sábado, marzo 12, 2022

TENGO SED...

 









No. No somos forasteros cuando las luces de un invierno acabado replican dolor, desgracias, llantos en el tremor de las piernas, de los brazos, de los labios, de los ojos. No. No somos extraños cuando una la gélida venida de la nada nos acoge, en su regazo tortuoso, en su regazo de exterminio, en su regazo de lunas inexistentes. Somos hijos de la madre tierra. La tierra, planeta microscópico en este universo en la extensión de una de sus alas, de libertad, de pacíficas sinfonías cantando a la vida. Ahora, apartados, indefensos nos depositan donde las batallas son infinitas, donde el desgarro de un grito es ciego a este mundo. Nada es nuevo, todo se repite, un ciclo con cierto ritmo de los siglos y los siglos que sigilosamente atraviesan nuestra garganta, nuestra garganta muerta. No. No somos los únicos, una infinita guerra por ideas enrarecidas, delirantes, son testigo de fosas comunes, de anónimas huidas donde el agua se deja correr y se puede beber. Sed. Tengo sed, las tumbas sin sentido que pueblan esta atmósfera es cada vez más asombrosa en lo grotesco, en lo que somos. No hay guerras justificadas, no hay injusticias que se puedan explicar. El abuso …sed. Tengo sed y bebo, bebo por la paz, por la igualdad de humanidad. Aquí, allá..me es igual ¡No¡ Todos tenemos un derecho digno en el transcurso de la existencia en este planeta, el planeta tierra. Miremos más allá de un firmamento estrellado, más allá donde la luna y el sol nos depositan su confianza. Miremos y dejemos de decapitar la vida de los inocentes. No. No somos forasteros , somos hijos de esta esfera, hijos de las mareas, hijos de la tierra. Y tu hermana mía, recoge tu muñeca azul…tu muñeca azul de trapo. Nos vamos. Nos vamos donde los ojos de pozos no nos señales. Sed. Tengo sed, una sed recorriendo mis arterias hasta detenerse en cada pulso de la huía. No, no te preocupes hermana de la muñeca azul, tu muñeca azul de trapo, ya conseguiremos otra, cuando lleguemos…No. Tengo sed.

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