lunes, septiembre 27, 2010


Soñaba en la ausencia de la espera lo maravilloso del océano en el regazo de una bóveda verde deshabitada de esas palabras que como brasas llaman al eclipse de la alegría. Soñaba en la inmensidad arrugada azul como la paz era campana que quema y quema los agitados precipicios de la soledad, como el presente ido ya es bosque donde desaparece los rastros de la nostalgia. Soñaba entre espumas y salitre al compás de mi corazón el canto de las caracolas que retornan a ese olvidado jardín

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