viernes, octubre 18, 2019

LA AMANTE


1
Una habitación. Una cama. Dos mujeres de espaldas y la noche larga de un invierno.

Ella 1:
La noche llega tempestuosa a la vez hermosa, tú, ahí. Sumérgete en mi corazón en el oleaje del amor con las ciegas calles de las calles. Afuera llueve, la nada engendra una costa que hemos de alcanzar, la que debemos huir para que las fuerzas del mal no nos engulla en sus colmillos gélidos. Ven querida mía, nuestros cuerpos danzan al son de nuestro sudor aunque afuera, hace frío. El invierno es a veces voraz, otras, monótono viento del norte rajando nuestros ojos. Nos miramos querida y siento el auge de mi pecho sobre cumbres inalcanzables ¿Sabes? Te quiero y ello lo temo. Un cierto temblor penetra en mi vientre, me produce dolor, una angustia sobre nuestro despertar ¿Lo habrá…? Mi alma se apena y tengo miedo…mucho miedo a que tengamos que abandonarnos ,tú no sé dónde y yo quién sabrá. Acércate querida mía, no hagas caso a mis palabras. Mis ojos no te miran, escuchan contra la ventana de la llovizna y me amarga sin querer estarlo. Porqué estás, sí, aquí ahora. Quedémonos en este hoy, en esta hora de la madrugada donde todo calla, donde todo se cuaja en el silencio. Solo, nuestros cuerpos se mecen en la caricia, en el beso.

Ella 2:
Tú aliento es tatuaje en mi cuello. Un cuello donde tus yemas rozan tiernamente, con la suavidad del terciopelo. Nos iremos lejos. Sí, muy lejos. Donde él no tenga cabida en nuestro pensamiento, en nuestra memoria. Como aves del paraíso unificaremos nuestro amor y nos marcharemos. Aquí ya no nada que hacer. Otro país, otro mundo donde la mirada sea descuidada hacia nosotras. Sí, yo también te quiero y el desasosiego no impera en mí ¿Por qué ha de estar presente? Mírame , estamos aquí, ahora, nosotras dos. No hay más, el se ha ido a trabajar y no vendrá hasta muy tarde, cuando los primeros rayos solares aparezcan, entonces, habremos huido. Nada nos detiene solo la pesadez de nuestro cavilar, de tu pesar ¿Te cuesta tanto dejarlo? No vale la pena, la nada entre él y tu ronda como devorador veneno. Vamos.
Espíritu:
Iros. Iros antes de que el alba toque a la puerta.
Iros. Iros antes que los gritos retuerzan vuestras gargantas.
Iros. Iros antes de que las lágrimas esculpan vuestros ojos.
Iros. Iros antes de las miradas raje ese puente de alegría.
Iros. Iros antes de que la guerra ronde vuestras sienes.
Iros. Iros antes de la llegada de pozos negros a vuestro amor.

Ella 1:
Soy valiente. Repite conmigo compañera “ Soy valiente”.
Ella 2:
No tenemos que decir nada amiga. Solo marcharnos de este lugar a no sé dónde. Los pájaros de acero sabrán. El aeropuerto no está lejos. Ánimo amiga, volemos sobre los mares de lo desconocido, del misterio. Conservemos este amor, no sé por cuánto tiempo pero ya la vida dirá, marcará como este querer nuestro será de extenso. A lo mejor hasta nuestra muerte, que así sea. Repite conmigo amiga “Que así sea”.
Ella 1:
Soy valiente y que así sea. Vamos, el volverá y nos encontrará ¿Cuál será su expresión? ¿cómo actuará? No, no quiero verlo. Soy valiente y que así sea. Vamos compañera, vamos querida…


