domingo, julio 13, 2025

HABITACION CERO(NARRATIVA)1

 

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Es de noche, el verano se yergue en la pesadez de la humedad y el calor. Ahora aquí, bajo mi techo, donde las paredes plomizas hacen que me pierda en la inmensidad de mis pensamientos. Ahora aquí, sola. Pero grito, no. Un no que remueve mis tripas, mi crispación , mi distancia de alguien querido. La he dejado dormida, inconsciente en el infinito beso del hasta luego, mañana volveré. La profundidad de sus pómulos, la estimulación de mi ansiedad ha sido olvidada. No me responde. No me mira. Un vacío se concentra en mi pecho y mi latido, es como su aliento , exhausto, cansado. Y a la vez agradezco su tranquilidad de su largo sueño. Ahora aquí, donde la extrañeza del silencio me guía por cada habitación donde una pena contenida me consume cuando estoy frente a un espejo, consumiendo toda mi energía, toda esa positividad que fluye cuando respiro y su olor es latente. Hace una semana que llegué de la cumbre donde los Dioses de esta isla, de este mundo me llevo en el aire del universo, besándolo. Tengo los restos en mi caja secreta, escondida, donde nadie sabe de mis investigaciones. Pero hay una cierta fatiga que me obliga a no hacer nada, ser quieta inquietud a lo que me rodea. Me aparto del espejo, desvencijado. Retorno al salón y miro mi piano y miro su mesa donde ella comía, donde ella garabateaba a cada estímulo de su mutismo. Sola, estallo en mi solidez, avanzo, me siento ante el piano y lo abro. Acaricio sus teclas como parte de nuevo estado. Tengo que nacer de nuevo y nazco, enlazo mi grito a una monótona pieza que viene de un espíritu dolido, es que duele, pero a la vez salvada, cuando me giro y veo su foto, sonriente, ausente de la dejadez de estos últimos meses. Y es de noche, sutilmente , con los ojos caídos donde los vientos rajan la entereza, logro componer algo, algo triste. Una tristeza que me absuelve de cualquier tal vez, de cualquier quizás, de cualquier idea que me lleve un hondo quejido. Así, con la suavidad de mis alas busco su gracia, su tono. Sale algo, del pulso de mis manos, del pulso de mi corazón y la paz nada sobre mis sentidos, se establece hasta que una cierta somnolencia me hace pesada, me hace levantarme y acostarme en el sofá del salón donde su retrato me mira y yo miro. Intento descansar, han sido semanas muy duras. Horas y horas donde su respiración era lo único que sentía. Y yo le hablo, le converso porqué se me escuchaba en ese proceso de la desgana, de la dejadez, del desánimo. Es de noche yo, recostada en el sofá, frente a mi su foto. Un beso se ramifica en mis labios secos. Y ahora que estoy conmigo, medito sobra la vida. Todos nos iremos , más tarde, más tempranos. Seremos flores, árboles poblando bajo tierra con nuestras cenizas y solo seremos eso. Nuestra energía invisible hará un pacto con los astros y seremos ese velo diáfano que transpira quien creyeron en nosotros. Ahora aquí, la calma revisa cada sensación y me libero, libero mi ultimo sueño con ella

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