Despacito. Sí, con la lentitud de una lluvia que agoniza en
la jornada. Pasos entre riscos que te darán
la lucidez de ser alas de tus emociones. Pasos en los que engendraras árboles
cansados de tanto y tanto ser tachados con las navajas del desamor. No te
preocupes. Despacito. Poemas del viento que se evanecen en la boca de algún volcán.
Lágrimas de cicatrices que te hacen avanzar. Sudas, te yergues y despacito
alcanzas el filo de una cumbre. Tu misma. Qué más da lo que piensen. Arrastras la pena de las violetas bajo la
sombra de algún quebrantahuesos. El irá a por ellas y verás que despacito
engordarás tu verticalidad en el sentido
de una sonrisa. Sonríe mujer. Que bellos son tus ojos cuando la efervescencia
de un otoño te hace ser feliz. Sí, han llegado las lluvias. Te desnudarás y
despacito te bañaras con su frescor, con su pureza y serás otra. Despacito. El
camino a tomar no está lejos. Solo la calma, la paciencia de tus sentidos te
llevará inexcusablemente a tu sur, a tu norte.
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