jueves, diciembre 23, 2021

DIVAGACIONES DE UN 23 DE DICIEMBRE

 


Silencio, él está en silencio. La isla se desborda en la enfermedad. La isla se desborda en la nada. Y el en silencio. En su cama agota los últimos requisitos de esta vida, esta vida consumida por la celeridad de cada instante. El tiempo no se detiene…tic-tac.. tic-tac. La leve luz de la tarde lo baña de malvas y azules y el está en silencio. Se deja ir por el cansancio de su destino, un destino sombra de un invierno calmo. Los cristales clavados en la frente muestran el agotamiento, la sensación de la dejadez. Silencio, él está en silencio. Miramos el mañana sin darnos cuenta de que todo en las raíces de esta tierra es un momento temporal para ser hijos de fosas. La fuerza es huida y los ojos se desvían donde el sol no despierta. Silencio. El está en silencio. Me cubro de un velo donde los sentidos se hacen sordos y el quejido de la nada viene. Silencio. El está en silencio. Y vuelo en la necedad de tanto y tanto abandono, campos de cipreses ondeando en su murmullo. Nos iremos, donde las ciudades son jardines de colores, donde los cantos son perpetuos, donde el descanso luce cenizas en la oquedad de la muerte. Silencio. El está en silencio. Se va donde la existencia no tiene cabida, donde los arroyos fluyes por los riscos de un universo sibilino. Silencio, él está en silencio…

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