X: Si. Culpable.
Y: Sí. Culpable.
Temblorosa se lleva las a su
rostro. Un rostro demacrado, en la decadencia de la vida. Se te va. Te han
condenado a ser carne bajo tierra. Por qué te preguntas. Por ser mujer. He aquí
la razón. No vales nada. Lo sientes en tu piel, en tus sienes. Y caes y caes de
rodillas rogando, suplicando que tu no…que tú no has hecho nada, que fue él.
Sí, el. El poder de una sociedad patriarcal.
Z: Sí. Culpable.
W: Sí. Culpable.
Condenada estás. Que bajen los
dioses, las diosas de antaño y te auxilien. Pero no. Hoy no. El presente es muy
bien distinto. No hay derechos. No hay libertad para ti mujer.
La caída de la tarde. Tus
palabras no sirven. Son materia que se pierde en la sordera del hombre, de las
leyes discriminatorias a tu sexo. Ay, si
lo supiera el dios verdadero. Ibas tranquila en tu paseo nocturno. Una noche
que engaña, una noche sin luna, una noche que huele a cadáver. Y te asaltaron. Cometieron aberraciones
contra ti. Quisiste defenderte. Y así lo hiciste, le arrebataste la vida, su
impulso bestial. Ahora todo ha acabado. Te acusan. Se burlan que tú también
eres un ser humano.
Culpable
Ahí viene. Con su estacas y martillos a enterrarte en vida.
Serás ejecutada por los más peligrosos de los pecados, cruzarte con un hombre.
Mirarlo. Miras atrás, aquellas leyendas
donde tu sexo tenía poder, igualdad. Todo se ha acabado. La muerte te espera con su palidez y
opacidad. La nada.
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