jueves, octubre 24, 2013

El olvido(teatro)



Personajes:
Mujer
Amiga
El




Voz lejana:
Las ventanas se cierran y tras su eco se escucha el aguerrido lamento de un alma en pena ¡Qué sucede¡ Es la primera escena después de una noche de tormentos en una esquina del salón. Ahí una mujer danza al son de sus heridas de años. Corrompida, obsoleta, sollozante. Su rostro luce un morado intenso y sus ojos impregnados de sangre luce un llanto, una pena que la retuerce, que la desmigaja.

Mujer :
Dónde están los Dioses de este mundo ¿Dónde andan? No veis mi ser muerto en alianza con precipicios hasta llevarme andar por las tinieblas, por rejas cuya misión es el absurdo de mi vida ¡Oh Dios¡ La vida se escabulle por esa madeja de ortigas. Allí cierta mano plomiza, cierto puño de estacas sopla contra mi faz amortajando mis sentidos, dislocando mi verticalidad y esta fe propuesta por este mundo ¡Oh Díos¡ Acaba con todo esto . No soporto mi propio alarido. No soporto más esa cuchilla atacando mis palabras. Está perturbado. Borrachera tras borrachera. Y yo muro que ha de rasgar, que ha de derrumbar.

Voz lejana:
Tras su grito para sus profundidades el teléfono suena. Su tono es lejano, casi ausente. Ella lo escucha y con el temor aderezándola anda apresurada a cogerlo. Sabe que es su amiga. La única que sabe de su vida.

Mujer:
Diga.

Amiga:
Soy yo.

Mujer:
Ya lo se que eras tu. Única voz agradable que escucho en este infierno.

Amiga:
Siente palidecer tus días. Estoy mortificada, intranquila. Salpicada de punzones tu bello rostro. Tu voz es de cansancio. Que difícil es salir pero lo tienes que hacer. Dime, ¿Cómo estas?

Mujer :
 Bien

Amiga:
Ese bien. La nada es su significado. No me engañes. Tu voz es solo aridez y tu melodía(por qué la siento) vendaval caótico donde una airada bestia negra destruye tus días ¿Qué te ha hecho ahora ese desgraciado?

Mujer :
 Nada. Y no insistas. Deja que mi desolación duerma conmigo. No vale la pena hablar.

Amiga:
¡Otra vez¡ Te tortura ¡Condenado hijo de ….¡ Otra vez te ha pegado con sus puños de hiel, de muerte.
Mujer :
Sabes todo lo que pasa. Pero me siento tan débil.

Amiga:
¿Te ha hecho mucho daño?

Mujer 1:
No. Pero presiento que la tumba está cercana. Ay un cierto dolor en mis entrañas. Mi ser es cenizas. Mi cuerpo tiembla y no lo puedo detener.

Amiga:
¿Qué te ha hecho esta vez? Suenas a golpe. Suenas a gemido. Suenas a glaciar. Suenas a lamento. Suenas a muerte ¿Qué te ha hecho? Hoy siento tu amargura más pronunciada. Hoy no existe el sol para ti solo arenas movedizas que te tragan, que te tragan.

Mujer 1:
Sí, ¡ han sonado golpes¡ Sí¡ han sonado gemidos¡ Sí ¡ha sonado el frío¡ Sí ¡ha sonado el lamento¡ Si ¡Suena la muerte¡ Una bala se esconde entre mis sábanas. Una bala que me perfora, que me perfora día a día ¡Tanto¡ que mi ser ya no es. No existo. No sientes lo harta que estoy. No sientes el rumor eclipsado de mis olas. No sientes la censura de mi oxígeno.

Amiga:
Sí, lo siento amiga mía. Siente ese valle de lágrimas bajo techo. Deberías de huir. Alejarte de ese ser maligno. Yo te ayudaré.

Mujer:
No, no puedo. Ya es imposible.

Amiga:
Huye amiga. Sí. Si puedes. Yo lanzaré esa soga que te auxilie. Ven a mi casa. Huye.

Voz del fondo:
La mujer y la amiga se pronuncian en silencio. La puerta se abre y un terrorífico portazo se escucha. El pánico corre por la mujer. El se acerca. Ella cuelga.

El:
Mujer, ¿Dónde andas?

Mujer:
Aquí , en el salón.

El:
Por qué no has ido a esperarme tras la puerta. Sabes que llego a esta hora. Eres asquerosa ¿Qué hacías? La verdad no te mereces nada.

Mujer:
Has llegado antes de tiempo. Mira el reloj. Tal vez se halla parado.

El:
Que más da. Aun así deberías esperar mi vuelta. No me quieres, lo presiento. Te encuentro lejana.

Mujer:
No. No es así amor mío. Te adoro.

