Vestida del crepúsculo de la tarde. Astros danzan en mis orejas como luces de un
mañana. Pierdo el tiempo y luego con la
celeridad de sábanas sin planchar me extiendo en el soñar. Aun el sol pestañea
con sus logros, con su tibieza. Una higuera, en el jardín, donde los pájaros de
la tarde caída revolotean con el aliento de sus minúsculas alas. Las sombras de
un mar cercano me alientan, me confina en un horizonte donde mi verticalidad
exhala el jugo del reverdear de nuestros ojos.
Todo cambia, amigo, amiga en el curso de los días. Días de puertas
abiertas a la brisa emotiva de una sonrisa. El fresquillo me hace entregarme y
planeo por los deseos, por el beso de una tierra ahora callada. Me gusta su
silencio. Me gusta su florecer después de los tormentos, después de las
melancólicas voces del dolor. Me gusta su olor. Me gusto su color de arco iris deambulando
por los pastos de la libertad. Y miro esa higuera ¡uhm¡ su aroma, viene a mí
como empeño de continuar por la senda de la insonoridad. Y me visto de crepúsculo con mis pendientes
de astros designando cada anhelo, cada ternura en la caricia invisible, impalpable. Y es que todo ha cambiado…¿cambiado? …todavía
somos eco de veleros del ayer. Vestida
del crepúsculo con pendientes de astros que han bajado para ver nuestros
sueños, nuestras emociones, nuestra existencia tendida en las azoteas de la
bienvenida al viento….al viento. Nos recogemos y el impulso de abrirnos tras
estos muros es corazón cantando a este mundo.
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
sábado, abril 25, 2020
jueves, abril 23, 2020
DIVAGACIONES DE UN 23 DE ABRIL...
Gris. Resaca de lluvias en la tarde, un cielo plomizo cae
sobre mis espaldas y me arrincona donde lo gris mueve mis pisadas. Me incorporo
, ¿Cuántas semanas han pasado de este encierro? Cinco si no cuento mal, miro a
esa gente que con la edad y según de los casos sus vidas han quedado diezmadas,
presas de la incomprensión, de lo insólito de los sucesos. Ellos, con sus memorias retorcidas en el paso
del tiempo ven como oscurece de pronto sus días. Embebidos frente a una
pantalla donde solo malas noticias son viento.
Cinco si no cuento mal. Cinco semanas donde las jornadas se cosen con el
poder de nuestra reconditez, de nuestros pensamientos besando el soñar. Una pizca de claridad penetra entre la
persiana de mi ventana y quizás sea esa luz la cura de esta enfermedad. Son
muchos muertos, son muchas almas heridas por una despedida nula, a lo lejos,
donde un retrato conservado en algún bolsillo agujereado los guarda, sin irse.
Vago en esta caída de la tarde con mis esperanzas, con mi lucidez, con mi
enojo, con mis contradicciones de lo que será el mañana. Y miro
por esa persiana donde nubarrones borran mi sonrisa. Gris. Sí, es un día gris.
Pero hemos de despertar de alguna manera,
de esta mala pesadilla, de esta cobardía atando nuestras piernas, nuestras
manos. No me dejo abandonar, sigo en la
verticalidad de los sentidos. Ante mi, una pared, dibujos y dibujos evadiéndote
de la realidad. Me escondo y cuando nadie me ve bailo con la música de la alegría.
Entre tanto mis ojeras son felices pinceladas de libertad. Sí, de libertad.
Gris. Sí, es un día gris. Las olas rondan mar de fondo, los pasos se eclipsan
en la sombra de una esquina y puede ser que volemos en los misterios de
nuestras profundidades. Cinco si no
cuento mal. Ayer día de la tierra, esta tierra tomando el mando con sus mudos
estallidos. Hoy, eclosión de lecturas al gusto de los sueños. Gris. Cierro la
persiana de mi ventana y dejo que una lámpara de luz calidad me acoja en la
ventura de ser.
domingo, abril 19, 2020
DIVAGACIONES DE UN 19 DE ABRIL....
