Andas por las estrellas buscando
el hueco donde las almas aspiran a la paz. Andas constelada en cada rincón donde los ecos
del silencio alumbran cada pensamiento que te inmiscuye bajo las aguas de una
marea rota. Andas indiferente a todo tu derredor percibiendo solo el noble
impulso de la vida sobre esta tierra. Andas río arriba hallas ese naciente
donde todos los sabores de cuerdas temblorosas te dice avanza. Todo está en
nuestras manos. Sí estas manos que rememoran cada paso de la historia de este
mundo. Errores que se engendran cíclicamente hasta ser enigma del por qué.
Andas sumisa en una sonrisa al mundo. Quizás cambiemos, una metamorfosis que
nos envejecerá en sabiduría, en el bonancible haz de la primavera de nuestros
sentidos y el atroz desencanto de un globo azul derruido nos hará más
equilibrados, más respetuosos con la danzas de esta tierra y que conmueve los
corazones. Andas, sí andas al hallazgo de esa fraternidad, de ese amor por los
hijos de las arboledas verdes que pueblan este rincón del universo.
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