lunes, septiembre 21, 2015

Su sonrisa...

No, no me mires así. A veces te hallo en mi memoria en donde el cariño aflora con el ritmo cierto de lagunas de cristal quebrantable. Sí, me he ido a otro lugar donde la oscuridad de los recuerdos, del quehacer diario no tiene cabida. Pero hoy te he sonreído y no comprendes. Hablas y hablas sin saber que puedo acoger algunas de tus palabras en mi corazón. Aquí estoy, sentada, casi estática sin poder ingerir alimento. Sí, te he sonreído. Será la despedida. Ese adiós que tanto temes. Hacía tanto tiempo….Es una manera de darte las gracias por cuidarme, por mimarme, por ser el centro de tu atención.  Como hacértelo llegar….
    Se va. No hay remedio han dicho aquellos que profesan la medicina. Hoy me ha sonreído. Una sonrisa que enaltece mi alma. La tristeza impera en mí. Una pena que se ahonda más y más en mis sentidos. Qué hacer. Tantos años cuidándola…pero me ha sonreído. Me ha mirado con la alegría del amor. Oh, su mirada. Siento ganas de llorar. Mi gran mujer. Después de tantos años se quiere ir. No aguanta más. Barrotes brotaron en sus alas de  libertad. Barrotes atrofiantes que invaden la persona. Ahora , en lo imposible de huir se difumina. Poco a poco. …Esta última imagen quedará en mi ser, su sonrisa.


1 comentario:

Rosario Valcárcel dijo...

Buenos días querida Dunia: La muerte como recurso poético. Me gusta. Un beso grande, grande.