La noche. La calima. Quietas mareas donde la memoria se
difumina. Mi silencio. Mi soledad. Mis palabras insomnes en medio de la nada. Lo
estático de las estaciones. El final del aliento donde las olas rompen. Ando
donde las cerraduras cabalgan en su hegemonía. Ando donde los ojos se oscurecen
al termina el día. La noche. La calima. Entregada a las alas de la esperanza me
compongo y cada pedazo de esta isla que piso es soga que me enmudece. Callo y
el callar es una tristeza o tal vez una desgana o quizás un cansancio. Pero la
noche viene. La calima se hace densa. Los astros hablan del mañana y ese mañana
será un despertar donde los sonidos de cuerpos mecidos en sus callados camino
andan en lo ausente, en la memoria que muerde su ayer. La noche. La clima….
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