Ayer

Ayer, cuando el sabor de tus labios era juego con la lluvia. Ayer, cuando la tonada de un romance desenvainaba el rubor de corazón. Ayer, cuando el murmullo de la brisa de otoño se solapaba con sus hojas doradas a tu cuerpo. Ahora mira un océano de estacas impera en tu navegar hacia la otra vida. Te recuerdo, te repito. Sobre esta tierra a cada baile con el silencio y la soledad. La esencia querida de tu mirada es sombra que me languidece dejando mis manos flotar en sueños donde tú eres ese pinzón de mis vuelos. El olvido no existe, te digo. Y te vuelvo a repetir que no existe. Por qué olvidarte. Si cuando nos vestíamos con las olas, con las nubes, con el viento éramos ese allegretto que pronunciaba solo palabras de amor. ¡Palabras de amor…¡