El:
¿Me adoras? Este halago…Falso. Todo lo que decís las mujeres es falso.

Mujer:
No querido.

El:
Calla, no quiero escuchar tu voz.  Ahora quiero comer, estoy cansado.

Voz del fondo:
 Un plato cae al vacío. El estruendo hace estremecer a la mujer. El con sus ojos inyectados en sangre la mira, la observa con asco. Ella llora, su llanto es mudez de esas paredes, bajo ese techo.

Ella:
¿Qué pasa?

El :
Está fría. Como puedes servirme la comida…En que piensas. Que haces. Has perdido todas tus facultades. Ni cocinar sabes. Salé para otro lado. No te quiero ver. Me voy a acostar para después salir.

Voz del fondo:
Y recoge lo destrozado. Y recoge cada cacho de su alma desmigajada. Se intenta recomponer pero es imposible. Por un momento sueña despierta ¿Cómo sería la libertad? No se lo imagina. No puede aunque con toda su fuerza mental cavila. Todo es inútil, todo es absurdo. Permanecerá en ese agujero el resto de su vida.

Ella:
Que silencio hay en la casa. Siento hielo en mis huesos. Espumas de sangre en mis labios. Mis manos están mutiladas. Una flecha famélica me arrebato mis pasos y ahora que…Bajo la sombra de la niebla me mezo y cuando menos me lo espero unos machetes dan oscuridad a mi esencia, a toda mi entereza. Solo llorar y llorar me queda. Yo mujer herida cuyo cuerpo no siento, cuya mirada se ha perdido, cuyo yo está destruido. Yo mujer. Me siento culpable. Tantas y tantas humillaciones decido que he comedido un error, el error de nacer ¡Soy culpable¡

Voz del fondo:
  Levanta el rugiendo como un ingrato. Ella apoyada en la ventana mira y mira esos rayos solares que le hacen daño. El se va con un portazo.

Ella:
Ya se ha ido…Pero que pasa ha vuelto.

El:
¡Ven aquí¡

Ella:
No me golpees. Que pasa ahora.

El:
¡Calla¡ Mujer infectada por la peste. Eres vulgar, una cualquiera ¡Calla¡ No hables cuando yo hablo.

Ella:
Perdona. Soy toda tuya.

El:
¡Cállate¡

Voz del fondo:
Todo es confuso. El ambiente se hiela y un arpón envenenado atraviesa su vientre.

Ella:
¡Perdona¡ ¡Perdona¡ Si he sido error para tu felicidad.

El:
¡Cállate¡

Voz del fondo:
Latigazo del desvarío, de la maldad. Ella se arrodilla. Ella se fatiga. Ella se arrincona. Ella llora.

Mujer:
Por Dios déjalo ya. Déjame.

El:
¡Cállate¡ Acaso tu sufres. Solo eres un animal. Tu sufrir no existe. Solo sirves para engendrar. Ni eso. Ni un hijo me has dado.

Mujer:
Yo no soy culpable. Perdóname.

El:
¡Cállate¡ No mientas. Eres una mentirosa. Solo falsedad ante mi franqueza. Estoy harto de ti.

Mujer:
Ya no puedo más. Mi último suspiro emerge y mi ser no quiere penar más. Y mi alma ¡ay mi alma¡ está tan confundida, tan perdida.

El:
¡Cállate¡ Me voy. No quiero estar entre basura.

Voz del fondo:
El teme lo peor. Pero no se arrepiente. Se marcha decidido, satisfecho. Ella yace en el suelo. Su cuerpo se diluye en la última brisa. Sus ojos no tienen expresión, miran al techo. Quiere descansar de el. Quiere descansar ante la ilusión esfumada. Quiere descansar ante su desgracia. El teléfono suena. Su amiga avistando su martirio. Se arrastra y consigue cogerlo.

Mujer:
Si

Amiga:
¡Ocurre algo¡ Presiento lo peor.

Mujer:
Buena amiga. Mi muerte se acerca. La ruptura con la vida.

Amiga:
Espera. Llamo una ambulancia y para allá. Espera querida, aguanta.

Mujer:
Ya es tarde. No ves. No ves. Veo una cierta luz de calma, de felicidad que me lleva. Ya no tengo dolor. Solo sosiego. Ahora soy libre y como libre podré luchar por la esperanza en otro lugar, en otro mundo.

Amiga:
¡No¡ ¡No¡ Aguanta amiga. Ya voy.

Voz del fondo:

Muere ella. Muerte incomprendida. Muerte innecesaria. Muerte imperfecta. Llegan las bocinas. Llega la amiga. Derriban la puerta. Ella allí. Bajo su ventana donde el aroma del azahar la acoge en su regazo. 

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