jueves, julio 11, 2019

Desnuda...


Desnuda, barranco abajo donde las aves alimentan a las raíces de las aguas con destino al océano. Un océano impoluto, sustancial, emergido de naves caóticas en el abandono. Desnuda, inmersión al encuentro de las almas flotantes de los naufragios al encuentro de la esperanza, del esplendor de corazones verticales a la vida. Desnuda, va y viene, luceros del crepúsculo en la búsqueda de la paz, del equilibrio entre tierra y humano. Desnuda, procesión de espíritus danzando en torno a la muerte ¡Ay la muerte¡ venidera colina donde ascendemos con el paso del tiempo, de las horas, de la nada. Desnuda, sumidero de arriesgados destinos localizando la sonrisa, la respiración pausada…espirar e inspirar, inspirar y espirar paulatinamente con la gama de colores ofrenda de la existencia.  Desnuda, avista la desidia, sobresaltados hombres, mujeres, niños tragados por el incoherente balazo del miedo ¿Hay miedo? Mirar a los ojos, no hay extrañeza en estos seres del vacío. Desnuda, somos eco de las sombras palpitante en juicios falsos, en el deambular de un sonoro desdén. Desnuda, cuerpo con cuerpo y la canción de los ahogados. Un réquiem suena, trotando por esta atmósfera callada, huída.

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