domingo, junio 26, 2016

Andar y andar...

Andar y andar, eso se decía ella. Andar por barrancos donde el sol no despertara el sudor, el agotamiento ¿A dónde iba? Ello era más confuso. Caminaba sin rumbo, perdida entre pinares allá en una cumbre donde los pinzones azules tornaban en blancas tonadas. Buscar, se decía. En su mano unas piedras, piedras de la felicidad se decía ella. Piedras a medida que sus pasos lentos se volvían contra la brisa. Sentirla. Sí, sentirla a ras de su rostro como nítida fragancia que la lleva al ensueño. Y soñaba…soñaba con sus ojos esmeraldas plantados en la faz de su delgado cuerpo. Sentía por momentos ganas de correr y correr y dejarse influenciar por la espesura de una hierba seca  , hierba que se lía y retuerce en sus piernas, en su ser de la naturaleza bella. Qué grandioso es te lugar donde los arroyuelos despunta mi amanecer entre imágenes edificadas por mis sensaciones, se decía. Me quedaré aquí. Sí, en este boscaje luminoso donde el engendrar de nuevas auroras me llevará a la calma. Fuera tormentas, huracanadas palabras que muelen nuestro ser. Aquí en el monte sobre azules océanos falleceré, me recogerán las raíces fértiles del amor y seré ave que vuela por estos pinares, se decía y no dejaba de decirse. Andar y andar con la corriente de vespertinos astros alimentando mi verticalidad. Soñar despierta en la mirada estática y veraz de estas tierras, así quiero morir. Sí, morir y galopar en la esperanza, en la ilusión de una vida reiniciando día tras día en el eviterno arco iris. 


No hay comentarios: