sábado, abril 25, 2020

DIVAGACIONES DE UN 25 DE ABRIL







Vestida del crepúsculo de la tarde.  Astros danzan en mis orejas como luces de un mañana.  Pierdo el tiempo y luego con la celeridad de sábanas sin planchar me extiendo en el soñar. Aun el sol pestañea con sus logros, con su tibieza. Una higuera, en el jardín, donde los pájaros de la tarde caída revolotean con el aliento de sus minúsculas alas. Las sombras de un mar cercano me alientan, me confina en un horizonte donde mi verticalidad exhala el jugo del reverdear de nuestros ojos.  Todo cambia, amigo, amiga en el curso de los días. Días de puertas abiertas a la brisa emotiva de una sonrisa. El fresquillo me hace entregarme y planeo por los deseos, por el beso de una tierra ahora callada. Me gusta su silencio. Me gusta su florecer después de los tormentos, después de las melancólicas voces del dolor. Me gusta su olor. Me gusto su color de arco iris deambulando por los pastos de la libertad. Y miro esa higuera ¡uhm¡ su aroma, viene a mí como empeño de continuar por la senda de la insonoridad.  Y me visto de crepúsculo con mis pendientes de astros designando cada anhelo, cada ternura en la caricia invisible, impalpable.  Y es que todo ha cambiado…¿cambiado? …todavía somos eco de veleros del ayer.  Vestida del crepúsculo con pendientes de astros que han bajado para ver nuestros sueños, nuestras emociones, nuestra existencia tendida en las azoteas de la bienvenida al viento….al viento. Nos recogemos y el impulso de abrirnos tras estos muros es corazón cantando a este mundo.

jueves, abril 23, 2020

DIVAGACIONES DE UN 23 DE ABRIL...







Gris. Resaca de lluvias en la tarde, un cielo plomizo cae sobre mis espaldas y me arrincona donde lo gris mueve mis pisadas. Me incorporo , ¿Cuántas semanas han pasado de este encierro? Cinco si no cuento mal, miro a esa gente que con la edad y según de los casos sus vidas han quedado diezmadas, presas de la incomprensión, de lo insólito de los sucesos.  Ellos, con sus memorias retorcidas en el paso del tiempo ven como oscurece de pronto sus días. Embebidos frente a una pantalla donde solo malas noticias son viento.  Cinco si no cuento mal. Cinco semanas donde las jornadas se cosen con el poder de nuestra reconditez, de nuestros pensamientos besando el soñar.  Una pizca de claridad penetra entre la persiana de mi ventana y quizás sea esa luz la cura de esta enfermedad. Son muchos muertos, son muchas almas heridas por una despedida nula, a lo lejos, donde un retrato conservado en algún bolsillo agujereado los guarda, sin irse. Vago en esta caída de la tarde con mis esperanzas, con mi lucidez, con mi enojo, con mis contradicciones de lo que será el mañana.   Y miro por esa persiana donde nubarrones borran mi sonrisa. Gris. Sí, es un día gris. Pero hemos de despertar  de alguna manera, de esta mala pesadilla, de esta cobardía atando nuestras piernas, nuestras manos.  No me dejo abandonar, sigo en la verticalidad de los sentidos. Ante mi, una pared, dibujos y dibujos evadiéndote de la realidad. Me escondo y cuando nadie me ve bailo con la música de la alegría. Entre tanto mis ojeras son felices pinceladas de libertad. Sí, de libertad. Gris. Sí, es un día gris. Las olas rondan mar de fondo, los pasos se eclipsan en la sombra de una esquina y puede ser que volemos en los misterios de nuestras profundidades.  Cinco si no cuento mal. Ayer día de la tierra, esta tierra tomando el mando con sus mudos estallidos. Hoy, eclosión de lecturas al gusto de los sueños. Gris. Cierro la persiana de mi ventana y dejo que una lámpara de luz calidad me acoja en la ventura de ser.

domingo, abril 19, 2020

DIVAGACIONES DE UN 19 DE ABRIL....

Lluvia. En el tic-tac donde las horas se retuercen bajo un almanaque parece inacabable la tormenta en medio de la madrugada lanza sus bocanadas de lágrimas. Y la noche pasa, otro amanecer donde las calles aisladas de pasos, de huellas del olor de la existencia se desatada en la nada seduce mis ojos. Mis ojos abiertos. Mis ojos absorbidos por la claridad. Mis ojos lamiendo el canto de las aves. Mis ojos acariciando el mañana. Sí, el mañana. El hoy se presta a verjas punzantes cuando nuestros cuerpos danzan con la luz. Ya queda menos amiga, amigo de estar bajo techos fúnebres donde el aliento resquebraja los sentidos. Ya queda menos amiga, amigo de la danza en solitario sobre un suelo impermeable al alarido de las almas dolidas, de la pena hiriente atravesando sus gargantas. El tic-tac sigue, un pulso de alas vestidas de verdes nos visitan. Planeamos donde la mente imaginaria crea tierras paralelas en un desván de ensueños.  Lluvia. Anoche ha llovido. En el tic-tac de los días amasamos el encuentro, la bocanada permeable de un abrazo tibio con la riqueza de nuestras manos, de nuestros labios. Y continuamos presos a través del ánimo, de la vitalidad de un baile con nosotros mismos. Ya queda menos amiga, amigo en este  paso frente a la tempestad invisible para el renacer de nuestros encuentros, de nuestras manos en el despertar de un nuevo mundo.

miércoles, abril 15, 2020

DIVAGACIONES DE UN 15 DE ABRIL...











Las ventanas se abren, un colorido desfile en sus cantos de mirlos acuden. Un cielo gris con algún rayo fugaz de sol nos embelesa mientras recurrimos a ella. Hoy despertamos con la batalla aun presente, con las manos vacías, con las bocas cerradas intentado persuadirla. Dibujamos arco iris imaginarios donde el eco de la insularidad nos protege en el reboso de las mareas, azules, verdes. Busco bajo los ojos ausentes y me encuentro, hallo esa reconditez acaso herida, acaso victoriosa con ojeras hilándose con el paso de las semanas, de los días. Ojeras que se borraran cuando todo haya terminado. La calma me exprime, me nutre, me desnuda y calada de frío me siento frente un espejo. Busco bajo la piel eclipsada en el transcurso de las horas.  Busco bajo el sudor extinguido  a la vez que mis pensamientos, mi razón me llevan al mañana. Un mañana donde el resonar de pianos danzara a la vida. Busco bajo las ramas donde un herrerillo se deja mirar. Busco a través de las pisadas, lejanas, en las aceras de la insonoridad. La nada brota en mi mirada ensimismada, un túnel cuya luz se aproxima me avisa de la próxima estación, de la próxima parada donde los cuerpos se  rozan, se ruborizan con el jaleo de la existencia ¿Cómo cambian las cosas? Todo cambia, sin embargo nosotros nos reflejamos en la manía de una sangre que corre por nuestras venas, inalterable, con los mismos sentidos vagando de que tal vez cuando la puertas se abran podamos ser ojos en el espacio de la lumbre.  Las ventanas se abren, la oscuridad aun es presente, es cercanía arrojándonos a un baile en círculos aislados. Pero, aquí estamos, con la vitalidad de quien se engendra bajo las secuelas de las sombras.  Las ventanas se abren ¡Ay esos mirlos¡ nos movemos en el momento preciso donde nuestros maneras conversan con el esplendor. Busco bajo el sudor de una fisionomía a lo lejos luchadora, consecuente con las prisas porque venga un nuevo amanecer. Busco bajo las noticias de la espera, una espera que se hace asentamiento en mis sentidos pero sin embargo las ventanas se abren, me quedo con esos mirlos hablando al cosmos.  Busco bajo el sueño que me posee y corriendo canto una canción alegre, llena de vigor en la templanza de mis cimientos.  Las ventanas se abren, es la tarde y la musicalidad de los pájaros no me dejan, me acompañan en estos pasos sin rumbo cierto, solo, lo repetitivo de nuestros actos complacidos por una soledad no melancólica, no gris, no penosa sino alborotada por los deseos.

sábado, abril 11, 2020

DIVAGACIONES DEL 11 ABRIL


Esbozo una línea parada en el horizonte. El blanco de la hoja se enhebra de acuarelas donde la calma rebrota tras el descanso.  Ahora, gentes aplauden a sus rejas, a sus velos, a esas verjas que nos impiden el paso. Un paso en la tranquilidad de nuevos atardeceres que caen en su roce con la luna. Y yo aquí, pasmada con cada acontecimiento que prematuramente nos desalma, nos abate en un instante mínimo para luego ser lucidez. Me meto entre fogones  y hago algo de comer. Siempre ideando, siempre en la quietud de estas puertas cerradas.  Me miro al espejo y dejo caer mis canas, mis ganas y pausadamente al ritmo de tambores alargo un baile para mis adentros. Desde mi ventana, un cielo despejado, con sabor a algunas nubes blancas de la nostalgia. Esbozo una sonrisa parada en el horizonte y vago como pajarillo picoteando con mis ojos cada rama. Aquí tengo semillas, las esparzo por el jardín. Me trae sin cuidado las miradas de agujas. Y mañana vendrán nuevos pájaros que cantaran al ritmo de alegría, libres. Y pausadamente miro mi piano, me siento y me dejo ir. No hay partituras, solo las notas del silencio, de la quietud, de la serenidad. Los versos revolotean en cada una de su teclas y cierro los ojos y me encuentro en que no soy yo, este exterior de las apariencias, sino las profundidades misteriosas de mis venas. Esbozo un gesto de complicidad con él y continuamos.  Eso mismo, continuar. Tenemos que seguir con nuestros pasos aunque sean callados.

miércoles, abril 08, 2020

DIVAGACIONES DE UN 8 DE ABRIL....


Andamos hacia un nuevo sol, bordado por lágrimas áureas de esperanza. Mientras, seguimos aquí, estáticos, contemplando el erupcionar de la jornada. Una jornada benevolente, agraciada por una rutina que se hace soportable, inmensamente desbordante en deseos.  Por mis manos pasa la música, pasan los garabatos, pasan las palabras con el sutil encuentro de mi reconditez y ¿ella que dice? No tiene nada que conversar, no tiene nada que describir en los actos del hoy, del ayer.  Solo un despecho racional a esta guerra de la conciencia, de la vida. Pero, me detengo y soy caricia permeable al mañana. Sí, ese mañana que nos conmueve en la ansiosa venida con sus chácaras, con sus guitarras, con sus violines, con su piano manso, calmo. Miro a esta gata que se cruza entre mis pisadas. Me observa y sigue sus pisadas.  Desde un rincón de un cuarto mis ojos se mueven hacia la ventana, aprecio este gran día. Porqué no, un día donde la tibieza de las manos nos anima a continuar, nos aplauden en el eco constante de la espera. Me ducho, me pongo mi mejor traje y frente a un espejo grito en mi baile, en unos movimientos afrontando a veces la dejadez.  Escucho las noticias y en ellas el poder de la palabra se traduce en una lucha desesperada de contradicciones solo falta entregar papeletas para un nuevo voto. No entiendo. No llega a mi está desunión en estos instantes que parecen eternos tan frágiles.  Tenemos que arrimar el hombro y lo que hay es.  Procuro despistarme ante los sucesos de esta cotidianidad y me despisto, me aventuro a ser gaviota a ras de las mareas, a ser entereza ante la desfachatez de otros. Cara a cara con la virulencia de esta epidemia. Cara a cara con la sonrisa de un niño. Cara a cara con la espera, con nuestros rostros cuando en días muy cercanos veamos nuestros queridos, queridas, aquellos que nos dan un beso como señal complaciente de que todo ha terminado. Ahora me voy. Sí me voy, sumergida en los pedazos de cielo puro que me ofrece la ensoñación, el  despierto peinar sobre un océano donde mis ojos rozan con el sabor de la fortaleza, de impolutos diálogos.

domingo, abril 05, 2020

DIVAGACIONES DE UN 5 DE ABRIL....


