Lo simple, lo humilde, lo pacífico de lo cotidiano. Un sol
recae en mis hombros y levanto en la verticalidad del horizonte. Un abrazo mece
el vacío y levanto en la verticalidad de mis ojos. Aquí, ahora y lo efímero de
este tiempo que nos observa con la sutilidad fértil del vivir. Inspiro y espiro,
lento, con las cerraduras a todo mal. Escucho los pájaros y el callado ritmo de
las arboledas. Aquí, ahora y la quietud de mi ánimo en el hábito de la rutina.
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