Noche. Perpetuadora de astros ambulando en nuestras
sensaciones. Es hora de dormir. El bullicio se expande hasta las raíces de una
marea que baja, que sube lamiendo nuestras huellas dejadas atrás. Miro a través de los ojos de
la oscuridad y un afluente de máximos olvidos hace que mis pasos se pierdan en
las aguas tranquilas del silencio. Noche.
Luna mordiendo el azotar de una brisa potente, exuberante en los aromas
marinos que absorbo. Noche. Elocuente en la paz, en la soberanía de un sosiego
induciéndome al eclipsar de mis párpados. Mañana te esperaré y seremos rotunda
sonata de olas que se mece en mis sueños.
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