El tiempo, el tiempo. Como pasa.
Si, instantes que se perpetúan en un rincón de la memoria. Que a veces retornan
por esos puentes colgantes entre acantilados en busca de una sonrisa, al
encuentro de la nostalgia. La infinitud del aliento de sus imágenes te recorre
sigilosamente, con la sutil llama de una esperanza, de un despertar que aprieta
en el corazón. Deprisa lo intentamos capturarlo hacerlo nuestro otra vez. Por
qué no. Las vivencias conforman nuestro presente, nuestro esbozo del mañana.
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