En una esquina, apoyada, con la mirada fija a cada huella
dejada por almas que van a su ritmo. En una esquina, arrinconada, con el
aliento de sus sensaciones que le decían espera, espera…No se cansaba. Día y
noche. Noche y día. Las luces del alma ahora incidían en su cuerpo desnutrido,
sediento de tanto y tanto aguardar. Pasará por aquí, se preguntaba
constantemente. Sí, se preguntaba en su danza con la brisa, con esa esquina
apoyada rememorando que ahí la conoció. Una cierta humareda de vez en cuando la
atravesaba, una humareda fragancia de ella. En una esquina. Esquina que va
desapareciendo a medida que las estaciones se van. Roída por la incertidumbre
busca un haz hechizante que la anime, que la transporte sobre cuerdas seguras
hacia ella. Pero no. Una esquina. Una esquina que ya no está por su mente pasan
fotogramas de lo que puede ser…se vuelve melancólica, tirada por una ilusión
mediocre. Quiere crecer, creer…pero la ausencia la arrima a vastos barrancos
donde deriva su vida. Caballos blancos pastan y ella va detrás de ellos. Huyen.
Sí, la huída de lo imposible, la huída de un amor evaporado nacido en sueños.
Una canción…Sí, escucha no muy lejos una melodía a piano. Se aproxima lenta,
caída. Una melodía que le retuerce el vientre hasta exhortar un grito de
desdicha. Se siente oprimida. La pena que lleva encima la hace tambalearse. Llega
al lugar. Un piano de cola. Y suena y suena. Pero no hay nadie, sus teclas se
mueven al son de un pesado viento que no arrecia. Ella se sienta. Quiere
intentar detener esa agonía, tomar otro rumbo a su tonada. Alguien detrás. Le
pregunta por qué lo hace. Por qué acabar con esa melodía que aunque sombría es
la lucidez de los corazones, de tu corazón…Le roza el hombro. Se vira. Una luz
impenetrable es reflejo de su vida. Un túnel le hace hueco y ella penetra a
través de él. Un giro misterioso y maravilloso a caído bajo sus ojos. Paisajes
donde el eco de las arboledas es un tic-tac de los años que le queda. Deprisa…deprisa,
has de espabilar. No esperar más. Se da cuenta. En una esquina. Se va, cruza la
calle y ahí está ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario