ESCENA 3
VOZ DE FONDO:
Quince años es el viaje de los inviernos pasados ante Amada. Corre
Amada ¡Corre Amada¡ para dar lumbre bajo
la sangre de la isla, bajo la sangre de un cráter. Y Amada corre y corre
acogida en la sombra de un drago para dar a luz a su hija. El dolor es intenso,
es rompiente sudoración fría que la insufla en un grito en un su soledad, en su
aislamiento ¡Corre Amada¡ corre Amada . Ahí la hija de tus entrañas. Y Amada
rajada por la fatiga, y Amada luchadora de las corrientes a su contra coge a la
niña y la pone en su pecho. Y la niña llora y la niña bebe de su pecho. Y ella
deja que gotas de la sangre del drago que le da sombra empapen sus labios. Y
Amada se levanta, eleva a su hija hasta sus ojos y sonríe.
AMADA:
Es la noche. Noche de luna. Noche de helada. Noche donde las yeguas
trepan en sus buenaventura. Bienvenida hija mía, bienvenida al mundo de los
humanos, de los vivos. Querida hija retornamos a nuestro techo. Pero no antes
decirte que eres hija de los vientos sonoros de este invierno. Que eres hija de
un buen destino. Crecerás a mi vera. Crecerás para luego cuando tus sentidos
despierten te vayas lejos….muy lejos ¡No hija¡ no quiero que sigas mi misma
vida ¡Oh drago de los deseos¡ Deseo todo su bien. Tu eres la señal. Que tu
sangre corra por sus venas y la lleve a lo más alto de su ser.
VOZ DE FONDO:
Amada ante la ventisca gélida que viene retorna a su cueva, con ella
su hija pegada a su pecho. Sus latidos son tambores que reproducen un estado de
bienestar, de alegría. Sola, con el silbo de un clima traicionero rompe el mar
de nubes. Con su danza particular penetra en su gruta. Deja a su hija dormida
sobre su cama y se queda mirándola como mira el nacer de cada nueva jornada.
Por su rostro caen lágrimas. Un cierta pena vaga en su corazón, su pulso se
vuelve apagado ¡Ay Amada¡ su memoria usa las malas costumbres de un ayer. De
estaciones atrás. Amada sale de su cueva. El invierno se hace fiero pero ella
en vertical, indomable planta un gajo de ese drago que vio la luz de su hija
¡No Amada¡ El ya no está. Ya no está Amada, se ha ido. Sin embargo, donde
quiera que esté el te abraza, te quiere. Y Amada llora, se confunde su pena y
la felicidad. Y Amada tiende sus ojos a la luna blanca, a la luna llena. El
rumor de aves nocturnas la acecha, la protegen ante cualquier intruso. Amada vuelve
a su cueva. Y su hija duerme plácidamente. Embelesa la recorre escenas en sus
pensamientos.
AMADA:
Que ninguna fuerza del mal te albergue hija querida, querida hija. Que
la nada no te haga ser pájaro sin alas. Qué el vacío no te distraiga en tu
canto, en ese largo recorrido de la vida ¡Ay pequeña mía¡ Se fiel a la fuente
de tu destino. Se fiel a los consejos de tu alma. Se fiel a la belleza de los
corazones ¡No te pierdas hija¡ no te pierdas…Busca hija…Busca y busca en tu
encuentro y no dejes de bailar en tu alegría de existir. El mundo es sencillo
hija, caminar sin ataduras pisando donde los soles aman a las lunas, donde las
lunas aman a los soles. Siempre erguida. Siempre con tus grandes sueños acogiéndote
en tus pasos. Nunca te rindas ¡Nunca¡ Todo lo dañino es herida hija, pienso
solo ello. Pero el mal se va, es cuestión de tiempo, es cuestión de los
pronunciamientos de nuestras cimas. Bajaras, subirás…subirás, bajaras hasta llegar
al equilibrio. Hija mía…querida hija te ofrezco a la vida. Yo algún día no
estaré aquí, yo algún día seré tierra. Te hablarán muchas cosas de mí pero,
hija, atiende a tus emociones, a tus creencias. Todo es una batalla que según como
se mire puede ser violenta o un campo de siemprevivas. Cuando las observes,
cuando las sientas verás la eternidad de nuestros actos, de nuestra construcción
en el paso de los años ¡El paso de los años…¡ Ahora vive, sé feliz.
VOZ DE FONDO:
Y la noche cabalga entre una luna que huye. Y la noche hace a Amada
caer en el letargo. Y la noche fría se calla. Y la noche las ampara en un largo
descanso.
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