martes, febrero 16, 2016

El despertar de las mareas...

Pareces incrédula contemplando el despertar de las mareas en su réquiem eterno.  Violentas olas impulsadas por una atmósfera desequilibrada.  A qué vas…dime…peligras la sensatez. Ya sé que te apetece hacer frente al derribo de tus emociones. Pero no. Ven aquí, alarga tu mano hasta ser pulso de la mía. Nubarrones columpiándose en tu rostro, un viento rajante a cada huella de tu aroma que dejas atrás. Te persigo. Te avistó. Y desde aquí digo no. No luchar contra la aberrante brusquedad  de agua gris que se agita y agita en sí misma. Subo en una roca y te veo nadar y nadar al infinito de tus sensaciones.  Te veo ascender a ese firmamento que ya oscurece, un halo azul te acoge. Te has ido.  Has desaparecido en la serenidad del firmamento, tras esas nubes que anuncian tormento. Un resplandor se hace en un punto del cielo y me da la gana de pensar que se trata de ti. Sí, de ti, ave en el espacio en busca de otros mundos. Te has hartado.  Te has cansado y ahora vuelas y vuelas en la paz de otra vida, de otras órbitas paralelas y distantes a este globo. Mi globo…como se desinfla, como cae en los sótanos de la desesperanza, de la desesperación. Gritemos…sí, gritemos a los soles venideros que al alba son canto de la paz, de la justicia enarbolada en los corazones. Adiós amiga mía. No. No habrá llantos, miraré el universo y extenderé mis recuerdos en ti. Dichosos momentos de aquellos años…sí, aquellos años cuando los rostros radiaban calma.




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