sábado, junio 02, 2012

No sé por qué.....


No se por qué te empecé a escribir unos versos, unos versos que rotaban y rotaban bajo una vela que bailoteaba al son de la brisa en una habitación donde todo era oscuridad. Solo la sombra de esa diminuta luz girando y girando entre las negras paredes. De su resplandor manó una especie de cabeza de caballo que tú veías mientras tu mirada tropezaba con esa habitación cerrada. Le buscabas cierto significado, un que decir de tu mañana, de tus sueños pero tropezabas siempre con el mismo cavilar. Sangre que emana de los peñascos, de los acantilados donde se desbordan los besos sin alas al amor fugaz. Siempre lo mismo. Ya ves, los versos se han transformado en una cuerda floja continua donde tú siempre tienes que estar presente. Muñeca rota que desluce tu desnudez y te suelta por el afanoso lodo de la pesadez.  Caravanas del desencuentro donde te entremezclas para ser alma del desierto cuando temprano escuchas a los pájaros cantar. Da la impresión de que su melodía es agónica, desgarra cada despertar que se mece entre pesadillas y del sudor eres húmedo llanto que contempla como todo se desmorona en tu corazón.  Ahora te vas, te ahuyentas por las afiladas piedras magmáticas hasta ser esbozo de nuevas alas que te ofrezcan el aliento de la vida. Te refugias en caracolas cuyo eco son ápice de un océano cuyo horizonte es vigía de la serena de manantiales donde el velo extinguido camina por las rutas del sol donde tambores y palmadas son sonora danza de la esencia del ser. Y no se por qué quería escribir versos, versos de amor, versos cuyas ramificaciones te despertarán y te enraizaran fuera de esa habitación a oscuras donde una vela se balancea con el soplo del vientecillo fresco. Ya ves me he liado como se lía y lía las amantes cuando el crepúsculo es velero de cometas animadas por el viento ¡Como juguetean¡ Las admiras a medida que una repentina llama es auge en tu alma y deseas danzar y deseas grita. Danza amor mío con el libre aleteo de tu cuerpo por las mareas calmas de tus sueños. Grita amor mío, grita alto allí donde tu voz no sea rajada por la viscosidad vespertina de tela de arañas del ayer. Y ahora te dejo. Te dejo con el océano, con las algas, con esas montañas que a lo lejos dicen que es el lugar de las amantes, las amantes….

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