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Sueño
, sueño de una noche de invierno . Un invierno que no es tal sino parece una
masa primaveral. He soñado. Sí, he soñado con ese océano solitario, arrugado en
el desorden de las horas que toca el descanso. Estaba en la playa y ahí vi la
suela de aquel hombre, aquel hombre que en la frontera tocaba un violín. Un violín
induciendo armonía, un violín grave nutriendo de una felicidad inexistente. Y él,
continuaba como si las tumbas de cadáveres anónimos no existieran, como si la
angustia fuera algo más de nuestro proceso de existencia, como si la normalidad
estuviera anclada en ese refugio de tenebroso y crudo invierno. Pero ahora,
aquel hombre, estaba en la playa sentado en la orilla, tocando y tocando con el
mecer de la marea que sube, que baja. Y en el sueño aparecía una noche, una
noche clara de estrellas titilantes, una noche de luna llena donde su blancura
pura inducia al saludo de una nueva esperanza. He soñado. Sí, he soñado con ese
hombre que tocaba el violín en la frontera. Me he despertado en la madrugada y he
vistos sus ojos anclados en una pena infinita…en una pena disimulada por cada
una de sus canciones. Y , no sé, se me ha pegado esa pena. Y , no sé, una
impotencia cabalga junto a mí, me molesta, me exige. Me he sentido incómodo en
lugar que resido ahora. Me volví a dormir y ese hombre en la frontera que
tocaba un violín seguía ahí, en la orilla mientras la corpulencia de la marea
iba trepando por su cuerpo hasta desaparecer y vi su muerte y vi sus ilusiones
rotas, hecha añicos en el curso que la marea subía. Un sudor frío me hizo
despertar de nuevo, sus ojos clavados en mi mente, su violín sonando y sonando.
Aun me acuerdo de esa melodía, de sus guantes raídos, de su esquelética fisionomía
¡ Qué triste son las cuerdas que tienden el mañana¡ Rápida me fui al baño sin
que el muchacho despertará. Me miré, el reflejo de mi cara descompuestas,
hermética, callada decía …y qué decía…decía que tenia que volver. Sí, volver
donde las gentes ambulan entre las sombras y la oscuridad, donde todo está
incluido en la suerte de unos pocos y los otros, ataúdes de una tierra extraña,
en una tierra donde desquiciada, en una tierra baldía, en una tierra ausente de
una expectativa de bondad para los que sufren, para los que mueren...CONTINUARÁ
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