Siempre retirada de la intemperie
de los sentidos. Andamos, amamos y caemos en el silencio donde las manos se vuelven
llanuras de un follaje espeso. Así, en la soledad, en compañía de nuestros ojos
conversando con las estrellas más allá de lo eterno. La calma retira los
escombros de la juventud y el almanaque marca el nacimiento de un viento norte
donde nuestro ritmo crece en las tonadas de un piano, solo. Y el ahora es
ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana. Y siempre retirada de los
acantilados donde los vientres rozan la inquietud, la ceguera. Arrimándome a la
mudez de una danza. Arrimándome en esas esquinas donde las gotas de una tenue
lluvia me llevan al abrazo, el abrazo de mis pechos bailando con el silencio. Trepo
donde las rosas no son visibles solo , el eco de su perfume. Trepo donde las
aguas cristalinas me dejan beber siendo el rumor de su camino donde me dirijo. Y
el ahora es ahora. Y el aquí es aquí para después pasar al mañana.
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