Los pájaros a ras de mis sentidos
Un piano balbucea alguna melodía
El fuego de septiembre prende el sudor
Y el agotador recorrido de la tarde
La tersa lagrima de una pena peculiar
Que no es una pena de una misma
Es una pena de lo interminable de las batallas
Inmersas, estáticas en el tiempo
Y el tiempo deshoja las arboledas perdidas
En la condición de ser sombra de los inocentes
Asomamos nuestros pañuelos blancos
Y las palomas expiran su último aliento.
Y de un instante todo es silencio
Y de un instante todo es dolor
Y de un instante todo es herida
Y de un instante todo es desorden
Un piano sigue en su melodía
Los pájaros a ras de mis sentidos callados
Sin embargo, albergamos belleza
Belleza imperfecta a cada canto de las olas
A cada tregua de las batallas perdidas
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