martes, junio 24, 2008





El crepúsculo. Densa nube inanimada que juega con el vaivén de las olas. Intacta y despacio el latido de un corazón abrigado a sus sábanas de sal se agranda para beber del néctar de las sirenas flotantes de sus sueños. Tambores de aves en la lejanía, en la llanura donde arboledas de cristal son gemido. La fragilidad. El bullicio de un océano embriagado de vida. Luces que se solapan al ritmo cierto y bello de los enamorados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola, visita mi blog, saludos