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Quietud,
así se puede decir después de la jornada anterior. María erige sus pisadas de
nuevo al hospital. María se traslada en un deseo ferviente de alguna noticia.
María deja que la gelidez de la estación invernal la acoja. María pregunta por
la enfermera. María se encuentra cara a cara con ella. La enfermera al verla no
la reconoce, solo cuando sus palabras le preguntan. En un instante los ojos de
cada una se entremezcla en una visión del ayer, en una memoria que las hace
temblar. María espera algo, ya no sabe el qué, algún indicio en su mirada. La
enfermera sabe quién es y sin más le dice que espere, que tiene que hacer
algunas llamadas. María y la enfermera se despiden. La enfermera con lo lento
de sus piernas parecen que le han echado hormigón sobre sus hombros, sobre su
cabeza. Pero la enfermera despierta, siempre se ha acordado de su caso, único
en la clínica. La enfermera en la conversación que han tenido la ha dispuesto a
fiarse de ella. La enfermera se quiere informar y le dará alguna noticia. La
enfermera sigue en su labor. María se ha quedado con un suave aroma a
tranquilidad, confía en ella. María sigue su ruta con otra mirada. De nuevo la
ciudad se menea al son de los movimientos sísmicos. María mira el horizonte,
allí, donde una humareda alienta el vértigo. María piensa que no pasará nada,
que es algo normal. Está lejos, muy lejos ese volcán que infunde las tinieblas en
las gentes. Será un río de lava que correrá hacía el océano. María aparta sus
ojos de lo que está sucediendo sin prestarle importancia y se afinca en su
hijo. María ha sido capaz y ello la fortaleza, la hace inmune a todos los
golpes del día a día. María presiente que el momento está cerca…tan cerca que
sus ojos se llenan de lágrimas. Ella ve el aspecto bueno de las personas, sus
actitudes y se reconforta ¡Uhmm María lo has logrado¡ Ya no eres un trasto de
usar y tirar , ahora eres humana, con capacidad de opinar, de hablar, de
decidir ¡Uhmm María, el sol de la tarde te da la bienvenida¡ Tendrás que tener
paciencia, pero todo viene, tu juicio es equilibrado, orientado a los propósitos
que te propongas ¡Uhmm María¡ Cada vez más próxima, cada vez más ella, cada vez
más independiente de las cadenas del pasado. Pues sí, así me gusta María ¡Uhmm
María¡ Ya sé que tienes ganas de cantar, de chillar bien alto pero te detienes,
cavilas en tu razón y una risa tonta te encuentra y tú la encuentras a ella
¡Qué más da María¡ la alegría no es mala, no atenta contra ti. Y María va al parque,
y María se sienta en su banco de madera donde el sol vivo calienta más. María
en la distancia observa como escupe ese nuevo cráter y siente que la naturaleza
es bella. Pero María se para, y no cree
que este mundo se invierta, que la vida de una multitud de especies se
desvanezca por el martillazo descomunal de nuestras manos. Y María se queda en
que eso es así, muerte y vida, vida y muerte están en conjunción, unidas en el
ritmo diario que toma la tierra...CONTINUARÁ
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