domingo, julio 20, 2014

Enciendes...

Enciendes una llama bajo la neblina de tus ojos. Ves ahora el resucitar de tus sentidos que se extienden como alas pacíficas por los caminos pedregosos de una sonrisa. Una sonrisa…Que  más para ser engendrada en una nueva jornada donde las flores de veranos lucen sus trajes variopintos. La oscuridad se va. Es enterrada en una tierra que nadie pisa. Así te ves. Desnuda corres tras las yeguas libres y alegres por los campos de nubes azules. No sientes hambre. No sientes el brotar de las lágrimas. No sientes ese lamento que tanto nos retuerce y desintegra. Aquí estás y así te ves. Despiertas. Un despertar que seduce a los pájaros con su trinar ameno, vivo. Te arrimas a ellos. Los miras. Te miran. Ya es hora de parar. Yeguas que se evaporan. Pájaros que se alzan para que tú sigas su vuelo. Y te animas. No haces preguntas. Avanzas hacia un mundo donde tu destino lo creas tú. Un arco iris viene a ti. Lo observas y con tus piernas de esperanzas asciendes por el hasta ser eco de libres sueños. 

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