viernes, febrero 18, 2011

Divagaciones

Pasa el viento a ras de esas cumbres donde mis llamaradas son duermevela de mi corazón. Quiero ser caricia de un pinzo azul escurridizo, la naturaleza me llama. Y cuando lo consigo de nuevo vuelvo a la mar. Oleaje que se extiende por mis manos hasta sombrear el fenecer de ese astro broncíneo en el horizonte para resurgir en el pensamiento ágil y constructivo bajo la danza de la luna rota. Y danzo sobre corales a la deriva de mis sentimientos. Sueños colonizan mis movimientos que al unísono de gaviotas extraviadas desean la paz en este globo azul. Por qué no. Desear la paz donde la impetuosa tempestad grita libertad, divinidades por las que hay que ser lucha con espadas de arco iris. Pasa el viento a ras de mi rostro el refluir de mariposas verdes en mi cuerpo desnudo es pasadizo por el que habito tiñéndolos de esperanza. ¡Adiós al hambre¡ ¡Adiós a la sed¡ ¡Adiós a las armas¡ ¡Adiós a ese odio de las tragedias, de las penas¡ Los yacimientos de la nobleza de las almas está bajo ese volcán dormido de nuestra mente, de nuestro corazón.

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