miércoles, diciembre 08, 2010

Buenos días sol

Buenos días sol, se decía cuando se pone su chaqueta a cuadros antes de salir de bajo su techo. Buenos días, servil esperanza de una nueva jornada. Hoy seré vertical como otros días. Hoy, la calidez que tú propaga me servirá para andar por calles donde mis manos se arrimaran de manera suave sobre puertas donde tal vez…Tal vez consiga un empleo para mi supervivencia. Es mucho tiempo ya y la crisis parece que se acentúa que en mi hogar no existe la lumbre del bienestar en cuestión monetaria. No es que sea ese metal llamado dinero pero es necesario para sobrevivir en esta sociedad, para no crear a veces o muchas veces conflictos o tensión dentro del seno familiar. Mis horas de ocio son indescriptibles hasta llegar al hastío. No tener la capacidad de comprar algo insignificante me cuesta. No poder mantenerme por mis propios pilares me aburre. Me lleva por esos caminos abisales en que lo es el aislamiento. ¿Trabajas?, me preguntan. No, es mi respuesta. Para ellos compresible en esta época. Para mi nefasto, me hace desplazarme con el apilamiento sobre mi espalda por pasadizos donde la palabra del otro no existe, sea la nada. Sin embargo, digo, hoy saldré con el curriculum en mano y esa tan famosa carta de presentación a la búsqueda de algo. No se el que, cualquier cosa que me ayude a estabilizar mi vida. Tener ese equilibrio suficiente para alejar este vacío que me aqueja ahora. Sí, vacío. Solo erupciono desgana ascendiendo por las laderas de la desorientación. Buenos días sol, se decía cuando por calles donde la lumbre de viandantes es opaca a él. Buenos días, forjaré otro día más entre papeles cuyo destino será una papelera.

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