Lluvia. En el tic-tac donde las horas se retuercen bajo un
almanaque parece inacabable la tormenta en medio de la madrugada lanza sus
bocanadas de lágrimas. Y la noche pasa, otro amanecer donde las calles aisladas
de pasos, de huellas del olor de la existencia se desatada en la nada seduce
mis ojos. Mis ojos abiertos. Mis ojos absorbidos por la claridad. Mis ojos
lamiendo el canto de las aves. Mis ojos acariciando el mañana. Sí, el mañana.
El hoy se presta a verjas punzantes cuando nuestros cuerpos danzan con la luz.
Ya queda menos amiga, amigo de estar bajo techos fúnebres donde el aliento
resquebraja los sentidos. Ya queda menos amiga, amigo de la danza en solitario
sobre un suelo impermeable al alarido de las almas dolidas, de la pena hiriente
atravesando sus gargantas. El tic-tac sigue, un pulso de alas vestidas de
verdes nos visitan. Planeamos donde la mente imaginaria crea tierras paralelas
en un desván de ensueños. Lluvia. Anoche
ha llovido. En el tic-tac de los días amasamos el encuentro, la bocanada
permeable de un abrazo tibio con la riqueza de nuestras manos, de nuestros
labios. Y continuamos presos a través del ánimo, de la vitalidad de un baile
con nosotros mismos. Ya queda menos amiga, amigo en este paso frente a la tempestad invisible para el
renacer de nuestros encuentros, de nuestras manos en el despertar de un nuevo
mundo.
miércoles, abril 15, 2020
DIVAGACIONES DE UN 15 DE ABRIL...
Las ventanas se abren, un
colorido desfile en sus cantos de mirlos acuden. Un cielo gris con algún rayo
fugaz de sol nos embelesa mientras recurrimos a ella. Hoy despertamos con la
batalla aun presente, con las manos vacías, con las bocas cerradas intentado
persuadirla. Dibujamos arco iris imaginarios donde el eco de la insularidad nos
protege en el reboso de las mareas, azules, verdes. Busco bajo los ojos
ausentes y me encuentro, hallo esa reconditez acaso herida, acaso victoriosa
con ojeras hilándose con el paso de las semanas, de los días. Ojeras que se
borraran cuando todo haya terminado. La calma me exprime, me nutre, me desnuda
y calada de frío me siento frente un espejo. Busco bajo la piel eclipsada en el
transcurso de las horas. Busco bajo el
sudor extinguido a la vez que mis
pensamientos, mi razón me llevan al mañana. Un mañana donde el resonar de
pianos danzara a la vida. Busco bajo las ramas donde un herrerillo se deja
mirar. Busco a través de las pisadas, lejanas, en las aceras de la insonoridad.
La nada brota en mi mirada ensimismada, un túnel cuya luz se aproxima me avisa
de la próxima estación, de la próxima parada donde los cuerpos se rozan, se ruborizan con el jaleo de la
existencia ¿Cómo cambian las cosas? Todo cambia, sin embargo nosotros nos
reflejamos en la manía de una sangre que corre por nuestras venas, inalterable,
con los mismos sentidos vagando de que tal vez cuando la puertas se abran
podamos ser ojos en el espacio de la lumbre.
Las ventanas se abren, la oscuridad aun es presente, es cercanía
arrojándonos a un baile en círculos aislados. Pero, aquí estamos, con la
vitalidad de quien se engendra bajo las secuelas de las sombras. Las ventanas se abren ¡Ay esos mirlos¡ nos
movemos en el momento preciso donde nuestros maneras conversan con el
esplendor. Busco bajo el sudor de una fisionomía a lo lejos luchadora,
consecuente con las prisas porque venga un nuevo amanecer. Busco bajo las
noticias de la espera, una espera que se hace asentamiento en mis sentidos pero
sin embargo las ventanas se abren, me quedo con esos mirlos hablando al cosmos.
