1
Una habitación. Una cama. Dos mujeres
de espaldas y la noche larga de un invierno.
Ella 1:
La noche llega tempestuosa a la vez
hermosa, tú, ahí. Sumérgete en mi corazón en el oleaje del amor con las ciegas
calles de las calles. Afuera llueve, la nada engendra una costa que hemos de
alcanzar, la que debemos huir para que las fuerzas del mal no nos engulla en
sus colmillos gélidos. Ven querida mía, nuestros cuerpos danzan al son de
nuestro sudor aunque afuera, hace frío. El invierno es a veces voraz, otras,
monótono viento del norte rajando nuestros ojos. Nos miramos querida y siento
el auge de mi pecho sobre cumbres inalcanzables ¿Sabes? Te quiero y ello lo
temo. Un cierto temblor penetra en mi vientre, me produce dolor, una angustia
sobre nuestro despertar ¿Lo habrá…? Mi alma se apena y tengo miedo…mucho miedo
a que tengamos que abandonarnos ,tú no sé dónde y yo quién sabrá. Acércate
querida mía, no hagas caso a mis palabras. Mis ojos no te miran, escuchan
contra la ventana de la llovizna y me amarga sin querer estarlo. Porqué estás,
sí, aquí ahora. Quedémonos en este hoy, en esta hora de la madrugada donde todo
calla, donde todo se cuaja en el silencio. Solo, nuestros cuerpos se mecen en
la caricia, en el beso.
Ella 2:
Tú aliento es tatuaje en mi cuello.
Un cuello donde tus yemas rozan tiernamente, con la suavidad del terciopelo.
Nos iremos lejos. Sí, muy lejos. Donde él no tenga cabida en nuestro
pensamiento, en nuestra memoria. Como aves del paraíso unificaremos nuestro
amor y nos marcharemos. Aquí ya no nada que hacer. Otro país, otro mundo donde
la mirada sea descuidada hacia nosotras. Sí, yo también te quiero y el
desasosiego no impera en mí ¿Por qué ha de estar presente? Mírame , estamos
aquí, ahora, nosotras dos. No hay más, el se ha ido a trabajar y no vendrá
hasta muy tarde, cuando los primeros rayos solares aparezcan, entonces,
habremos huido. Nada nos detiene solo la pesadez de nuestro cavilar, de tu
pesar ¿Te cuesta tanto dejarlo? No vale la pena, la nada entre él y tu ronda
como devorador veneno. Vamos.
Espíritu:
Iros. Iros antes de que el alba toque
a la puerta.
Iros. Iros antes que los gritos
retuerzan vuestras gargantas.
Iros. Iros antes de que las lágrimas
esculpan vuestros ojos.
Iros. Iros antes de las miradas raje
ese puente de alegría.
Iros. Iros antes de que la guerra
ronde vuestras sienes.
Iros. Iros antes de la llegada de pozos
negros a vuestro amor.
Ella 1:
Soy valiente. Repite conmigo
compañera “ Soy valiente”.
Ella 2:
No tenemos que decir nada amiga. Solo
marcharnos de este lugar a no sé dónde. Los pájaros de acero sabrán. El
aeropuerto no está lejos. Ánimo amiga, volemos sobre los mares de lo
desconocido, del misterio. Conservemos este amor, no sé por cuánto tiempo pero
ya la vida dirá, marcará como este querer nuestro será de extenso. A lo mejor
hasta nuestra muerte, que así sea. Repite conmigo amiga “Que así sea”.
Ella 1:
Soy valiente y que así sea. Vamos, el
volverá y nos encontrará ¿Cuál será su expresión? ¿cómo actuará? No, no quiero
verlo. Soy valiente y que así sea. Vamos compañera, vamos querida…
2
Las calles. Un hombre solo. Una lluvia espesa. Un amanecer que viene.
Espíritu:
Lejos.
Estás lejos del amor.
Lejos. Estás lejos de la animada
caricia.
Lejos. Estás lejos de su
sensibilidad.
Lejos. Estás lejos del amor.
Camina hombre del hoy, la mañana es
tu guía. Te apresa en un amanecer envuelto en brumas donde el eco de la nada
tizna tus manos ¡tus manos¡ Solas cuando llegues a tu destino y el vacío
de las paredes de tu casa te llenen de amargura o quizás no. Serás libre para
el encuentro de tu vida.
Lejos. Estás lejos del amor.
Lejos. Estás ausente en sus ojos.
