sábado, septiembre 04, 2010

tu sueño

Ibas caminando por la orilla de una playa donde su barra de rocas azabache se reflejaba en tu mirada. La terquedad y la dejadez te envolvían en un manto de nostalgia, en un sueño con tus ojos abiertos a cada paso que dabas. Las primeras tonadas del alba te daban cierta belleza especial, con tu rostro de madurez, con tus manos caídas y mecidas por la brisa. En ese momento me soñabas, me componías en lo más profundo de tu mente como mujer de tu deseo, de tus ilusiones, de tu esperanza. Por ello, me puse ante ti y te hablé, te hablé…
- Hola ¿Cómo estás? ¿Cómo te llamas?
Tus mejillas se ruborizaron. Un encender de fuegos rojizos estremeció tu cuerpo. Sí, yo lo sentía. Yo lo sabía.
- Duen me llamo- me dijiste y no más. Tu timidez te agazapo en el silencio.
- Duen te llamas. Nombre bonito. Debería haber una estrella. Un astro del alba que se llamara Duen. Una estrella que por su brillo y la estela que conforma divisará las huellas bonancibles que va dejando el ser humano. Me decías algo. Me saludabas. Por ello me detenido. Me he puesto ante ti porque creí que me estabas llamando.
No decías palabras. Tu mudez era esencia de tus ojos. Ay, esa mirada que todo lo cuenta, hasta el más mínimo detalle. Me mirabas aunque querías apartar tus ojos de mí, querías llevarlo a otro sueño pero yo soy tu sueño, tu deseo, tu esperanza.

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