jueves, agosto 26, 2010

Ensueño...(relato)

La panza de burro se borra cuando agosto avanza por esa carretera ya angosta del verano. Un astro rey fuente de rayos ardientes aprieta sobre los cuerpos que avanzan por las aceras, por las callejuelas de esta maravillosa ciudad. Respirar del aroma de una Triana que se engrandece a medida que las horas corren. Ahí, en una tarde se halla el violinista que después de dar sus latidos en la profunda Vegueta cuando la jornada despierta y se estira ahora es notas que perfuma esa Triana con sus variopintos comercios. Ahí, está ella. Camina plasmando cada amargura anónima a la atmosfera que le rodea en lo vasto de esa larga calle. Se detiene frente al violinista y unas monedas que lleva en su bolsillo vuelan hasta repicar en ese estuche donde él guarda toda la emoción que aguarda su música. Por un rato se queda allí, sus párpados capturados por la censura a lo que le rodea deja que solo fluya la música. Un estado de embriaguez la transporta su corazón. Siente como su pulso es armónico y equilibrado, que sus fisuras son soldadas por una emoción difícil de conseguir cuando el firmamento se tiñe de esas perlas del universo. Se aleja de la tibieza de esas cuerdas, sigue andando. La noche la ampara, la recoge cuando la plateada es ahora sonata de sus ojos. Se aproxima al teatro y de ahí con el océano cerca suspira al viento, al viento…Todo acabó. ¡Sí¡, otra vez bajo su techo y somnolienta será espera de un teléfono muerto, será ese vaivén de ilusiones y deseos mezcolanza de la soledad y el ensueño y el ensueño…

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