2
Las calles. Un hombre solo. Una lluvia espesa. Un amanecer que viene.
Espíritu:
            Lejos. Estás lejos del amor.
Lejos. Estás lejos de la animada caricia.
Lejos. Estás lejos de su sensibilidad.
Lejos. Estás lejos del amor.
Camina hombre del hoy, la mañana es tu guía. Te apresa en un amanecer envuelto en brumas donde el eco de la nada tizna tus manos  ¡tus manos¡  Solas cuando llegues a tu destino y el vacío de las paredes de tu casa te llenen de amargura o quizás no. Serás libre para el encuentro de tu vida.
Lejos. Estás lejos del amor.
Lejos. Estás ausente en sus ojos.
Lejos. Estás insonoro a su conversación
Lejos. Estás lejos del amor.
El:
  Cansado. Mis espaldas dolidas tras horas y horas de una noche pesada. Retorno bajo mi techo donde ella…¿ella estará? No lo sé solo veo sombras ante mis pisadas cada vez más retraídas. Solo siento un silencio que me llevará a la verdad, la verdad de este amor ¿Poseo amor por ella? Lo incierto me lleva a acantilados donde se estrangulan mis sueños. No, no me quiere, lo supe desde el primer día. Nefasto abandono de los años perdidos. Sí, muchas estaciones han pasado y aún así. Preferiría no verla aunque, la aprecio. Un cariño verdadero de todo lo que hemos vivido, lo bueno o lo malo. Me detengo. Estoy empapado, me es igual. Tomaré algo antes de llegar en el bar de la esquina. Esa esquina donde se divisa la puerta del adiós ¿Quién será? ¿Quién será? A quien ella ama ¡Ella¡  extraña. Una extrañeza que me atrae. No sé pero presiento que esto es el final. Ella , mi extraña, se irá ¿Quién será? ¿Quién será? Me es indiferente con tal ver la sonrisa de la pasión, del querer que hace cimbrar el estómago. La lluvia no cesa. Ella, mi extraña…mi querida extraña.
Espíritu:
Y se va con ese querer grande.
Y se va con ese amor apasionante.
Y se va con ese arco iris planeando en sus sentidos.
No te enojes hombre. No te apenes. Las fuerzas del mañana marcarán tus pasos.
Y se va con ese querer grande.
Y se va con los latidos del alba.
Y se va con esa afinada atracción.
La penumbra es pozo que te desconcierta. Pero, ¿acaso no lo sabías? No hay vuelta atrás sino continuar con el largo sonido de la lluvia de invierno.

Un bar. La lluvia que no cesa. Un hombre solo y el despertar del día.
Espíritu:
No. No es solución ¡Oh el alcohol no hace valientes solo hace aguda la frustración¡
Qué se aviven las hogueras de la existencia.
Qué se aviven la danza de la jornada.
Qué se aviven los sueños nacidos después de la oscuridad.
Qué se aviven las tranquilas aguas de las mareas.
Qué se aviven los senderos de la luz.
¡La vida¡
¡La vida¡
Ahí está….


3
El crepúsculo del día. Las amantes.
Ella1:
Ya clarea ¿qué hacemos querida? Hoy el día se presentado pesado, marrón. El no ha llegado. Dime ¿qué hacemos querida?  ¿Te vas?
Ella2:
No. No me iré sino tú no vas conmigo. Nos iremos las dos, si tú quieres. Esta situación ya no es deseable en mi pecho. Vienes o me iré para siempre. No podemos seguir así. Tras un telón que algún día despertará ¿nos vamos? No necesitamos nada, solo, el movimiento de nuestros cuerpos en la lejanía de esta ciudad. Nos iremos a otra, no sé dónde, ya miraremos.
Ella1:
La duda me ahoga. Te miro y el deseo se transforma en veredicto. Me voy contigo. Sí, nos vamos. Rápido…rápido antes de que llegue. No quiero verlo más. El remordimiento de todos estos años de engaño puede que desgarre mi entereza y me sienta caer. Sí, nos vamos. Rápido…rápido…
Espíritu:
Invocan la huída.
Invocan el temblor de sus piernas.
Invocan al amor.
Invocan la libertad.
Invocan esferas donde el gemido es inexistencia.
Se van con sus manos al unísono del despertar de la mañana.

Una estación. La lluvia ha cesado pero las cenizas de su rastro aun están.
Ella1:
Estamos aquí, ya no hay vuelta atrás. Nos iremos hasta el aeropuerto y después dónde...da igual. No me importa con tal estar contigo, unidas en el fuego de las emociones, de la verticalidad de nuestros pasos.
Ella2:
Subamos al tren, el viaje es largo. En unas horas estaremos bajo las alas del pájaro metálico. Hace frío, mucho frío…No tengas miedo, todo saldrá bien, depende de la dirección que demos a nuestros pensamiento. Piensa en arboledas verdes, muy verdes que nos dará aliento. Dame la mano amiga, nos vamos.
Espíritu:
Avanza por los raíles de invierno.
Avanza bajo la tormenta de paisajes inanimados.
Avanza bajo la pasión de sus ojos.
Avanza bajo inclemencia de lo abandonado.
Mujeres libres, con la esperanza de un arco de colores brindando en la sensatez. Mujeres libres, con sus espaldas abarrotadas de penas por lo dejado.
¡Ellas¡
¡Ellas¡
Ellas y el amor.


