ESCENA 6
VOZ DE FONDO
La espera de la noche. De una noche sin alas de luna. De una noche donde las antorchas
vagaran en su chispear a través de la laurisilva sorteando su suelo húmedo, su
suelo embarrado , su suelo deslizante. Todos parten con la llama del temblor. Todo
es silencio. Todo es un conversar con la suave brisa que hace danzar el fuego.
La mirada vaga en la nada. Atravesado el
boscaje de laureles, los helechos
grandiosos llegan a los pinares. El sabor de su olor los enmudece, los detiene
por unos instantes. Al unísono respiran en el cavilar de sus razones. Las
antorchas se apagan. Las antorchas se callan y solos en la oscuridad. Una
lechuza sobrevuela en sus ojos desechos. Esperan que el nocturno sea más profundo
para adentrarse en las tierras de Amada ¡Ay Amada¡ Van a por Pablo.
GENTES DEL PUEBLO:
La oscuridad está presente.
La pena está presente. El remorder está presente. Una maldición jugará con nuestras vidas ¡ Oh Amada¡ perdona nuestras
pisadas en tus tierras. Perdona nuestro cuchillazo a tu paz. Perdona pero el
Dios grande nos obliga. Pablo será enterrado en el camposanto con una cruz de
hierro ¡ Oh Amada¡ Somos intrusos de tu dignidad. Perdona por la traición. Queremos
vivir tranquilos, que nuestros hijos crezcan, que nuestra cosecha sea rica. Nos
llevamos a tu esposo Amada.
VOZ DE FONDO:
Y se llevan al cuerpo.
Amada duerme con su vientre abultado. Amada gime entre sueños que la hacen
despertar. Y se llevan al cuerpo de callada manera. Y Amada corre escalofriante
a sus tierras, ahí donde cavó la fosa de Pablo. Se queda estática ante la noche
cerrada, ante un vientecillo que le trae su aroma. Cierra los ojos, se acaricia
su vientre y con el poder de sus oraciones Pablo le escucha. Pablo, muerto. Y
se han llevado el cuerpo. Y llegan a la aldea. Un sudor frío corre por sus
frentes, por sus piernas, por sus espaldas. Temen a Amada. Temen a su Dios. Lo
entierra en la orden del párroco. Levanta el crucifijo que tiene en su cuello y
lo beso. Ora para él . Ora para ellos. Y el cielo viene con la celeridad de una
noche de destemplada. Una tormenta se aproxima con la celeridad del grito de
Amada. Todos le dan la espalda al cura y vuelven temerosos a sus casas. Y la
tormenta ya está encima aromatizada con los despojos de la erupción. Y todo se
vuelve oscuro. Y todo se vuelve brumoso. Solo el cura. Cuando va a situar la
cruz de hierro la tumba está vacía, intacta.
PARROCO:
Misericordia ante los demonios
de esta tierra. He visto sus cuernos. He visto su maleficio ¡Dios¡ no me dejes
solo ante la adversidad portentosa y
maligna de esa mujer ¡Dios¡ suplico ante la derrota de lo bueno ante lo malo.
El infierno es presa de esa mujer. El infierno es presencia quemante ¡Aparta tu
lengua de mi¡ ¡Aparta tus garras de esta tierra santa¡ No Dios, no puede ser. Todos
huyen….todos huyen….
VOZ DE FONDO:
Amada invocando a las
almas idas. Amada velando a su esposo. Amada besando su frente. Amada queriéndolo.
Amada conversando con su muerte. Y Amada ¡Ah Amada¡ duerme junto a su tumba.
Qué no lo lleven…qué no se lo lleven. Las constelaciones la miran. Las
constelaciones le hablan. Las constelaciones la besan CONTINUARÁ
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