Caminemos. Las cristalinas aguas
de la vida vienen corriente abajo hacia nosotras con el clamor de un beso más.
Aquí estamos. La esperamos. Nos envolvemos en el designio del crepúsculo que
con un suspiro nos hace arrimarnos a su frescor. Agarramos fuerte la brisa y el
horizonte broncíneo son hojas secas que guardamos en algún libro donde nuestros
labios besan sus singladuras. Caminemos , el aliento de los arboledas nos invade
con su fragancia especial, hechizante. Monte abajo corremos rumbo a la armonía entre humanos y
naturaleza. Todo es bello. Todo es perfecto. Y seguimos dejando atrás el dolor,
esas penas que nos molestan en el ritmo de la memoria. Aquí estamos. Tu y yo.
Yo y tu. Escondidas, con las puertas bien cerradas, colgadas en las ramas de
los vientos.
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