Busco bajo el sueño que me posee y
corriendo canto una canción alegre, llena de vigor en la templanza de mis
cimientos. Las ventanas se abren, es la
tarde y la musicalidad de los pájaros no me dejan, me acompañan en estos pasos
sin rumbo cierto, solo, lo repetitivo de nuestros actos complacidos por una
soledad no melancólica, no gris, no penosa sino alborotada por los deseos.
sábado, abril 11, 2020
DIVAGACIONES DEL 11 ABRIL
Esbozo una línea parada en el horizonte. El blanco
de la hoja se enhebra de acuarelas donde la calma rebrota tras el descanso. Ahora, gentes aplauden a sus rejas, a sus
velos, a esas verjas que nos impiden el paso. Un paso en la tranquilidad de
nuevos atardeceres que caen en su roce con la luna. Y yo aquí, pasmada con cada
acontecimiento que prematuramente nos desalma, nos abate en un instante mínimo
para luego ser lucidez. Me meto entre fogones
y hago algo de comer. Siempre ideando, siempre en la quietud de estas
puertas cerradas. Me miro al espejo y
dejo caer mis canas, mis ganas y pausadamente al ritmo de tambores alargo un
baile para mis adentros. Desde mi ventana, un cielo despejado, con sabor a
algunas nubes blancas de la nostalgia. Esbozo una sonrisa parada en el
horizonte y vago como pajarillo picoteando con mis ojos cada rama. Aquí tengo
semillas, las esparzo por el jardín. Me trae sin cuidado las miradas de agujas.
Y mañana vendrán nuevos pájaros que cantaran al ritmo de alegría, libres. Y
pausadamente miro mi piano, me siento y me dejo ir. No hay partituras, solo las
notas del silencio, de la quietud, de la serenidad. Los versos revolotean en
cada una de su teclas y cierro los ojos y me encuentro en que no soy yo, este
exterior de las apariencias, sino las profundidades misteriosas de mis venas.
Esbozo un gesto de complicidad con él y continuamos. Eso mismo, continuar. Tenemos que seguir con
nuestros pasos aunque sean callados.
miércoles, abril 08, 2020
DIVAGACIONES DE UN 8 DE ABRIL....
Andamos hacia un nuevo sol,
bordado por lágrimas áureas de esperanza. Mientras, seguimos aquí, estáticos,
contemplando el erupcionar de la jornada. Una jornada benevolente, agraciada
por una rutina que se hace soportable, inmensamente desbordante en deseos. Por mis manos pasa la música, pasan los
garabatos, pasan las palabras con el sutil encuentro de mi reconditez y ¿ella
que dice? No tiene nada que conversar, no tiene nada que describir en los actos
del hoy, del ayer. Solo un despecho
racional a esta guerra de la conciencia, de la vida. Pero, me detengo y soy
caricia permeable al mañana. Sí, ese mañana que nos conmueve en la ansiosa
venida con sus chácaras, con sus guitarras, con sus violines, con su piano
manso, calmo. Miro a esta gata que se cruza entre mis pisadas. Me observa y
sigue sus pisadas. Desde un rincón de un
cuarto mis ojos se mueven hacia la ventana, aprecio este gran día. Porqué no,
un día donde la tibieza de las manos nos anima a continuar, nos aplauden en el
eco constante de la espera. Me ducho, me pongo mi mejor traje y frente a un
espejo grito en mi baile, en unos movimientos afrontando a veces la dejadez. Escucho las noticias y en ellas el poder de la
palabra se traduce en una lucha desesperada de contradicciones solo falta
entregar papeletas para un nuevo voto. No entiendo. No llega a mi está desunión
en estos instantes que parecen eternos tan frágiles. Tenemos que arrimar el hombro y lo que hay
es. Procuro despistarme ante los sucesos
de esta cotidianidad y me despisto, me aventuro a ser gaviota a ras de las
mareas, a ser entereza ante la desfachatez de otros. Cara a cara con la
virulencia de esta epidemia. Cara a cara con la sonrisa de un niño. Cara a cara
con la espera, con nuestros rostros cuando en días muy cercanos veamos nuestros
queridos, queridas, aquellos que nos dan un beso como señal complaciente de que
todo ha terminado. Ahora me voy. Sí me voy, sumergida en los pedazos de cielo
puro que me ofrece la ensoñación, el
despierto peinar sobre un océano donde mis ojos rozan con el sabor de la
fortaleza, de impolutos diálogos.
domingo, abril 05, 2020
DIVAGACIONES DE UN 5 DE ABRIL....
Voy hacia un horizonte, me poso
en su esquina eterna y de alguna manera la muerte marca su faz. Sí, de alguna
manera, canción de un polifacético cantautor de español. No hace falta
pronunciar su nombre. No hace falta tirar laureles en su descanso, solo lo
eviterno de sus actos, de sus creaciones. No, no poseo a paso de estas cuatro semanas
alguna manía, sino el surcar de escuchar alguna de sus canciones. Pero
despertamos, somos coherentes con el desplazamiento de la vida. En esta lucha
seguimos, con la progresividad lenta de la luz. Sí, hay una luz. Una luz que
nos motiva, que nos pelea, que nos avisa del mañana. Mientras, queda la música,
una música que no se olvida, una música y nada más que nos hace caminar por la
nostalgia. Voy hacia un horizonte, intento besar el sol con mis labios secos,
agrietados y me expando en un hueco donde nadie me ve. Me fugo en las horas,
estas horas barridas por un tic-tac…tic-tac que parecen no deshilacharse. Escuchando Aute me pongo en una laguna donde el frío me
encuentra. Pero hoy, voy hacia un
horizonte, intento abrazar mis ánimos con esos perros que ladran al crepúsculo,
contentos. Me pierdo en ojos abiertos, en ojos soñadores del reverder
de las calles, ahora, sonámbulas de la soledad.
jueves, abril 02, 2020
DIVAGACIONES DE UN 2 DE ABRIL
Abril. Es abril. Un horizonte donde los pájaros son notas de
un arco de colores, un horizonte donde las fronteras se extinguen, un horizonte
donde la palabra es fuerza, unión, verticalidad pero también muerte. Un sol
magnífico se adueña de mis espaldas, un sol que sigue la ruta hasta la noche.
La noche redonda donde la luna nos mira, nos examina, nos complace. Llevamos
¿cuántos jornadas? en nuestra monótona y particular rejas con máscaras que nos
hace anónimos pero entregados al mañana. No importa cuál sea las ideas, somos
todos en mayúscula. Los mercados se
vacían. Los mercados pierden la gracia del saludo. Los mercados nos nutren pero
sin embargo conservan esa gama bella de sus pasillos solitarios. Una congoja me
entra de cierta manera, una congoja que muele mis pilares y me distancia donde
el ensueño me observa. Y sueño…sueño en la placidez de hermosas manos
acariciando mis manos, de exuberantes manos acariciando mis manos, de ásperas
manos acariciando mis manos, de arrugadas manos acariciando mis manos y me
siento volar donde los ojos no me ven. Y palpo mis manos, yo misma, con las que
bailo en el serpentear al viento, con las que me invento en el roce de sus
besos en mi tez, con las que cabalgo en un sinfín ir y venir de sus
movimientos. Mis manos. Escurridizas al
abrazo, pero aguardando el esplendor de los días. Mis manos. Dibujantes de soles sobre verdes tejados del
que cae la alegría. Mis manos. Tendidas
al sol, al paso del tiempo que vendrá más yertas, más fortalecidas con los ecos
del canto de nuestra garganta. Y esperamos. Y nos apacentamos. Y nos entregamos
a pastar en el callar ante su mañana. Abril. ES abril. Me asomo al balcón y un
abrazo se bosqueja en la isla. La isla y su magia. Dónde va esa señora mayor a
estas horas ¿ me pregunto. Y de sus bolsillo saca semillas para los pájaros y
las esparce, revoltosas van a su encuentro y ellas le ceden sus alas, sus alas
de deseos, sus alas de esperanza.
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