mi cuerpo mecido en los astros

El callar de los sentidos

El agotado espejo

Un reflejo sabor a muerte

El silencio