Lejos. Estás insonoro a su
conversación
Lejos. Estás lejos del amor.
El:
Cansado. Mis espaldas dolidas tras horas y horas de una noche pesada.
Retorno bajo mi techo donde ella…¿ella estará? No lo sé solo veo sombras ante
mis pisadas cada vez más retraídas. Solo siento un silencio que me llevará a la
verdad, la verdad de este amor ¿Poseo amor por ella? Lo incierto me lleva a
acantilados donde se estrangulan mis sueños. No, no me quiere, lo supe desde el
primer día. Nefasto abandono de los años perdidos. Sí, muchas estaciones han
pasado y aún así. Preferiría no verla aunque, la aprecio. Un cariño verdadero
de todo lo que hemos vivido, lo bueno o lo malo. Me detengo. Estoy empapado, me
es igual. Tomaré algo antes de llegar en el bar de la esquina. Esa esquina
donde se divisa la puerta del adiós ¿Quién será? ¿Quién será? A quien ella ama ¡Ella¡
extraña. Una extrañeza que me atrae. No
sé pero presiento que esto es el final. Ella , mi extraña, se irá ¿Quién será?
¿Quién será? Me es indiferente con tal ver la sonrisa de la pasión, del querer
que hace cimbrar el estómago. La lluvia no cesa. Ella, mi extraña…mi querida
extraña.
Espíritu:
Y se va con ese querer grande.
Y se va con ese amor apasionante.
Y se va con ese arco iris planeando
en sus sentidos.
No te enojes hombre. No te apenes.
Las fuerzas del mañana marcarán tus pasos.
Y se va con ese querer grande.
Y se va con los latidos del alba.
Y se va con esa afinada atracción.
La penumbra es pozo que te
desconcierta. Pero, ¿acaso no lo sabías? No hay vuelta atrás sino continuar con
el largo sonido de la lluvia de invierno.
Un bar. La lluvia que no cesa. Un hombre solo y el despertar del día.
Espíritu:
No. No es solución ¡Oh el alcohol no
hace valientes solo hace aguda la frustración¡
Qué se aviven las hogueras de la
existencia.
Qué se aviven la danza de la jornada.
Qué se aviven los sueños nacidos
después de la oscuridad.
Qué se aviven las tranquilas aguas de
las mareas.
Qué se aviven los senderos de la luz.
¡La vida¡
¡La vida¡
Ahí está….
3
El crepúsculo del día. Las amantes.
Ella1:
Ya clarea ¿qué hacemos querida? Hoy
el día se presentado pesado, marrón. El no ha llegado. Dime ¿qué hacemos
querida? ¿Te vas?
Ella2:
No. No me iré sino tú no vas conmigo.
Nos iremos las dos, si tú quieres. Esta situación ya no es deseable en mi
pecho. Vienes o me iré para siempre. No podemos seguir así. Tras un telón que
algún día despertará ¿nos vamos? No necesitamos nada, solo, el movimiento de
nuestros cuerpos en la lejanía de esta ciudad. Nos iremos a otra, no sé dónde,
ya miraremos.
Ella1:
La duda me ahoga. Te miro y el deseo
se transforma en veredicto. Me voy contigo. Sí, nos vamos. Rápido…rápido antes
de que llegue. No quiero verlo más. El remordimiento de todos estos años de
engaño puede que desgarre mi entereza y me sienta caer. Sí, nos vamos.
Rápido…rápido…
Espíritu:
Invocan la huída.
Invocan el temblor de sus piernas.
Invocan al amor.
Invocan la libertad.
Invocan esferas donde el gemido es
inexistencia.
Se van con sus manos al unísono del
despertar de la mañana.
Una estación. La lluvia ha cesado pero las cenizas de su rastro aun
están.
Ella1:
Estamos aquí, ya no hay vuelta atrás.
Nos iremos hasta el aeropuerto y después dónde...da igual. No me importa con
tal estar contigo, unidas en el fuego de las emociones, de la verticalidad de
nuestros pasos.
Ella2:
Subamos al tren, el viaje es largo.
En unas horas estaremos bajo las alas del pájaro metálico. Hace frío, mucho frío…No
tengas miedo, todo saldrá bien, depende de la dirección que demos a nuestros
pensamiento. Piensa en arboledas verdes, muy verdes que nos dará aliento. Dame
la mano amiga, nos vamos.
Espíritu:
Avanza por los raíles de invierno.
Avanza bajo la tormenta de paisajes
inanimados.
Avanza bajo la pasión de sus ojos.
