Vamos, las batallas han acabado. Nos hemos sumergido en un
ambiente pacífico donde las gaviotas se alzan en la marea revuelta. Vamos, no
tengas miedo. Gratificante es el obrar con las manos unidas, manos agazapadas
en la sangre del ayer. Sí, olvidemos. Volvámonos en escribir otra leyenda
hundida en las pantanosas orillas de la nada. Clausuremos las miradas muertas,
el frío de este invierno. Ven, ya estoy aquí, a la sombra de elefantes lejanos
a cementerios anónimos. Ya sé, me dices del delirio de mis sentidos pero creo
que ya está bien, demos una oportunidad, un sueño a las desvalidas siluetas en
el negror de la helada. Me duelen mis dedos, se me duermen pero aquí sigo en
este deleitarme con el avance de notas infinitas en la cúspide de la paz. Vamos
mujer, hombre colisionemos nuestras alas en el arco de colores que ascenderemos
hasta ese amplio jardín estructurado en la construcción de energías positivas.
Un cielo cobrizo reina hoy tras mi ventana, me asomo y te llamo…ven, ven con
esa sonrisa emotiva del termino de todo haz maléfico cicatriz de los cimientos
de nuestro tiempo pasado. Mira, mira….yeguas parlantes anuncian el verdor de
praderas cenizas. Nacen otra vez de la desmemoria, de los candados prietos al
ayer. Qué no, qué no…dejemos la venganza es insípida, de mal aliento, de
retorcidos idiotas en el rumbo de la vida. Vamos, ya todo ha acabado.
Descansemos…
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