miércoles, julio 07, 2021

LA VENTANA DE ENFRENTE

 


La ventana de enfrente. Una ventana donde las luces apagadas de la tarde trae un cuerpo semidesnudo en su sombra. Observo y con mis ojos sumisos a la brisa de este verano desapacible indago de quien se trata. La ventana de enfrente. Perfil de mujer de senos caídos, de vientre estrangulado por la vejez. Converso con la reconditez de mis sentidos y la bruma se aposenta bajo su techo.  Una mujer. Una decadencia.  La ventana de enfrente…ganas de salir del temor y preguntarle ¿Cómo estás? Hola. La ventana de enfrente…uhm, suspiro de tristeza, suspiro de impotencia y ante mí se cierne esta ciudad. Ella ignora que existen alas protectoras ante el silencio, ante la soledad. La ventana de enfrente. Una ventana que me trae rasgaduras del desahucio cuando la vejez asoma, cuando nuestra verticalidad es tumba venidera. Cierro los ojos , corro la cortina ¡No¡ no quiero ver ese cuerpo vagar en el agotamiento, en el aislamiento.  La ventana de enfrente, me asomo de  nuevo cuando la noche atiza con su humedad a la fragilidad de mis huesos.  Todo se apaga, todo se muere y ese callar de las estrellas.  Un perro ladra solo, soledad. Solo , los pasos perdidos de las estaciones. Miro mis manos, mis manos de plumas disecadas, de lágrimas inexistentes. Un sudor frío se inmiscuye en mi entereza…la ventana de enfrente, el destino de los amores evaporados en los caminos desorientados de la existencia. Enciendo luces, quiero vida, quiero que el calor se unte en mis sienes. La ventana de enfrente, la despedida de nuestros días.

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