Voy hacia un horizonte, me poso en su esquina eterna y de alguna manera la muerte marca su faz. Sí, de alguna manera, canción de un polifacético cantautor de español. No hace falta pronunciar su nombre. No hace falta tirar laureles en su descanso, solo lo eviterno de sus actos, de sus creaciones.  No, no poseo a paso de estas cuatro semanas alguna manía, sino el surcar de escuchar alguna de sus canciones. Pero despertamos, somos coherentes con el desplazamiento de la vida. En esta lucha seguimos, con la progresividad lenta de la luz. Sí, hay una luz. Una luz que nos motiva, que nos pelea, que nos avisa del mañana. Mientras, queda la música, una música que no se olvida, una música y nada más que nos hace caminar por la nostalgia. Voy hacia un horizonte, intento besar el sol con mis labios secos, agrietados y me expando en un hueco donde nadie me ve. Me fugo en las horas, estas horas barridas por un tic-tac…tic-tac que parecen no deshilacharse. Escuchando  Aute me pongo en una laguna donde el frío me encuentra.  Pero hoy, voy hacia un horizonte, intento abrazar mis ánimos con esos perros que ladran al crepúsculo, contentos.  Me pierdo en  ojos abiertos, en ojos soñadores del reverder de las calles, ahora, sonámbulas de la soledad.

jueves, abril 02, 2020

DIVAGACIONES DE UN 2 DE ABRIL


Abril. Es abril. Un horizonte donde los pájaros son notas de un arco de colores, un horizonte donde las fronteras se extinguen, un horizonte donde la palabra es fuerza, unión, verticalidad pero también muerte. Un sol magnífico se adueña de mis espaldas, un sol que sigue la ruta hasta la noche. La noche redonda donde la luna nos mira, nos examina, nos complace. Llevamos ¿cuántos jornadas? en nuestra monótona y particular rejas con máscaras que nos hace anónimos pero entregados al mañana. No importa cuál sea las ideas, somos todos en mayúscula.  Los mercados se vacían. Los mercados pierden la gracia del saludo. Los mercados nos nutren pero sin embargo conservan esa gama bella de sus pasillos solitarios. Una congoja me entra de cierta manera, una congoja que muele mis pilares y me distancia donde el ensueño me observa. Y sueño…sueño en la placidez de hermosas manos acariciando mis manos, de exuberantes manos acariciando mis manos, de ásperas manos acariciando mis manos, de arrugadas manos acariciando mis manos y me siento volar donde los ojos no me ven. Y palpo mis manos, yo misma, con las que bailo en el serpentear al viento, con las que me invento en el roce de sus besos en mi tez, con las que cabalgo en un sinfín ir y venir de sus movimientos.  Mis manos. Escurridizas al abrazo, pero aguardando el esplendor de los días. Mis manos.  Dibujantes de soles sobre verdes tejados del que cae la alegría. Mis manos.  Tendidas al sol, al paso del tiempo que vendrá más yertas, más fortalecidas con los ecos del canto de nuestra garganta. Y esperamos. Y nos apacentamos. Y nos entregamos a pastar en el callar ante su mañana. Abril. ES abril. Me asomo al balcón y un abrazo se bosqueja en la isla. La isla y su magia. Dónde va esa señora mayor a estas horas ¿ me pregunto. Y de sus bolsillo saca semillas para los pájaros y las esparce, revoltosas van a su encuentro y ellas le ceden sus alas, sus alas de deseos, sus alas de esperanza.