Una ventolera palpitante al ritmo
que la hierba corre a ras de los pies. Un mundo diminuto que se mueve en el
sentido de un cosmos, oscuro, silencioso, anacrónico. Cúmulo donde alberga
quien sabe , otras vivencias. El pensamiento utópico de la paz, de la libertad
de pueblos condenados al gemido, a la desazón. Si supiéramos que somos polvo de
astros en medio de un océano eterno e infinito donde nuestro yo rebasa
fronteras invisibles. Si supiéramos que nuestra llegada al exitus pronuncia el
adiós de este modo de existencia, expandiéndonos en una conciencia cuyo tremor
peregrino en nuestros actos. Si supiéramos que estamos y no estamos, que todo
es un proceso cíclico de se repiten las peores y descabelladas ideas de la
razón humano en delito a nuestros semejantes. Pero, me asomo, el viento…el
viento. Un viento polar que nos dice de las estaciones desviadas, que nos dice
que estamos aquí, ahora, en un tiempo que ya se ha ido y queda en nuestra
memoria. Si supiéramos que las fuerzas del universo confluyen en un caos hasta
el equilibrio. Estoy inmersa en una conversación con el sol, nuestra querida
estrella, sol. Ella me alienta a ser reiterado fragmento minúsculo de este
mundo libre. Suena un piano, dice algo sobre los sentimientos, sobre la poética
luz de los sentidos, de la razón. Atenta, escucho las voces calladas de los
pájaros, de las gentes que en hileras de miseria se balancea enraizada a esta
tierra. Esta tierra de todos y de nadie. Esta tierra donde hemos nacido a la
sombra de arboledas y mareas y subimos a sus cumbres como exorcismos del mal…ese
mal innato en las lenguas serpenteantes en nuestro entorno. La ventolera
continua, me entrego al placer de ser rostro gélido en la uniformidad de sus
palabras, silenciosas. Entre tanto dejo correr los manantiales de esta vida.
Una vida que se sienta en una respiración profunda y pacífica. El piano suena ,
versos envueltos en alguna tristeza escondida, misteriosa, inconclusa en el
paso de las estaciones. Mis ojos caen , se cierran y un suspirar amamanta de mi
verticalidad, mis pasos del día de hoy. Abro el grifo del baño, me miro al
espejo y mi rostro es sustancia de los años. Y no es que halla envejecido. Y no
es que tenga desazón. Y no es que me falten fuerza. Neutra, indomable persigo
mis sueños ¡Ah¡ esos sueños. Ay, sueños del alma mía. Ahí estáis…el viento, el
viento hace surcos en este ambiente y
saludo como hubiera vuelto a existir. Estática escucho…al viento, al viento. En
estamos en diciembre, la nulidad del ayer es angosto pasillo donde el hoy se
hace vuelos de deseos. Por ello, el olvido cruza la frontera y el viento….el
viento, trae el hechizo de lo ido, de lo que viene en la eviterna recóndita
esperanza.
Este blog esta bajo los derecho de autor para cualquier información laguna198@hotmail.com Lo escrito son ideas primigenias que después se han corregir y alterar.
sábado, diciembre 14, 2024
EL VIENTO
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