domingo, julio 20, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 4

 

4

Una amenaza se cierne sobre mis espaldas, no la veo, la percibo. Llamadas inconclusas del aullido de tu bien querida perrita. Yo aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Tu respiración toma una pausa para luego incorporarte a la existencia, dolorosa. Y desde aquí , frente a ti, te hablo en el silencio contenido de mis lágrimas. El humano goza de un gen del mal que no logramos ver solo, con sus actos desparraman más agonía e impotencia en la continuidad de los días, de las noches. Me es indiferente. Ahora, aquí, contigo , con mi mano agarrada a la tuya devastando toda pena, todo dolor que se concreta en tu mirada donde expresa el desequilibrio de tus cimientos. Estás agotada. Estás desesperada. Estás desnutrida de fuerza. Y sigues, perdida en ese submundo injusto, Abominable donde las almas caen presas del pánico, del llanto, del sufrimiento. Razono, lo aborrecible se incrusta en mis entrañas y una real amargura y rechazo sacude mis sentidos. Hemos entrado en una atmósfera donde el odio, los celos, la envidia y el mortificar por mortifica se hace tortura evidente, verdadera. No lo podemos calificar de humano a quien estragos y mal hace. Yo aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. El rumor de los años se estrecha y te hablo y me hablo. Una conversación pura donde no importa todo lo demás. Tu perrita aúlla, rompiendo todos los pilares de las ganas. Y ella es buena madre…muy buena. Te echa de menos. No soporta este anquilosamiento de tu camino, se le hace difícil y la respeto. Tu ventana da al mar, me asomo. La mala mar se aviva en la jornada del hoy. Un viento soez relampaguea en mi cara. Me calmo y te observo. La herida no deja de supurar. Te echo de menos. Cuando me asomo bajo nuestro techo un resonar de vacío, de la nada rompe, estruja mi verticalidad , parezco caer y no caigo. Me alzo y miro cara a car esta vida del polvo interestelar. Allí volvemos, no hay remedio. Más tarde, más temprano todos nos reuniremos donde los cipreses dan sombra a mirlos y cuervos. Más tarde, más temprano todo quedará en su lugar. Ese lugar donde lo justo soplará en dirección contraria a sus movimientos, a sus pensamientos deficientes. A todo esto, ella está bien, come y sale de paseo con su gracia. En estos momentos brota un beso, de ti no hay respuestas y sin embargo, estás ahí, postrada en una cama. Paredes blanca. Suelo gris. Es hora de comer y comes. Es la única reacción visible que puedo comprobar. Y se que me sientes. Tu entendimiento es aun vital. Consagro estos días a ti, me encomiendo a tu aliento, a tu mano. Aprieta fuerte. Muy fuerte somos, barremos todo mal los cúmulos de las malas lenguas, de la mala fe. Aquí, estamos. Tu y yo. Yo y tú. Esperamos con el viento sur la despedida. Una despedida conversando con el placer de tu mano, mi mano. Mi mano , tu mano. Paredes blancas. Suelo gris. El callar por un instante emerge en mi razón y te sigo observando. El trafico de los sueños emergen en mi empuje de que te recuperes. Otra vida, otro destino se posiciona entre nosotras y tu adiós alargado en la nada coherente con una despedida nos absuelve de todo malestar y la noche llega y yo me voy, tu te quedas en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Hasta luego, te digo.

No hay comentarios: