viernes, agosto 10, 2012

Divagaciones de una mañana de agosto


Espuma que sube por las paredes de escarcha de mi cuerpo en el auge de una huída del beso. Espuma que retorna por los acantilados donde las pardelas envueltas en las cenizas de una erupción que interrumpe su vuelo manan el elixir de la vida, de la libertad. Uniforme somos peso que se columpian en el universo de la duda. Esa duda de los astros cuando nos observan si seguir en las nubes de la esperanza. Me dejo ir, nos dejamos ir y obsequiamos a la luna con la imagen que planeta tierra cede a sus hijos. Espuma que se exilia bajo los candados que la opresión explora mis manos, nuestras manos. Tal vez en el corazón leve y libre se halle la cuestión de ese girar y girar por los negros pantanos donde la ilusión se ha desvanecido. A por ti vamos, a por ti. Lentamente con el auge de chácaras y tambores, mordiendo levemente el océano de la existencia. Espuma que interrumpe el sueño de los ahogados, de los sedientos, de los hambrientos en la eclosión de soles, de lunas que albergan caravanas de justicia, de solidaridad en el paraíso de la madre naturaleza. Porque eres bella tierra de fronteras enquistadas en el olvido. Porque eres hermosa tierra cuya caricia a veces se vuelve cruel, a veces tierna, a veces censurada por los senderos de un cavilar erróneo. 

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