martes, abril 29, 2008

Intacta...


Intacta permaneces así sobre la cama. Siento que me percibes, que las sábanas sobre tu cuerpo muestran nuestro deseo del nocturno. Ahora, yo estoy de pie. Frente a ti. Ahora yo soy ave desnuda que el olor a sexo es rastro que has de buscar cuando despiertes. ¡Eres tan bella cuando duermes¡. Sí, eres como las palabras que tras cigarro a cigarro se van consumiendo hasta la nada. Me voy a duchar. Me pesa. Tu aroma se irá disolviendo a medida que el agua corretea por mi piel. Pero no, es la memoria. Esa que impecablemente vela por el recuerdo. Y te recordaré. Rememorar cada instante que hemos estado juntas. Me voy, me disipo de esta atmósfera que rebosa ardientemente de amor, pasión y sexo. A ti, te dejo mezclada entre tus sueños. Tienes ahí en tu mesilla el despertador y será el encargado de decirte la hora del café. Como siempre sorbo a sorbo miraras por la ventana. No te fijaras en nada en concreto solo intentarás que la brisa de la mañana levante tus alas para seguir tu ruta. Después, nos encontraremos como siempre a la misma hora en esa cafetería de la esquina para tomar algo. Nos perderemos en un paseo por el silencio. Sí, sin palabras hasta erupcionar en un nuevo día. Espero que las noticias de la jornada sean buenas así nuestra sonrisa dibujará gaviotas en el aire. Si hay alguna mala nota nos desahogaremos, iremos a la costa donde las olas rompen con monotonía con las rocas y nos dicen de esa paz que evoluciona con la caída de la tarde. Abrázame te diré en la oscuridad de las miradas, en la soledad de los cuchicheos y danzaremos con las manos juntas en el vals de las estrellas.

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