Avanza bajo inclemencia de lo
abandonado.
Mujeres libres, con la esperanza de
un arco de colores brindando en la sensatez. Mujeres libres, con sus espaldas
abarrotadas de penas por lo dejado.
¡Ellas¡
¡Ellas¡
Ellas y el amor.
4
La casa. La mañana. Sin más el sol da
un pequeño salto a las vidas por un pequeño instante de tiempo.
El:
Aquí está…aquí está la carta de ella.
Ya se ha ido. Se ha desvanecido entre las sombras fantasmagóricas de todos
estos años. Estaba ciego. Estaba sordo. Estaba mudo, consumido en su ser, en su
olor ¡Uhmm..su olor¡ aun acechan en estas paredes de esta casa donde me muevo
lento…muy lento. La embriaguez extermina mi razón y siento ganas de llorar.
Pero no, no lloraré, no penaré. La verdad hay que mirarla cara a cara
acarreando cada una de sus consecuencias. Todo se tambalea a mí alrededor, será
el alcohol, he bebido demasiado. Me sentaré y leeré su adiós, esa despedida.
Espíritu:
Se entrega a la última carta.
Se entrega a la última mentira.
Se entrega al sueño de la fatiga.
Se entrega a la dejadez.
Se entrega a la nada.
El:
Siento voces en mi interior. Es el
recuerdo de ella. Sí, de ella, de esa pequeña extrañeza en mi vida. Y no sé por
qué me gustaba su rareza. Hablando con mis amigos notaba la falta de ella, esa
inclinación de sus ojos a no sé donde cuando de ojos a ojos intentaba buscarla.
Todo ha sido inútil. Ella tiene otras preferencias y las respeto por el
aprecio, por el cariño que le tengo. Solo a ella, a otras no. Las demás me dan asco pero ella, la quiero
como una amiga, como una hermana. Este ha sido el juego de las estaciones que
han pasado y pasarán. Otra forma de
amar. Estoy en el siglo XXI y he de aceptarlo quiera o no. Ahora es libre,
antes, yo era su prisión. Todo lo entiendo a medida que esta carta avanza ante
mis ojos agotados. Me pongo las gafas, huelo el papel y ella está todavía
presente. Se ha ido con su amor, con su pareja que no se desde cuando está con
ella. Yo solo, me estremezco, algún día tenía que ocurrir. Dejo este papel por
un momento y me enfrento a mi borrachera. Intento levantarme pero de nuevo
caigo en este sillón, solo. Dormiré un poco antes de hacer la compra, la noche
ha sido dura.
Espíritu:
Duerme hombre de los deseos perdidos.
Duerme hombre del amor prohibido.
Duerme hombre de sueños invertidos.
Duerme hombre, descansa bajo el
abrigo de las sábanas.
Ellas te dirán de tu mañana.
Ellas te escucharán de tu hoy.
Ellas te visitarán en el temblor de
tus manos, de tus piernas.
Duerme hombre de los deseos perdidos.
Duerme hombre del amor perdido.
Duerme hombre de sueños invertidos.
Duerme…
El:
De golpe despierto. Siento un poco de
mareo. Limpiaré profundamente la casa. Parece que ha granizado a lo largo de la
mañana. Ahí, la carta. Yo aislado. No quiero en principio hasta que las horas
me equilibren tropezarme con nadie. No, no saludaré. Saldré con mis gafas
oscuras aunque la atmósfera esté abatida de un día frío, penumbroso. Intento levantarme y bien….pondré algo de
música mientras me ducho y aseo esta casa, no quiero su aroma pero la memoria
me lo trae. Tendré cuidado en no ser tragado por la angustia. La angustia de
verse solo. La música me reconforta, hace muros de hormigón que me alegran, me
relajan por instantes. Debo protegerme de las mentiras, de la hipocresía, de
esta obsesión de este mundo por la victoria pises a quien pises. No, ella no es
así. Me siento algo culpable. No extendí esa confianza tranquila para que ella
lo dijera. Ahora, no hay vuelta, se ha ido.
Espíritu:
No la verás jamás.
Culpa de las sombras.
Culpa de esta atmósfera.
Culpa de rostros desfigurado ante el
amor contrario.
Culpa de senderos ausentes en nuestra
razón.
No la verás jamás.
Confinado en el abatimiento surgirás
como ave que toma el sentido a otros afectos que latirán al unísono de tu
corazón…de tu corazón.
No la verás jamás.
Fin
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