4
La casa. La mañana. Sin más el sol da un pequeño salto a las vidas por un pequeño instante de tiempo.
El:
Aquí está…aquí está la carta de ella. Ya se ha ido. Se ha desvanecido entre las sombras fantasmagóricas de todos estos años. Estaba ciego. Estaba sordo. Estaba mudo, consumido en su ser, en su olor ¡Uhmm..su olor¡ aun acechan en estas paredes de esta casa donde me muevo lento…muy lento. La embriaguez extermina mi razón y siento ganas de llorar. Pero no, no lloraré, no penaré. La verdad hay que mirarla cara a cara acarreando cada una de sus consecuencias. Todo se tambalea a mí alrededor, será el alcohol, he bebido demasiado. Me sentaré y leeré su adiós, esa despedida.
Espíritu:
Se entrega a la última carta.
Se entrega a la última mentira.
Se entrega al sueño de la fatiga.
Se entrega a la dejadez.
Se entrega a la nada.
El:
Siento voces en mi interior. Es el recuerdo de ella. Sí, de ella, de esa pequeña extrañeza en mi vida. Y no sé por qué me gustaba su rareza. Hablando con mis amigos notaba la falta de ella, esa inclinación de sus ojos a no sé donde cuando de ojos a ojos intentaba buscarla. Todo ha sido inútil. Ella tiene otras preferencias y las respeto por el aprecio, por el cariño que le tengo. Solo a ella, a otras no.  Las demás me dan asco pero ella, la quiero como una amiga, como una hermana. Este ha sido el juego de las estaciones que han pasado y pasarán.  Otra forma de amar. Estoy en el siglo XXI y he de aceptarlo quiera o no. Ahora es libre, antes, yo era su prisión. Todo lo entiendo a medida que esta carta avanza ante mis ojos agotados. Me pongo las gafas, huelo el papel y ella está todavía presente. Se ha ido con su amor, con su pareja que no se desde cuando está con ella. Yo solo, me estremezco, algún día tenía que ocurrir. Dejo este papel por un momento y me enfrento a mi borrachera. Intento levantarme pero de nuevo caigo en este sillón, solo. Dormiré un poco antes de hacer la compra, la noche ha sido dura.
Espíritu:
Duerme hombre de los deseos perdidos.
Duerme hombre del amor prohibido.
Duerme hombre de sueños invertidos.
Duerme hombre, descansa bajo el abrigo de las sábanas.
Ellas te dirán de tu mañana.
Ellas te escucharán de tu hoy.
Ellas te visitarán en el temblor de tus manos, de tus piernas.
Duerme hombre de los deseos perdidos.
Duerme hombre del amor perdido.
Duerme hombre de sueños invertidos.
Duerme…
El:
De golpe despierto. Siento un poco de mareo. Limpiaré profundamente la casa. Parece que ha granizado a lo largo de la mañana. Ahí, la carta. Yo aislado. No quiero en principio hasta que las horas me equilibren tropezarme con nadie. No, no saludaré. Saldré con mis gafas oscuras aunque la atmósfera esté abatida de un día frío, penumbroso.  Intento levantarme y bien….pondré algo de música mientras me ducho y aseo esta casa, no quiero su aroma pero la memoria me lo trae. Tendré cuidado en no ser tragado por la angustia. La angustia de verse solo. La música me reconforta, hace muros de hormigón que me alegran, me relajan por instantes. Debo protegerme de las mentiras, de la hipocresía, de esta obsesión de este mundo por la victoria pises a quien pises. No, ella no es así. Me siento algo culpable. No extendí esa confianza tranquila para que ella lo dijera. Ahora, no hay vuelta, se ha ido.
Espíritu:
No la verás jamás.
Culpa de las sombras.
Culpa de esta atmósfera.
Culpa de rostros desfigurado ante el amor contrario.
Culpa de senderos ausentes en nuestra razón.
No la verás jamás.
Confinado en el abatimiento surgirás como ave que toma el sentido a otros afectos que latirán al unísono de tu corazón…de tu corazón.
No la verás jamás.
Fin






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