Soy blanca. Soy negra. Soy mujer perdida en el desvarío de la mala mano, de la mano de alfileres ardientes clavando a cada secuencia de mi existencia. Soy blanca. Soy negra. Mi país está lejos o no muy lejos. Ahora con las tormentas bajo los efectos de cadenas ahogándome, rajando mi garganta vacía, muerta. Soy blanca. Soy negra. Cuerpo huido en los ojos obsesos al dolor, al despecho, al desprecio, al abismo. Soy blanca. Soy negra ¿Dónde está mi sonrisa? Eclipsada en los pozos de lodazales amarrando mi vertical. Fundida en los azotes de cada paso en las manos cuchillos, en las manos sangre, en las manos muerte. Soy blanca. Soy negra. Esclava de una atmósfera enrarecida por los colmillos viciosos, neutros a mis lágrimas. Y soy blanca. Y soy negra. Y soy tumba de flores irreconocibles de la vida. No , no escucho el sonido del brisa. No, no escucho al sol. No, no escucho las calles. Soy blanca. Soy negra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario