Entonces pensaste es mejor partir cuando la luna menguate agote
el sol. Y nada más sino olvidarte de las
violentas miradas de las piedras, de un oleaje que nunca acaba. Decidiste irte
sin un adiós bajo la sombra de los astros. Aquí me quede embriagada de dudas,
luchando con las fuerzas que en lo hondo me hacer ser perezosa por continuar tu
destino. Pero no. Mejor no. Mejor es dejarte ir así con tus alas de albatros
blancas en los horizontes engendrados por tus deseos. Aquí te cansarías o ya
parecías cansada. Yo ya no puedo…me siento tan débil, tan frágil…que no se…no
sé. Prefiero seguir el observando el monótono paisaje de los aisladas, de las
solitarias. Mis piernas son plomadas que cae barranco abajo. Tus manos abiertas
son plumas de arco iris que luchan y luchan. Te admiro. Creas esas sensaciones
de los sueños. Me quedo aquí. Sí, soñando, soñando que tu eres libre, libre.
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