martes, octubre 04, 2016

El nocturno..

El nocturno de la dejadez, de estrellas parloteando con un brillo fugaz que nos hace admirarlas. Ella cansada, hastiada de todo el quehacer cotidiano, de las riendas dislocadas que la llevaban al caos. Ya no le faltaba mucho, en su cama, para que sus ojos en blanco murmuran adiós a esta vida. Su último suspiro fue tranquilo, expulso su espíritu y sobre ella a cierta distancia se mantenía. Era azul, era blanco, era rojo, era verde…un sinfín de colores los cuales había saboreado en vida. Un espíritu que ahora en volandas iba a su lugar, aquel de donde había sido engendrado. Como sumidero de poderosa energía una estrella más allá de la vía láctea se fue. Sí, se fue a su sitio de origen, otro mundo donde el paralelismo con este era el mismo pero con otros rostros. Rostros de bondad y benevolencia que se repartían, que se fragmentaba cuando cada uno se entrega al otro. No tenían se sexo, no tenían religión solo, el resonar profundo de la fe en ellos mismos.  Allí llegó ella. Al principio no comprendía pero luego con le ofrecieron las manos de la alegría, de la esperanza y la paz todo su ayer fue olvido. Tanto fue el recuerdo extraviado que solo un leve fotograma cuando la alumbró su madre era en lo que su memoria se encendía. Miro al cielo de ese otra esfera, pájaros de un color intenso volaba a ras de sus ojos, sus ojos claros y verdaderos.



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