viernes, mayo 22, 2009

Donde el sol nace(relato)




Cuerpos que ambulan en la madrugada cuando los pájaros son color de su canto. Ella despierta lentamente, forma un poema en la mano que enrollado tirará después dentro de una botella al mar. Ese mar misterioso, que se clava con su belleza en su mirada con la sed del amor. Pausadamente su llanto se eleva bajo su techo, maravillada de una música que la hace meditar. Se sienta en el sillón del salón y desde ahí vaga y vaga por el mundo del recuerdo. Las lágrimas rozan sus labios y un vacío se va edificando a medida que las primeras luces de la mañana van a su encuentro, al encuentro de otros que como ella erupcionan cargados del reencuentro del ayer. Ya es hora de tirar esa botella al mar en el que el mensaje escrito está rebosado de ternura y soledad. Su cuerpo desnudo se viste con ropa sencilla. Quiere sentir todo el frescor de la brisa marina. Sale de su casa, baja las escaleras con la pesadez del pasado a cuesta. Y, ahí, frente a ella, ese universo que conforma las mareas y las olas. Se descalza, quiere sentir la humedad penetrante de la arena. Lanza la botella con una leve danza que la devuelve a la vida. Lanza la botella con un suspiro que sonríe a su corazón, a su corazón…Cuerpos que emergen del océano cuando ya el crepúsculo es entrada. Y emergen a medida que la botella se aleja y se aleja. Cuerpos que con sus algas y caracolas se dirigen a ella y la llevan, la llevan donde el sol nace.

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