jueves, mayo 07, 2020

DIVAGACIONES DE UN 7 DE MAYO

Las ganas de verte. De verte con tus ojos azules, grises, verdes, marrones, negros. Las ganas de conversarte con el aliento de un abrazo girando y girando entorno de tus sentidos. Las ganas de besarte donde el resonar del pulso toma la celeridad del viento. Es por la tarde, un cielo celeste nos entrega su calidez, su tranquilidad, sus andanzas por cada cuerpo presente en las calles. Las ganas de que esta desescalada muera en un precipicio donde la vida surge, surge y ama. Las ganas de verte. De verte con tus manos tomando de mis manos, de mis labios tomando de mis labios, de tu vientre tomando de mi vientre mientras una tonada nos embebe en el infinito de nuestra amistad. Ahora, solo, la pesadez de las horas, la engañosa silueta a lo lejos carcomiendo cada pisada, cada acercamiento. Las ganas de conversarte, aunque el silencio sea muralla de brumas. Giro mi cabeza, aparto mi mirada sobre esta hoja que de nuevo se tiñe de tinta y percibo un brisa suave, tierna, agarrada al cosquillo en mi rostro. Estamos en mayo, un mayo donde nos defendemos de las fuerzas contrarías a la existencia. Caminamos entre muertos y más muertos. Pero todo tiene que acabar ¡qué nos abandone esta pesadilla que discurrimos entre pasillos estrechos¡ Que nos abandone lo ingrato de estas mal olientes alcantarillas que arrastran nuestros cuerpos. Las ganas verte. Mientras malgasto el tiempo en el serpenteante sueño de los verdores del mañana. Las ganas de conversarte. Mientras puede ser que mi alma ronde tu alma, que me escuches en este cambio de nuestro horizonte ¿ves algo distinto? Todo es lo mismo, todo es miserable igual que ates. Las ganas de besarte como presa de la calma, de la cura. Mientras confío en mis palabras mudas, en mi espera.  Puede ser que las estrellas cuando la noche venga te señalen, te luzcan entre sábanas blancas de algodón. Las ganas….sí, las ganas de dar un brinco donde los huesos sean temblor con la emoción satisfactoria. Las ganas…sí, las ganas de volar con plumas de arco iris en jardines donde las rosas tomadas ofrezcan tu olor. Las ganas…sí, las ganas de romper el telón y ser espectador que tras las lágrimas y sonrisas os ve.





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