Los pájaros no cantan. Ven aquí. Sí, ven…despacito, con los ojos en la cima del resonar de los deseos. Los pájaros no cantan. Nubes cenizas a ras de tu espalda y tu paso lento en lo cotidiano. Los pájaros no cantan. Es verano y una llovizna febril deja tu cuerpo desnudo en una esquina donde los soles no existen. Los pájaros no cantan. El reloj en su tic-tac…tic-tac te dice del tiempo. No escuchas, conversas con tu reconditez donde el sueño fluye. Los pájaros no cantan. Una sensación rutinaria de la insonoridad de tus manos, de tus pechos caídos en el silencio. Los pájaros no cantan y vienes.
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