Buenos noches, te digo
Te agarras a mí
Con tus huellas eviternas
Cuando la luna recibe la llamada
De la huída.
Vienes con tu peculiar silbido
Que estremece mis sentidos
En un rubor conquistado por las olas, las olas.
Sí, te echo de menos.
Desde aquí
Desde esta lejana colina
Por donde bajan mi ser
Con la condición de encontrarte,
De albergarte bajo cometas
Que absorben el serpentear de tu esencia.
No creas, aun te conservo.
Ese aroma….
Esa mirada…
Ese andar que me nutre de esperanzas
De que tal vez, quizás algún día
Vengas a mí y seas beso que vuela
Entorno a mis labios, a mi piel.
Buenas noches, digo
Ya vez que te recuerdo
A cada instante que tu voz
Cada fragmento de mí
Frente un espejo donde el reflejo de mi desnudez
Escapa un suspiro, una lenta respiración
Que me confía a ti, a ti…
¡Tú¡
Cuyo nombre es intacto en los secretos del tiempo
¿Dónde andas?
No se, me desorientas tanto
Que los árboles de la lluvia
Ya son eco de tu sombra.
Sombra negra.
Sombra de cipreses.
Sombra de amor.
¡Ay¡ y caigo y caigo.
Buenas noches
Avanzo con la pena sobre mis espaldas
Penas que excavan la más profunda fosa
Donde mis alas ensangrentadas
Pierden su orientación.
¡Ven¡ ¡Ven¡
Ven a mí con tus gaitas, tambores y chácaras
Para danzar con la oscuridad
En una hoguera donde los cuerpos
Se alargan acompasados por el sudor, por los besos.
Y buenas noches amor mío
Tierras lejanas nos ausenta,
Tierras donde las margaritas
Pierden sus pétalos a medida
Que las estaciones pasan y pasan…
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